Desde hace veinte años, no siento la menor duda del amor que Fran siente por mí.
En cambio, en mis sueños, soy tremendamente celoso. Veo monstruos por todos lados. De la misma forma que, en ese mundo onírico, nunca aprobé la carrera de Ingenieros y no hago más que tener exámenes una noche sí y otra también.
Hay veces, como en la película Origen, en que descubro, soñando, que soy celoso por estar soñando; que sigo estudiando porque estoy dormido.
Pero qué bien me viene que los fantasmas aparezcan al otro lado de la almohada.
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