—¿Sabes que eres el nuevo presidente de la comunidad?
Le agradecí que me informara, porque no tenía ni idea. Estar todo el día de viaje me hace no saber nunca cuándo son las reuniones de vecinos.
Entonces, la señora me dijo que tenía que actuar.
—No es normal lo de la bañera.
—¿Qué bañera? —pregunté, asustado.
Entonces dirigió la mirada hacia una de las terrazas, donde habían colocado una bañera arrancada de cuajo de su sitio. Vio mi cara de sorpresa.
—Lleva ahí muchísimo tiempo y da una imagen pésima en este patio tan bonito.
—Ahá —No quise confesarle que yo, en realidad, no vivo aquí, sino en la luna de Valencia.
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