Han tenido que pasar treinta años de vida laboral para que encuentre el trabajo de mi vida.
Mi empresa ha confiado en mí para que dirija la política de lucha contra el cambio climático, con lo que supone para mí y para mi conciencia humanista, donde el ecologismo y el cuidado del planeta son pilares fundamentales.
Saber que tengo en mis manos la posibilidad de contribuir a hacer un mundo más habitable es la mejor vitamina, invisible y sin efectos secundarios, que puedo tomar cada mañana.
El ser humano ha creado su propia trampa con un desarrollismo extremo a costa de la naturaleza y, ahora, será el hombre quien tendrá que arreglar el desaguisado.
En eso estamos. En eso estoy. Feliz.
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