Los días de trabajo en que como en casa me puedo permitir una pequeña siestecita, con despertador, mientras suena el telediario. De tal forma que mis sueños, tan reales, se contaminan de la actualidad informativa, y así aparezco agotado cuando suena la alarma.
He aprovechado ese tiempo de descanso para excavar túneles enormes para reconducir las aguas torrenciales y evitar que otra DANA se lleve por delante a los pueblos valencianos, me he dedicado a destruir drones rusos con un tirachinas mastodóntico o he viajado a Gaza para preparar grandes potajes a chavales desesperados.
El sonido del teléfono me recuerda, sin piedad, que no he hecho nada más que dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario