Más lees y menos te asustas por las cosas del vivir, imposibles de conocer en una existencia tan limitada como las que nos tocó en el sorteo de la vida.
No hay matemáticas que demuestren los resultados, porque no existe el aparato que mida el provincianismo o la cortedad de miras, pero sí sé que a mí me ha supuesto la mejor educación para ser la persona que soy, porque cuanto más conoces más te das cuenta de lo pequeñito que eres y de la grandeza del existir.
Ser consciente de nuestra pequeñez no es malo, lo terrible es creerte en la posesión de una verdad que no existe.
Saberse pequeño estimula a seguir creciendo.
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