Lo que ha ocurrido con las mamografías en la sanidad andaluza ha roto muchas certidumbres y algo más profundo: la tranquilidad de creer que el sistema velaba por nosotros.
¿Nadie en toda la estructura jerárquica se planteó que no se estaba informando a las mujeres con pronósticos dudosos?
Ya todos dudaremos de nuestros cribados, de futuros diagnósticos, de plazos que sospecharemos que no son los que merecemos.
Soy un convencido defensor de la sanidad pública, pero en las dos situaciones graves a las que me he enfrentado en los últimos años he tenido que tirar de familiares y amigos para poder acelerar intervenciones en las que se me iba la vida. No quiero pensar qué habría pasado de haber tenido que esperar a que me llamasen.
Hace año y medio que espero que me citen para un TAC.
De nuestros dirigentes esperamos, al menos, que respeten nuestra dignidad.
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