De las que más me gustan, de esas donde no hay compromiso, sino muchas ganas de ir.
Allí me encontré con un antiguo compañero de trabajo al que aprecio muchísimo. Nos pusimos al día, nos presentamos a nuestros amigos, echamos un buen rato.
Al día siguiente, me envió un mensaje que justificaba la boda en sí:
'¡Qué bien lo pasamos ayer, Salva, a ver si nos vemos más!, me encantan los momentos contigo, me divierten pero a la vez me dan paz...'
Hay instantes en que a uno se le derrite el corazón.
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