Plantarse en el salón de tu casa, en una discoteca, frente al espejo y comenzar a realizar movimientos que no llevan a ningún lado.
Si, además, quitas la música a la escena, el despropósito se hace aún mayor para una mente racional que lo observe.
¡Ahí está la grandeza del ser humano!
En haber inventado actividades absurdas, en apariencia inútiles, en la búsqueda de la felicidad.
Al hombre le hace único el arte, la música, la danza, la capacidad en suma de transcender al puro ejercicio de sobrevivir.
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