Soy de evitar los días iguales.
Cuando mi padre planteaba una excursión, mi curiosidad siempre podía con mi pereza.
¿Y si ocurre algo y me lo pierdo?
Era, soy, una mezcla de aventurero, cotilla y peliculero.
Sabía que encerrado en mi habitación poca cosa iba a ocurrirme, tanto como que cada vez que salía por ahí venía con mil sensaciones en la cabeza y cosas que contar.
Ésa es la razón, desde entonces, por la que me ocurren tantas anécdotas. Me gusta meterme en todos los charcos. Acudo donde me invitan, me asomo donde hay jaleo, visito lo que me recomiendan, hago por conocer a aquel del que hablan bien.
Es más arriesgado vivir así, ¡claro! Se lleva uno muchos chascos, te topas con más impresentables de los previstos, llegas a sitios donde nunca hubieses querido estar.
Pero gana lo bueno. Gana la vida.
Es mucha la gente que me dice, 'lo que no te pase a ti, Salva'.
Me pasa porque estuve allí, porque dije que sí, porque apagué la tele, me coloqué un jersey y me largué.
No hay comentarios:
Publicar un comentario