Todos tenemos nuestra biblioteca de recuerdos sexuales en nuestra cabeza.
Para qué engañarnos, no todas nuestras relaciones son para encuadrarlas en el marco de lo inolvidable.
Hubo momentos, eso sí, con personas, circunstancias, tiempos, deseos, cuerpos y caricias que quedan para siempre en el archivo de lo más excitante que nunca nos pasó.
Es bonito tirar de ellos, para sacar una sonrisa, por motivarse, para darse un gustazo, por mantenerlos vivos.
Ese día, con esa persona, en aquel lugar, en que levitaste de placer.
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