La gestión de la pandemia está siendo dura.
Encontramos dirigentes a todos los niveles que no estaban, ni están, preparados para afrontarla con garantías.
Quiero, sin embargo, hacer una reflexión.
Hagan lo que hagan, van a hacerlo mal. Sea cual sea la decisión que tomen, será mala. Porque en los próximos meses va a seguir muriendo mucha gente, se haga lo que se haga.
Nunca sabremos qué habría sido de no haber decidido esto, sino lo contrario. De haber restringido más o menos, antes o después.
Salvo excepciones, no veo maldad en los dirigentes políticos. Están, simplemente, descolocados.
Escuchamos las dudas de los expertos, que basculan entre teorías contrapuestas respecto a la capacidad de contagio, tiempo de incubación, tratamientos de choque, plazos para la vacuna... ¡Con toda la comunidad científica involucrada al máximo!
Debemos, pienso, ser lo más razonables posible y contribuir a facilitar y respetar la aplicación de todas las medidas que se nos soliciten.
Es fácil decir que toda decisión es mala.
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