jueves, octubre 30, 2025
Merengue
Sillón
Para mí la felicidad son las mañanas de sábado sentado en mi sillón del piso del Algarve componiendo historias, con el pie de Fran buscando caricias de mis manos.
Ese placer del tiempo detenido, de no necesitar nada, de congraciarse con uno mismo.
El mayor grado de madurez de un ser humano radica en no conocer el aburrimiento, en saber sacarle partido a esos grandes ratos en los que el mundo no nos demanda nada.
Siento que mientras nuestro bienestar mental venga dado por rutinas que no se miden en dinero, estamos salvados.
domingo, octubre 26, 2025
Llorar
Barcelona
Guapo
Familias
jueves, octubre 23, 2025
Timbrazo
Concentradísimo en mi trabajo, sonó el timbre del portal. No una, ni dos, sino cinco veces y durante largo tiempo.
Llegué al telefonillo con toda la rabia que surge cuando ataca la mala educación. Y con la frase de cabreo bien preparada.
—¿Quién es? —pregunté.
Entonces escuché la voz de una anciana, medio asfixiada, preguntando por un tal Antonio.
La ira se me fue a los pies.
—En mi piso no vive, señora, pero le abro.
Nunca podemos asegurar con quién vamos a tropezar.
miércoles, octubre 22, 2025
Speech
Pablo
martes, octubre 21, 2025
Vacío
sábado, octubre 18, 2025
Libertad
A veces me planteo qué grado de libertad tiene una persona para no estar todo el día malhumorado.
Cuánto de su malhumor no ha nacido con él.
Ocurre, al revés, cuando alguien alaba determinada cualidad en mí, ¿hasta qué punto tengo mérito yo y no me venía dado?
Mi esperanza es que haya mucho de nosotros en ser quienes somos, aunque tengo medianamente claro que no todos nacemos con las mismas herramientas para construir un proyecto de vida sano.
Es fácil decir que alguien es un amargado, sin molestarnos en averiguar qué hay de irreversible en su amargura.
Culito
Vivienda
miércoles, octubre 15, 2025
Narcolanchas
María Dolores Pradera
De adolescente me refugié mucho en la música.
Conseguí que mis padres me regalaran un tocadiscos casi de juguete y empecé a coleccionar vinilos de Mecano, Tracy Chapman o Everything But The Girl.
Al ser un chaval muy metido para dentro, pasaba muchas noches de sábado con mis padres viendo esos programas musicales donde siempre, antes o después, aparecía María Dolores Pradera.
—Otra vez la pesada esta —protestaba yo, ansioso por escuchar a mis grupos preferidos.
El otro día, conduciendo de vuelta desde Conil, la pusieron en la radio. Una canción preciosa, y de golpe, con cuarenta años de retraso, sentí remordimiento por mis comentarios de entonces.
¡Me puse hasta colorado!
Felicia
—Eres la primera persona que se dirige a mí con buen humor en todo lo que va de mañana —me dijo Felicia, una compañera rumana, cuando empezamos nuestra videoconferencia.
De inmediato miré la hora en el ordenador, las 12:15 del mediodía. Comenzando la jornada a las 7:00 y siendo una hora menos en su país, esa mujer llevaba soportando malos humos durante más de seis horas.
Las empresas no son conscientes de lo productivo que uno se vuelve cuando el personal trabaja con espíritu colaborativo hacia los demás. Se concentran en resultados que se miden en euros, cuando el rendimiento habría que medirlo por el sentimiento de bienestar laboral, fácil de medir a partir de encuestas.
Una compañía que tenga bien estructurada su línea de negocio debe preocuparse ante todo por asegurar un entorno de respeto y colaboración, clave primera y última para conseguir grandes metas.
Los caracuernos son el veneno de cualquier organización.
martes, octubre 14, 2025
Molestar
—A mí no me molestas nunca.
Es un recurso al que suelo acudir cuando alguien me interrumpe en el trabajo. Una manera elegante de evitar las disculpas e ir al grano de lo que se me quiera consultar.
A la gente que no me conoce suele descolocarle, pero está dicho con espíritu sincero, cuando llegan a mí con la manida frase de 'perdona que te moleste, Salva'.
Cuando uno trabaja en equipo debe comprender que la solidaridad es una de las bases de una empresa, sea del tamaño que sea.
Lo preocupante es cuando el aguafiestas que me tiene hasta el gorro viene de nuevo a mí.
—Salva, disculpa si te incordio una vez más.
—¿Qué (diantres) quieres?
lunes, octubre 13, 2025
Prensa
Confianza
viernes, octubre 10, 2025
Pulgar
Recuerdo el pulgar de mi madre. Muy pequeño.
En una mujer esbelta como era ella, sorprendía esa peculiaridad que mi hermana Mónica heredó . Cuando, sin querer, observo a mi hermana comer y se me van los ojos a sus manos, vuelve como una explosión el recuerdo de mi madre.
Si su dedo sobrevivió en su hija, cuánto más y más profundo no habrá de ella en nosotros.
jueves, octubre 09, 2025
Claret
Sé que muchos de mis amiguillos de entonces estuvieron allí en su salsa, pero a mí no me vino nada bien estudiar en el Claret, un colegio de curas de mucho renombre en Sevilla.
No tanto por la calidad de la enseñanza, sino porque a mí me hubiera venido mucho mejor un ambiente más acorde con el espíritu de apertura de la transición y no un centro tan poco dado a abrir la mente con ideas venidas de fuera. Recuerdo a mis compañeros celebrar el golpe de Tejero y abominar de la llegada al poder de la izquierda. Pero no solo eso, era un ambiente hostil para un chaval que comenzaba a entender su homosexualidad, que sufría la enfermedad grave de una madre, que dudaba de su fe.
Cuando anuncié que no haría la confirmación me apartaron como a un apestado. En los tiempos reservados a prepararla, horas lectivas, me expulsaban al patio, pese a ser uno de los alumnos más brillantes de mi curso.
Fran me lo dice, entre bromas, a menudo.
—¡Qué daño me ha hecho el Claret!
Sí. Daño a él. Porque cuando pude abrir las alas me las tuvieron atadas con cordeles, en esa época adolescente que nunca volverá. De ahí que arrastre desde entonces pudores, miedos y conflictos que debí airear en su momento.
La otra noche, tras un comentario mío en el que me afloraban esas taras emocionales, Fran soltó.
—Si es que somos del Claret.
Yo le miré raro.
—Del Claret soy yo —reivindiqué.
Él, conmigo ya 22 años, me miró con guasa:
—No, Borete. Ya somos los dos del Claret.
martes, octubre 07, 2025
Snoopy
Hay una viñeta de Snoopy a la que recurro con frecuencia.
En ella Charlie le comenta, atormentado, que todos nos tenemos que morir algún día, a lo que el perrillo responde que sí, pero que el resto de días no.
Yo me lo aplico de tanto en tanto, cuando intuyo que lo negro intenta apoderarse de mí.
No nos morimos a diario.
Pomodoro
No hice sino hablarle del 'pomodoro' a Fran para tenerlo pocos días después encima de mi mesa.
Dicen que fue el invento de un estudiante italiano que no conseguía concentrarse para estudiar. El chaval tomó un reloj con forma de tomate que su madre usaba para la cocina y con él se impuso tiempos para no despegar la cabeza de los apuntes.
Desde que me lo regaló, he tardado en hacerme a él, pero ahora me resulta imprescindible.
Ya se puede caer el cielo sobre la tierra, que cuando he marcado 30 minutos de concentración para contestar emails del trabajo, escribir mi próxima novela —o componer estos pequeños textos sin trascendencia— no hay quien me saque de mi mundo.
Estos tiempos nos bombardean con demasiados estímulos, que nos hacen estar en mil sitios menos donde estamos.
Documentales
sábado, octubre 04, 2025
Gavalda
Yo iba a la Contrescarpe los domingos al mediodía.
Una placita en pleno barrio latino de París, muy cerca de mi casa.
Iba los domingos con los ejemplares de las novelas de Anna Gavalda, porque en una entrevista leí que la autora francesa solía ir allí ese día de la semana a tomarse el vermú.
A pocos días de llegar a vivir a Francia le pedí a una chica, en una fiesta, que me escribiera en una servilleta lo imprescindible de literatura y música que no podía dejar escapar.
La primera de la lista era la Gavalda, ante cuyos libros caí rendido.
Nunca apareció por allí, pero... Yo sí sé que lo intenté.
Telediario
Los días de trabajo en que como en casa me puedo permitir una pequeña siestecita, con despertador, mientras suena el telediario. De tal forma que mis sueños, tan reales, se contaminan de la actualidad informativa, y así aparezco agotado cuando suena la alarma.
He aprovechado ese tiempo de descanso para excavar túneles enormes para reconducir las aguas torrenciales y evitar que otra DANA se lleve por delante a los pueblos valencianos, me he dedicado a destruir drones rusos con un tirachinas mastodóntico o he viajado a Gaza para preparar grandes potajes a chavales desesperados.
El sonido del teléfono me recuerda, sin piedad, que no he hecho nada más que dormir.
Fidelizar
Marruecos
Esta semana he trabajado en un Marruecos que hierve por la movilización juvenil contra un estado que sienten lejano.
Sé de primera mano lo que gana un joven en la industria, en torno a los 300 euros al mes. Sé, porque acabo de llegar de allí, que los precios no tienen piedad con esos sueldos.
Sin embargo, es un país que crece y puedo decir, porque también me consta, que los cuadros directivos marroquíes de empresas como la mía cobran 4000 euros mensuales.
¿Cómo es posible tanta desigualdad?
Soy un enamorado de esa tierra, un lugar que tiene todo lo necesario para progresar: recursos naturales, mucha gente joven, infraestructuras en crecimiento, un clima maravilloso y una ciudadanía acogedora.
Lo dicen en las manifestaciones juveniles: '¡No queremos estudiar para emigrar!'.
Ojalá la comunidad internacional los ayude a liberarse de ese régimen feudal que les obliga a mirar el horizonte desde la orilla.