Son numerosos los comentarios que dejan traslucir rabia. Estos que son hirientes, despreciativos, ridiculizadores. Escritos con saña desde el anonimato.
A mí me apetece responderles para preguntarles qué han aportado ellos a la humanidad, qué ha nacido de su creatividad para permitirse infravalorar las propuestas de alguien que ha sabido ofrecer un trabajo más o menos acertado para el disfrute del gran público.
Hay quienes confunden la libertad de expresión con un derecho mal entendido de lanzar dardos al corazón de aquellos que no supieron emocionarle.
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