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salvador-navarro.com

lunes, abril 28, 2025

Compasión

En una de esas cenas que nos regala la vida, Elisa, querida amiga y reumatóloga, nos hablaba de su nuevo residente MIR.

—Un joven brillante —decía—. Memoriza términos imposibles, tiene siempre la respuesta perfecta.

Eficiente, comprometido, dispuesto. Pero distante con el paciente.

Elisa, tras observar todo su potencial, le propuso darle un consejo. Él, pensando que le recomendaría algún libro o curso, le respondió que sí.

No te desprendas nunca del espíritu compasivo.

domingo, abril 27, 2025

Amatriciana

Mis añorados diez días del pasado otoño en Roma me vienen a la cabeza estos días en que los cardenales llenan los telediarios.

Allí fui tan feliz como yo sé ser cuando me dejo llevar por mi curiosidad, mis piernas y mi apetito.

La pasta en Roma también es religión y una religión sencilla, de pocos ingredientes: el queso pecorino, la pimienta y el bacon como base. Si le añades huevo, tienes la carbonara; si le pones salsa de tomate, tienes la amatriciana.

Estos días hasta dos veces he pedido esta última, mi favorita, en restaurantes de Portugal y en las dos ocasiones tenían cebolla.

La cebolla a la pasta romana es como el diablo al Papa.

Alcohol

Tras un viaje caótico, retenidos un día entero en el aeropuerto de Catar, llegué en medio de un temporal de nieve a Teherán, a las tres de la mañana.

Sin haber comido nada, pedí que me llevaran un sándwich y un par de cervezas a la habitación del hotel. Cervezas que me sentaron de maravilla, y tras lo que pude dormir a pierna suelta unas horas, con ese puntito del alcohol que se hace mucho más potente cuando estás agotado.

Al día siguiente, tras terminar de trabajar, pedí otra al llegar al hotel.

—No sabía que sirvieran cerveza en Irán.

El camarero me respondió que era sin alcohol.

—Pero ayer me tomé una que sí lo tenía —le comenté.

—Imposible, caballero. Está prohibido por ley.

Total, fue un colocón psicológico.

Ahora he descubierto en Portugal un vino riquísimo 0,0. Me preparo unos tintos de verano buenísimos sin pecar. Todo es ponerse. El puntillo me lo fabrico yo, a lo iraní.

lunes, abril 21, 2025

Gintónics

Hubo una época en que me vi en un apuro económico, por circunstancias ajenas y cuestiones que no vienen al caso. 

Pero acababa de entrar a trabajar y tenía todo el futuro frente a mí.

Así que tiré de mis amigos, de aquellos que sabía que podían, para sortear el bache. Todos respondieron, menos uno. A todos les devolví el dinero antes de lo acordado… menos al que no me lo prestó.

Ese hombre, durante media vida, cada vez que se bebía dos gintónics volvía a sacar la conversación.

Cómo me arrepiento, Salva, de no haberte ayudado cuando me lo pediste.

Yo le quitaba la importancia que sí tuvo su falta de confianza en mí.

Una década después, me pidió ayuda para comprarse un coche. Y lo ayudé. No por él, sino por mí. Porque aprendí que la generosidad, cuando nace limpia, no necesita devolver la herida.

El ser humano, cuando es joven, piensa que la vida le ofrecerá mil oportunidades de demostrar su valía. Pero no llegan tantas y, cuando llegan, hay que saber elegir.

Nunca olvidaré a quienes me ayudaron: Montse, Bárbara e Ignacio.

Agostini

Soy de los bichos raros que aprendió francés con los fascículos de Planeta Agostini. 

Cada semana bajaba a por mi entrega semanal, cuando era un jovenzuelo, impaciente por meter el casete en la radio y dedicarme a 'écoutez-répétez' cada uno de los diálogos.

Sí. Era evidente que la mayoría de chavales de mi edad no se dedicaban a eso. El caso es que cuando terminé mi carrera de Ingenieros mi primera entrevista de trabajo fue con Renault y supe contestar a las preguntas que me hicieron en francés.

Soy un militante de la gimnasia del aprender.

Es de las actividades más baratas y más gratificantes: te hace siempre crecer.

Llanto

Puede parecer muy tremendo, pero cada cierto tiempo necesito llorar a mi madre.

Una madre que se fue cuando yo apenas acababa de hacer los 18.

Tiene tanto de emoción delicada como de instinto primario.

Son escenas que me purifican, a veces con la luz apagada, a solas, de mi habitación; otras tantas en cenas tranquilas, con Fran, cuando una conversación nos lleva a qué era de mí cuando era un adolescente.

El amor de mi marido puede con todo y sabe que nombrar a mi madre es como darle la kriptonita a Supermán. Así que enlazo eso que le contaba con alguna anécdota del pasado, que me lleva de paseo por esos tiempos en los que yo dormía en la litera de arriba y ella venía a darme, con apenas la luz que entraba desde la cocina, un beso de buenas noches.

Entonces tomo mi copa de vino, brindo con la de Fran y le pido, sin pedirle, tiempo para llorar.

Dejadez

Quizás sea el más inocuo de los mal llamados pecados capitales, lo que no impide que sea uno de los que más me fastidia: la dejadez, la pereza, el apalancamiento.

No nací para estar parado, de ahí que me rechinen los días en los que no puedo tirar de mi cuerpo. No tanto por el cuerpo en sí, sino por esa desgana que me impide incluso ordenar los pensamientos.

Sí. Ya sé. Claro. Hay que permitirse días así. Es sano no hacer nada. Una tumbada eterna de sofá, un día entero con pijama en casa, un fregadero con platos acumulados. Una tele sin parar de sonar.

Lo sé.

Lo que ocurre es que a mí esas horas tontas de no tener fuerzas para buscar el mando a distancia me provocan más ansiedad que descanso.

Me da pereza la pereza.


Leche

Nos pedimos un postre, para rematar una cena romántica en Portugal, que a Fran le entusiasmó.

Esta tarta es la leche exclamó.

El camarero que nos atendía lo escuchó y puso cara rara.

Es una forma de hablar le dijo Fran. Cuando algo nos gusta mucho, lo expresamos así.

¿Cuando una comida está muy buena? se interesó.

En general, sirve para todo le aclaramos.

Hay personas que son la leche, también.

Cuando, a veces, me quejo de expresiones complejas en otros idiomas, que me hacen pensar que nunca los voy a dominar, vienen bien estas situaciones en las que te das cuenta de las expresiones tan raras que también tenemos en español.

viernes, abril 18, 2025

Supermercados

En Portugal los grandes supermercados están abiertos todos los días.

En Madrid, las tiendas de Gran Vía no cierran los domingos.

Esto genera empleo, sin duda. Tener más horas abiertos los negocios implica más personal rotando durante la semana.

Hay mucho paro todavía, gente con ganas de currar sin importar horarios ni festivos. El cliente, además, puede ir a por los ingredientes de una crema de verduras el día que se le antoje o vestirse de fiesta un domingo por la mañana.

Lo que no sé es hasta qué punto necesitamos tener todo a nuestra disposición en todo momento.

Siempre alguien a nuestro servicio atento a nuestros antojos.

Pastillas

Tras us susto gordo, llevo años tomando una medicación muy específica.

Esta Semana Santa, tras llegar a Portugal el miércoles noche para escapar unos días, comprobé que la había olvidado en Sevilla. Madrugué el Jueves Santo para acercarme a una farmacia de guardia de Ayamonte, a una hora de coche de nuestro refugio de vacaciones.

La farmacéutica no me dio opción, pese a mis súplicas, 'no te corresponde hasta dentro de unos días'.

Entonces se introdujo en la conversación el hombre que hacía cola tras de mí.

—Yo tengo esas pastillas. ¿Cuántas necesitas?

Le dije que le pagaba lo que me pidiera.

—No tienes que darme nada, te doy una tableta. Las tengo ahí en el coche.

Le insistí en que le iba a romper el ciclo de su medicación.

—Ese es mi problema. No te preocupes. —Se acercó a su coche y trajo la caja—. Toma. Coge las que necesites.

Me alegré en ese momento del olvido, del madrugón y de los doscientos kilómetros de carretera.

Nos dimos un abrazo ante la mirada atónica de la farmacéutica.

Nuria

Uno se da cuenta, en la expresión del que te ve por sorpresa, de la ilusión que le provoca el verte.

Tomábamos unas tapas en la calle Canalejas y aparecieron Enrique y Nuria con la moto por allí. La cara de ella debió de ser como la mía, de pura alegría de vernos.

Son las mejores pruebas del verdadero cariño, cuando se produce el encontronazo.

Recuerdo los mediodías en los que salía del trabajo y me iba al bar Jamaica a tomarme una cerveza con mi padre, sin previo aviso. Lo veía de charla con sus amigos y me acercaba por detrás.

—Papá.

En su reacción había amor total.

Mails

Con tanta movida trumpista uno acaba por darse cuenta de lo frágil que resulta el mundo en que vivimos.

Visto lo visto, uno de mis mayores temores es perder este canal de comunicación que desde hace tantos años me mantiene unido a ti diariamente. Esa café que te tomas leyendo mis posts, tu despertar asomado a mis textos, el rato que dedicas a comentar mis relatos, el enlace de ida y vuelta que hemos establecido.

Así que le pedí a mi sobrino que rehiciera mi web.

Por si Facebook o Instagram me bloquean por algún pensamiento subversivo o alguien hackea mi cuenta.

E Iván ha hecho un trabajo soberbio, ya lo podréis ver.

Así podrás conseguir los correos electrónicos de tus lectores me decía, por si te quedas sin redes.

¡Ya está terminada la web! Y viene con regalo, un pequeño cuaderno electrónico con mis diez textos más celebrados en todos estos años. 

Aquí te espero -> www.salvador-navarro.com


domingo, abril 13, 2025

Entropía

Mi amigo Isaac se quedó un poco pillado cuando le expliqué el término entropía.

—Cuando quitas el triángulo a las bolas de billar y las golpeas, nunca volverán a su posición original.

Así es, el universo tiende al desorden y es una dinámica que no tiene marcha atrás salvo que apliques un esfuerzo en revertirla.

Por eso las cosas nunca vuelven a ser lo que son, por eso no podemos aspirar a repetir aquellos días felices.

Vendrán otros, distintos. Con personas nuevas y luces de otro color.

La entropía, pura ciencia, segunda ley de la termodinámica, nos lo avanza.

Nunca nada será igual.


Argentina

Eran compañeros de mi empresa que venían de Argentina para unas jornadas de trabajo en Europa. Uno de ellos comentó que era su primera visita al continente.

¿Y qué te parece? me interesé.

Sorprendentemente, antes de hablarme de monumentos, comidas o acentos, me habló de seguridad.

¡Anoche pude caminar solo por la ciudad mientras hablaba por el móvil!

Algo tan habitual para nosotros, los europeos, es un regalo para quien nos visita.

Resultados

Mis muchos años trabajando en una multinacional me dan criterio para opinar sobre la mejor forma de gestionar un equipo, aplicable a cualquier faceta de la vida en la que haya un grupo humano.

Hay dos métodos principales de gestión: basados en los resultados o en las personas.

El directivo que se mueve por resultados piensa que, al conseguirlos, todo rodará. La empresa recompensará los esfuerzos. Suelen ser equipos muy dinámicos y competitivos.

El que se mueve con el foco en las personas tiende a ser más lento en conseguir los objetivos, pero triunfa a largo plazo, porque coloca la motivación como eje principal del trabajo.

Yo he conocido los dos tipos de ejecutivos. El primero acaba, a la larga, achicharrando al personal, a quien ha enseñado a ser, por encima de todo, individualista. El segundo es el de la adhesión inquebrantable, el jefe al que siempre recordarás.

A veces, más veces de la cuenta, olvidamos que todo proyecto tiene al ser humano en el centro.

Salmones

Esta semana me desperté con una noticia que me hizo pensar si aún estaba soñando.

Venía a decir que los salmones, adaptados a ríos contaminados por el vertido de los ansiolíticos que llegan de las ciudades, se estaban volviendo más atrevidos e individualistas.

Para confirmar la teoría, una universidad sueca realizó un experimento. Preparó piscinas dopadas con distintos tipos de medicamentos, en proporciones similares a las que pueden llegar a la naturaleza. Y, tras pasar por esos criaderos, soltaron a las crías de salmón en el nacimiento de un río.

Los que habían recibido el chute de antidepresivos tardaban tres horas en pasar las turbinas de una presa, los que no habían sido drogados tardaban ocho horas de media. Les podía el miedo.

Aquellos con medicación en el cuerpo llegaban antes y en mayor proporción a la meta final del mar.

¿Quién no se siente salmón?



jueves, abril 10, 2025

Luces

He viajado mucho por grandes ciudades de cuatro continentes y hay una imagen que aún me conmueve: las luces de una ciudad al anochecer.

No las que iluminan la torre Eiffel o la estatua de la Libertad. Las luces de habitaciones de apartamentos anónimos que se desparraman al infinito. ¡Cuánta gente! ¡Tantas vidas!

Me conmueve porque me confirma lo pequeñito que soy, apenas un grano de arena en una playa.

Aunque quizás, lo que más me conmueve, es que soy cada una de esas personas en cualquier lugar del mundo.

miércoles, abril 09, 2025

Mamá

A pocas horas de morir mi padre, cuando ya había perdido todo signo de consciencia, de su boca salió un helador gritó de socorro: ¡mamá!

Me atravesó el alma esa llamada de auxilio de quien estaba a punto de fallecer, buscando, como un crío, volver a los brazos de su madre.

Pedí, sin pedirlo, que mi abuela estuviera al otro lado para consolar a su niño.

En ese momento asumí que algún día yo también daré ese grito animal de vuelta al vientre de quien me dio la vida, aunque ella no sea ya sino el más absoluto de los agujeros negros.

domingo, abril 06, 2025

Críticas

Aceptar las críticas es un aprendizaje continuo.

Distinguir las que te pueden hacer crecer es una de las lecciones claves de esa formación.

Se gana mucho cuando se adquiere esa habilidad de asumir que los demás ven en ti defectos que con alta probabilidad sean ciertos. Creces como persona, ganas en autoconocimiento, potencias tu humildad.

Si las admites, dejas de ser esclavo de la opinión de los otros.

La semana pasada quedé con un amigo, cultísimo, que acababa de terminar 'El niño del beso'. Me pedí un té verde y le insistí en que fuera sincero.

Me dijo que era mi novela más potente y me sugirió por dónde podía mejorarla. Cosas concretas. Sin anestesia.

Fue un tremendo regalo.

Egoísmo

Siempre hay argumentos para ser egoísta. No los escuches.

Todo cruce de caminos tiene una salida en la que meterte más dentro de ti. Está señalado con simbolitos de sol y hamacas, porque es verdad que se está calentito en los lugares donde uno está escondido.

No suele ser el destino adecuado. Allí no está el corazón.

Lo fácil suele ofrecer pocas recompensas.

Un día vociferarás tu soledad y no habrá nadie que escuche el grito.

Diez euros

Yo le di diez euros a una mujer en Lisboa y me quedé con sus ojos.

Subí las escaleras y miré allí donde la dejé, con su mirada de agradecimiento aún clavada en mí.

Para mí no eran nada, para ella un mundo.

No sabría recordar aquello que hice hace tres días, pero no olvido esos ojos, que se me aparecen a menudo para decirme dónde está la verdad de las cosas.

Groove

Sonaba 'Into the groove' en el coche, una canción de la mejor época de Madonna y yo solté, con determinación:

Esa canción es del 85.

Fran, conocedor de mi endémico despiste, se sorprendió por la precisión.

¿Y eso?

Entonces yo le conté la cinta de casete que me grabé de los 40 principales los días previos a la muerte de mi madre. Esa madrugada larga junto a ella en su cama del hospital, agarrado a su mano, mojándole los labios con una gasa húmeda, escuchando en mi walkman 'Into the groove' para evitar el sonido insoportable del silencio.

Hay fechas que no se olvidan.

sábado, abril 05, 2025

Puebla

No había nadie en la farmacia y tosí, con discreción, para que me atendieran.

La mujer salió al mostrador mientras terminaba una conversación con alguien que se movía por el almacén.

Si es que mi pueblo está todo el día en Canal Sur. -Entonces se giró hacia mí-. ¿Qué desea?

Yo le expliqué lo que buscaba y me planteé dos opciones, pero sabía que ganaría la de preguntar de dónde era.

De La Puebla de Guzmán, en Huelva.

Puse entonces a funcionar a mi cerebro.

De la comarca del Andévalo, ¿no?

A la señora se le iluminó la cara, me miró con otros ojos y comenzó a hablarme de su tierra.

Allí hay censados más caballos que personas.

Volví a casa no solo con mi Couldina.

martes, abril 01, 2025

Edadismo

¿A partir de cuándo dejamos de ser útiles?

Recuerdo una película futurista, La fuga de Logan, que retrataba una sociedad, en apariencia feliz, donde sus ciudadanos desaparecían al cumplir 30 años. Lo maquillaban con un ritual, 'El Carrusel', para no decir que los liquidaban. Ya eran molestos.

¿Dónde está nuestro carrusel?

Una sociedad como la nuestra, embelesada a través de pantallas móviles con la adoración de la belleza, cada vez se siente más incómoda con quienes comienzan a no ser 'de calidad'.

Tiene nombre.

Se llama edadismo.

Tiene solución.

Se llama empatía.

Y memoria.


Negra

Es curiosa la fascinación por el crimen.

Hay autores actuales, siempre los ha habido, que componen novelas desparramadas de vísceras, palizas y cadáveres destrozados que una masa lectora devora con avidez.

Me planteo por qué.

Personas dulces en su día a día se lo pasan en grande con Carmen Mola o autores escandinavos que rozan lo sórdido y juegan con lo escabroso.

No sé si es sintomático de la sociedad en que vivimos.

Hay quien dice que la calidad literaria es inversamente proporcional al número de asesinatos.

Sé que no es verdad, pero me gustaría que lo fuera.

Después

—Hay un antes y un después de leer 'La montaña mágica'.

Es una frase muy mía, porque refleja mi visión pasional, exagerada y arrebatada de las cosas. 

Cómo nos cambia la vida un viaje, una película, una persona. Nunca somos el mismo de ayer, pero hay circunstancias que aceleran esa evolución, desmadejándonos por dentro.

Hay mil lugares, conversaciones, personajes que me hicieron ver el mundo de otra forma.

Nada vuelve a ser igual después de ver 'Estación central de Brasil'.

Gustazo

Dependiendo de la economía de cada uno, pegarse un homenaje puede ser un tapeo por el centro de la ciudad o una comilona en un estrella Michelín.

Pero los homenajes hay que pegárselos.

Porque nos los merecemos.

El disfrute no es pecado, es salud mental.

Hay quienes, como hormigas, van contando cada euro para llegar a la vejez con la cuenta corriente a rebosar.

Un día, tarde, se dan cuenta que ya nunca lo podrán gastar.

Comparar

Una reacción muy extendida al alabar las bondades de algún lugar es la comparación.

Sea ciudad, restaurante o película. Cuando haces un canto a lo mucho que aquello te gusta siempre hay quien reacciona diciendo que hay algo mejor, en vez de preguntar por las bondades de tus querencias.

Sí, me pueden gustar Madrid y Barcelona. El pulpo y el entrecot. Cold Play y Amaral. 

Al escuchar a alguien hablar de lo bien que se lo ha pasado con esto o con lo otro, ganamos una oportunidad de saber más, de preguntar, de pedir consejo. No es el momento de interrumpir para decir que conoces otros paraísos.

—Vengo enamorado de Roma.

—Pues a mí me gusta más Venecia.

—Pero, resulta, que te estoy hablando de Roma... 

Comparar es de catetos.