Una serie de personas, conocedoras de una materia, enfrentan sus diferentes puntos de vista para que el espectador haga suyo tal o cual posicionamiento, de forma que se reafirme en sus convicciones o se plantee la duda acerca de ellas; o simplemente aprenda de algo que le era ajeno hasta ese momento.
Las tertulias ocupan una parte significativa de la oferta informativa, y una tertulia requiere de tertulianos. La pena es que estos, de tanto repetirse, se han vuelto portavoces indisimulados de opciones políticas determinadas.
En estos foros todo se orienta a la política, hay que ser de un bando o de otro, y ya sitúan descaradamente a los tertulianos a derecha e izquierda, con lo que desconfías de la potencia de su argumentario, porque siempre van a defender al mismo, sin margen de crítica al partido político con el que simpatiza, o que quizás le pague por repetir mantras salidos de sus programas electorales.
Todo a base de gritos y desconsideraciones.
Yo no podría defender todo lo que dice un partido porque pienso con libertad; y como razono, me doy cuenta de que siempre hay, en cada opción política, posicionamientos que me gustan y otros que no. Quiero, por tanto, que me traten como adulto, que abran el abanico de argumentos para hacernos pensar y no nos quieran como espectadores hooligans que aplaudan los gritos de los del bando bueno.
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