Milan Kundera decía que la felicidad es el deseo de repetir.
Volver a aquel instante en que todo se juntó para subir al cielo de lo que, ya en ese momento, sabías que conservarías para siempre.
Lo descorazonador es que no se pueden construir de nuevo, por mucho que regreses a ese lugar, con la misma gente, con idéntica luz de entonces.
Siempre queda el recuerdo, no está prohibido volver a él, porque ahí sí encuentras esa chispa y la endulzas aún más con aquello que te dé la gana, que para eso el recuerdo es tuyo.
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