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salvador-navarro.com

lunes, septiembre 29, 2025

Abuela

A mí la gente que habla mucho me pone un poco nervioso.

Mi abuela hablaba mogollón, pero la quería tanto (y le tenía tanto respeto) que no podía decirle que se callase, cuando éramos pequeñitos, porque no podíamos ver los dibujos animados con tranquilidad.

Entonces, sin saberlo, sacaba mi crueldad infantil como táctica. Cuando mi madre intervenía, poco, para preguntarle algo a la abuela, aprovechaba para montar un drama.

—¡Mamá, así no nos enteramos de nada!

Zapatero

El otro día me contaron que Daniel Day-Lewis, el gran intérprete de 'Mi pie izquierdo', 'Lincoln' o 'En el nombre del padre', llegó a retirarse del cine para refugiarse en Florencia, donde se formó en el arte de confeccionar calzado. Lo hizo desde la base, durante mucho tiempo, hasta volver tiempo después para protagonizar 'Gangs of New York'.

Que me relataran eso me hizo interesarme por su vida actual y resulta que su última película la protagonizó en 2017 antes de su definitiva retirada.

No sé por qué a mí esas historias me conmueven tanto.

—¿En qué piensas, Salva? —me preguntó quien me hablaba de Daniel Day-Lewis.

—Que quiero ser zapatero en Florencia.

viernes, septiembre 26, 2025

Prisas

Iba con mucha prisa en coche para llegar a tiempo a una reunión cuando, a cien metros de llegar, el de delante puso los intermitentes.

Me prohibí tocar el claxon.

La puerta del copiloto tardó en abrirse y de allí salió una mujer en la cincuentena, con una delgadez extrema, que no tenía apenas fuerza para cerrar el coche. Había un inmenso dolor en su rostro. Aún así, al pasar por delante de mí, tuvo la gallardía de levantar la mano para pedirme perdón por los treinta segundos que me había hecho perder.

Bofetadas así son necesarias.

Dios

Incluso muchos de los que no somos creyentes dudamos si no existe algo o alguien que sepa qué va a ser de mí, qué habrá detrás de esa esquina que voy a girar, cuántos niños están jugando ahora mismo con un balón en Sevilla o qué día volverá a nacer el futuro presidente de Camboya.

Ese manto de protección de pensar que alguien lo sabe todo.

Luego, los que no creemos, bajamos al planeta Tierra.

miércoles, septiembre 24, 2025

Etapas

La etapa más compleja de una novela no es el papel en blanco, sino la cuarta página.

Has pasado semanas de pura abstracción en las que lo fundamental era descubrir qué querías contar. Ésa es la gran decisión. El qué.

Voy a dedicar muchísimas horas de mi vida a poner en pie una historia y necesito tener claro que lo que voy a construir merece la pena, que no solo te va a emocionar a ti sino que me va a remover por dentro a mí.

El día en que escribes la primera escena siempre se recuerda. Vas lanzado. Sabes dónde quieres llegar. Te atragantas de tan claro que tienes el futuro inmediato de tu criatura.

Pero llega la cuarta página.

Repetir

Milan Kundera decía que la felicidad es el deseo de repetir.

Volver a aquel instante en que todo se juntó para subir al cielo de lo que, ya en ese momento, sabías que conservarías para siempre.

Lo descorazonador es que no se pueden construir de nuevo, por mucho que regreses a ese lugar, con la misma gente, con idéntica luz de entonces.

Siempre queda el recuerdo, no está prohibido volver a él, porque ahí sí encuentras esa chispa y la endulzas aún más con aquello que te dé la gana, que para eso el recuerdo es tuyo. 


Palomas

Los días en que teletrabajo solo me acompañan las palomas del otro lado de mi ventana.

Cada poco, se asoman, me miran y se van.

Yo hago lo mismo. 

No sé hasta qué punto nos envidiamos.

Tiempo

Dicen que las nuevas generaciones no quieren trabajar... tanto.

Tal vez porque han visto que en sus casas no podían disfrutar de sus padres hasta ya entrada la noche y no quieren repetir la historia.

Lo fácil es llamarlos perezosos, lo oportuno es tratar de entender por qué hemos creado una sociedad en la que la ansiedad por el escaso tiempo libre ha achicharrado a muchas personas que no tenemos la jubilación muy lejos.

Soy una persona profundamente feliz, siendo consciente que mi felicidad trae detrás un ímprobo trabajo de aceptación, de resiliencia, de autogestión. 

Sé, también, que la vida no merece estos atracones de ansiedad a los que nos vemos sometidos. 

No todo el mundo es fuerte.

sábado, septiembre 20, 2025

Erdogan

En Turquía es suficiente compartir un café para que te declaren su posicionamiento político.

—La situación está muy mal —coinciden todos.

Es cierto que el ambiente laboral en el que yo me muevo es más dado a los enemigos de Erdoğan, el actual presidente ultranacionalista e islamista.

Sí. Enemigos. Hemos llegado a un punto en la política mundial en que no se duda en usar palabras gruesas para calificar al contrario.

A mí me gustaría poder opinar con libertad sin que me tengan que meter en ningún rebaño.

Muleta

Llegué al hotel de Bursa con el coche de alquiler y en la misma puerta me indicaron que el aparcamiento era gratuito.

—En la planta menos dos, señor.

Al bajar la rampa un hombre uniformado me miró, tomó una muleta, rodeó el coche y la barrera se abrió. No me pareció verlo cojear.

No le di más importancia hasta que al día siguiente, al volver de trabajar, otro uniformado diferente se acercó, cogió otra muleta, y rodeó el coche.

Al abrirse la barrera pensé, ¿qué me estoy perdiendo?

En cuanto llegué a Sevilla, Fran me lo explicó.

—Será un artilugio con un espejo en el extremo para mirar los bajos del coche.

Y se queda tan pancho. ¿Tendría un espejito esa muleta?

Platito

Cenaba, a solas, en mi restaurante favorito de Estambul, con la libertad de no tener distracciones. Dejé el móvil a un lado y me propuse disfrutar. 

En la mesa de al lado un grupo de chinos, que de tan educados los confundí con japoneses, se maravillaban con cada plato que les ponían por delante. 

Ya al pedir la cuenta, con apuro, el único hombre del grupo suplicó por que le dejasen llevar el platillo metálico de colores donde les habían traído la cuenta.

La camarera le ofreció una servilleta para esconderlo y le hizo gestos para que no se chivara.

Entonces una de las chinas, riéndose con la escena, vio que yo los miraba y abrió los ojos bien grandes en forma de amenaza amistosa.

Yo levanté las manos en señal de paz. 

Aguacate

La otra noche me recogió un taxista de Almodóvar por las calles de Estambul.

Me había pegado una caminata tan larga para visitar la sublime mezquita de Süleymaniye, que no me quedaban fuerzas para volver al hotel.

—¿Quieres wifi? —me preguntó nada más montarme, lo que acepté. 

Luego me ofreció un cigarro.

—Gracias, no fumo.

—Un hombre saludable —me dijo—. Entonces te apetecerá un aguacate. —Se paró junto a un puesto ambulante y se compró uno— ¿Te corto un trozo?

Al ser un precio cerrado, no me inquietaba que se parase.

—¿Te apetece un café? ¿Un té?

Yo miraba por ver si tenía una cocinilla por ahí instalada.

—Ahí tienes revistas de Estambul —me señaló.

—Gracias. 

En cuanto me dejó en el hotel investigué en la aplicación cómo podía dejarle una propina.

martes, septiembre 16, 2025

Machismo

La gran victoria de Vox es haber colocado al feminismo como la otra cara de la moneda del machismo, cuando son dos términos que representan valores antagónicos.

Mientras el primero es liberación tras milenios de postergación de la mujer en sociedades, todas, que pensaban en masculino, el machismo es una lacra que reivindica el supremacismo del hombre.

El feminismo representa la igualdad y a él tendríamos que adherirnos hombres y mujeres con la misma convicción. Se trata de algo tan fácil como facilitar que, en un futuro no muy lejano, la mujer no tenga salarios menores, ni se vea obligada a ejercer de única cuidadora, que no recaiga sobre ella el  esfuerzo de trabajar a todas las horas del día 

No es un movimiento contra el hombre, sino a favor de la humanidad.

Incluso personas sensatas se ven influenciadas por ese discurso maniqueo que llama a la guerra donde solo se busca la convivencia en libertad.

No nos avergoncemos nunca de reivindicar nuestro feminismo, especialmente los hombres. Nos va el futuro en ello.

Mentira

Los que somos de ciudad nacemos con una desventaja: vivimos en un escenario inventado por el ser humano, en un paisaje que es mentira. Todo lo que nos rodea está hecho para nosotros y el contacto real con la Naturaleza se limita al árbol de la esquina o ver una nube pasar.

Cuando este verano contemplaba las pavorosas imágenes de los incendios y escuchaba a los aldeanos lamentar su suerte, comprendía cómo ellos sí son tierra, agua, sí son viento, sí son esos árboles quemados. Sus arrugas lo dicen: llevan en sus miradas el peso del mundo real. 

Sin decorados que lo oculten.

Infanta

Entiendo que se puedan utilizar argumentos como la seguridad de la Infanta para justificar el pago de 18000 euros anuales a una universidad privada para que estudie Ciencias Políticas en el extranjero los próximos tres años, pero de nuevo pierde una oportunidad la Corona para acercarse al pueblo a quien dice representar. 

¿No sería precioso que esa adolescente estudiara en la universidad de Alicante o en la de Las Palmas? ¿No se lanzaría un mensaje de apuesta fuerte por la educación pública? ¿Qué círculo de amistades va a cultivar esa mujer si se le obliga a codearse con jóvenes de familias más que pudientes? ¿Qué contacto con la realidad de la juventud actual va a tener quien es educada en una torre de marfil?

Luego nos salen Froilanes y Victorias Federicas que nos dan vergüenza ajena.

Cada oportunidad que se les presenta optan por el camino equivocado. 

¡Sería tan fácil hacer las cosas con sentido común!

No. No me representan. 

viernes, septiembre 12, 2025

SAE

Charlábamos en una de nuestras habituales tertulias y, mientras pedía mi bebida, escuchaba a uno de mis amigos comentando algo que no entendía, referido a si estaba en el SAE o no estaba en el SAE.

Traté de enlazar con lo que decían para descubrir por mí mismo de qué hablaban, pero cambiaron de conversación.

¿Qué diantres es el SAE?

Me miraron con cara de guasa.

Salva, ¡qué suerte que no lo sepas! 

Es el Servicio Andaluz de Empleo. El INEM de toda la vida.

jueves, septiembre 11, 2025

Música

Qué fuera de lugar estaba mi profesora de música.

Yo tendría ocho o diez años, no tengo idea de qué edad se tenía cuando a uno le hacían tocar la flauta en clase, pero sé que era la EGB porque recuerdo mis ensayos en la puerta enladrillada de entrada al colegio.

Ella era alta, delgada, ¡moderna!, en un ambiente rancio como era el de la institución religiosa donde yo estudiaba. No sé definir cómo vestía, ni qué cosas decía, ni cómo nos hablaba, solo sé que era una mujer rompedora, interesante, ¡viva!

Hasta que llegué a la universidad nunca había sacado un suspenso, yo era el niño empollón, ejemplar, sabelotodo. Salvo con ella, que me suspendió un trimestre de música.

¡Para!, ¡para! me gritó, cuando empecé a desafinar con la flauta.

La admiración, entendí, no siempre es de ida y vuelta.

Sutil

Pasábamos un fin de semana con un amigo con el que andábamos reconciliándonos. 

Una ruptura reciente con su pareja nos había afectado mucho, por cómo se había producido, por los daños colaterales que había provocado, por las formas, por tanto cariño acumulado hacia los dos.

El caso es que él nos contó, ya con la calma que los meses sin vernos habían traído, cómo fue la cosa.

El día que ocurrió todo, Salva, yo estaba realmente tranquilo en casa, de verdad que no tenía ganas de bronca. Llevaba toda la mañana leyendo...

¿Qué leías? me interesé, para quitar drama al asunto.

'El sutil arte de que todo te importe una mierda'.

Correos

Estaba trabajando en Valladolid y no paraba de sonarme el teléfono. Tan insistente, el mismo número desconocido, que llegué a preocuparme. Así que me salí de la sala donde estaba reunido y llamé.

¿Es usted Salvador Navarro?

Días antes mi banco me había avisado de que habían 'hackeado' mi tarjeta y pedí una nueva. Pensé que sería eso.

Tengo una carta certificada para usted.

Le pregunté cómo podía hacer para recibirla. Con tono desagradable me respondió que ya había ido dos veces a mi domicilio y que nunca estaba allí.

—Perdone, caballero, a esas horas no estoy en mi casa porque tengo la mala costumbre de trabajar.

Gesto

A mí antes un mal gesto me arruinaba el día.

Era suficiente una respuesta desagradable en la barra de un bar para tener el ánimo dislocado. Se me descomponían los planes inmediatos.

No era cuestión de que yo me amilanara, soy de enfrentar los malos modos sin titubeos, pero me producía un desasosiego descontrolado encontrarme con situaciones así.

Madurar también es aprender a no dejarse ensuciar por lo soez.

martes, septiembre 09, 2025

Estúpido

Cuando a alguien todo el mundo le parece estúpido hay muchas probabilidades de que el estúpido sea él. O ella.

La higiene mental también tiene mucho de trabajar los desafectos, de no convertir cada tropiezo en una batalla perdida, en esas estrategias susceptibles en las que se ven monstruos por todos lados.

Hay que trabajar, también, la disculpa. Que haya mucha gente que no vale un pimiento no implica que haya una conjura del ser humano contra nosotros.

Es muy sano saber distinguir el error de la maldad.

Amiens

Amiens era mi ciudad refugio.

A mitad de camino entre las fábricas de Renault del norte de Francia y el París donde yo vivía, echarme a un lado unos 30 kilómetros a la vuelta del trabajo era un escape necesario: me quitaba la presión del día laboral y evitaba las horas de más atasco de entrada a la capital.

Mis jefes me decían que el turismo había que dejarlo para el fin de semana y yo les sonreía.

No quería darles envidia con lo maravilloso que era pasear junto a esa inmensa catedral al caer la tarde y tomar un café, con mucha espuma, en un rincón casi vacío donde sacaba alguna novela de Amélie Nothomb y sentía a la vida mecerme, cómplice, en sus brazos.

Para sentir, ufano, que el tiempo me pertenecía.

sábado, septiembre 06, 2025

Gustar

A mí no me da igual lo que piensen de mí.

Caer bien a la gente pide un poco de entrega, pero a mí me compensa.

Lo sencillo sería pasar de todo y presumir de ello, pero en mi caso no funciona: no vivo en una esfera individual, comparto escenario con muchas personas que me importan.

Me gusta ser amable, escuchar, tener la sonrisa dispuesta, preocuparme por el otro, no molestar, echar una mano cuando puedo. Esa actitud hace que quienes me rodean me aprecien. Y a mí me gusta que me quieran. Me hace las cosas más fáciles, me siento más fuerte cuando me siento querido. Podría incluso decir que quien más gana soy yo, que esa forma de estar en el mundo es, hasta cierto punto, egoísta.

A quienes identifico como venenosos, en cambio, les ofrezco, con educación, mi actitud más seca.

El otro día alguien me agradeció que lo escuchara con calma. Fue un detalle pequeño, pero me recordó por qué no me duele reconocerlo: sí, me gusta que me quieran.

Para recibir afecto, hay que saber darlo.

jueves, septiembre 04, 2025

John

Del millón de cosas que me enamoran de Fran, una de las fundamentales es su carácter.

Es un hombre con carácter.

A veces, cuando su personalidad arrolladora llega a su punto máximo, me recuerda a John Wayne. Dice las cosas con tanta seguridad, tiene tal aplomo que no puedo sino reírme con él cuando su determinación lo desborda.

—Vale, vale... no te vengas arriba, Johncito.

Es llamarle así y se pincha el globo.

Risas

Las risas tontas son las que más se echan de menos cuando te vas haciendo mayor. Esas de dolerte la barriga por tonterías, la de salirte lágrimas y olvidar todo el peso de la vida.

Lo que pasa es que esas risas no se pueden inventar ni hay atajos para llegar a ellas. Vienen de momentos tontos en los que vuelve, de sopetón, el niño que nunca quisiste dejar de ser.

Estábamos cenando en un local con mucho ruido y la gente se giró. Yo no sabía quién era el que entraba, así que pregunté:

Es un cantante muy famoso de Gijón me dijo una chica.

Yo lo aclaré rápidamente a mis amigos, pero la chica me escuchó y vino a corregirme.

—¡De Gijón, no! Entonces contorsionó, imitando a un rapero ¡De hip-hop!

miércoles, septiembre 03, 2025

Ahogarse

Que de jovencito estuviera a punto de ahogarme junto al Faro de Trafalgar hace que, a día de hoy, le tenga un miedo atroz al agua. 

Ese día de verano de un sol abrasador nada hacía pensar que el agua me arrastrase como lo hizo hacia una zona de olas de la que no podía escapar.

Llegado al punto en que perdí el control de la respiración por el pánico, me hablé a mí mismo, con cariño:

—Borete, respira... Borete, tranquilo.

Sabía que si no hacía nada no podría salir de allí, así que me lancé hacia la ola más tremenda para que me sacara a revolcones de allí.

Da igual que el mar esté como un plato y que yo te sonría. Te estaré engañando, porque meterme en el mar desata todo mi terror de juventud.

martes, septiembre 02, 2025

Lector

Al que no es lector habitual lo único que le interesa de una novela es el desenlace. Los que somos adictos a la lectura sabemos que eso es lo de menos.

Es como quien va a un restaurante tan solo por rellenar el estómago, y le da igual el trato que le den, la presentación de los platos, la decoración del local, la carta de vinos o la sonoridad del sitio.

El sentido de la literatura es hacerte crecer como persona, abrirte espacios nuevos, llevarte a pensar en grande, viajar sin salir de casa.

Yo recuerdo novelas inolvidables y, sin embargo, no pongo en pie cómo acabaron.

Todos

El término 'todos' utilizado como argumento me produce urticaria.

"Todos los españoles de bien", que decía Rajoy. 

¿Quién puede arrogarse el atrevimiento de interpretar lo que quiere todo un pueblo?

Se usa tanto a la derecha como a la izquierda, ese argumentario pobre de querer englobar a una sociedad en un pensamiento único. Si hablamos en España, por ejemplo, no se me ocurre una sola cualidad, pensamiento o aseveración que pueda incluirnos a todos.

Afortunadamente.

Es mucho más sano decir 'hay gente que piensa así' y dejar de ser el ventrílocuo de un pueblo entero.