Tan despistado soy que, cada cierto tiempo, en cualquier sitio, echo mano a la portañuela, al bolsillo, al móvil y a las gafas de sol por ver si está todo en su sitio.
De tan en la parra que suelo estar, he creado, sin querer, mecanismos de control que hacen poco creíble mi fama de despistado.
Tan de un extremo que era que, sin darme cuenta, atravesé al otro lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario