Nos hacemos a nacer con piernas y brazos, a tener padres, a ingerir comida y expulsarla, a tener sexo con otras personas, a morir, a creer o no creer en un dios que todo lo sabe y todo lo puede, a juntarnos con amigos, a pelearnos, a buscar el amor, a sufrir dolencias, a disfrutar victorias.
Todo es absurdo cuando te pones las gafas de ver la realidad con lentes estrictamente racionales. Todo se desbarata y el mundo se convierte en un terreno de juego inentendible que te hace preguntarte ¿qué hago yo aquí?
Luego te quitas las gafas y, como el resto que no las lleva puesta, te limitas a seguir la partida.
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