—Esa canción es del 85.
Fran, conocedor de mi endémico despiste, se sorprendió por la precisión.
—¿Y eso?
Entonces yo le conté la cinta de casete que me grabé de los 40 principales los días previos a la muerte de mi madre. Esa madrugada larga junto a ella en su cama del hospital, agarrado a su mano, mojándole los labios con una gasa húmeda, escuchando en mi walkman 'Into the groove' para evitar el sonido insoportable del silencio.
—Hay fechas que no se olvidan.
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