Fran, que tiene una empresa online de vajillas y decoración para la mesa, con una clientela fiel, un gusto exquisito y mucho movimiento, tiene que aguantar comentarios de amigos en los que, de pasada y con desgana, tras comerle la cabeza con sus problemas de primer nivel, le preguntan:
-¿Y tus platitos?
¿Sus platitos?, me digo yo. Ya quisieras tener el éxito, bien trabajado, que tiene Fran con sus platitos.
Como hace unos días, que me crucé con una periodista cultural en horas bajas, que nunca confió en mí.
-Y tú, Salva, ¿sigues con tus libritos?
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