Será por tantas películas americanas de terror que transcurren en mansiones inmensas con jardín o por noticias de asaltos a chalets de futbolistas y cantantes, el caso es que el desasosiego podría con el bienestar si tuviera la fortuna, monetaria, de poder pagarme una casa así.
Uno nunca esté libre de sufrir la violencia de malnacidos, pero sí es cierto que la discreción atrae menos miradas ávidas de fastidiarle la vida a los demás.
Al recorrer la costa del Algarve o urbanizaciones pudientes de las afueras de Sevilla, me da por pensar en cómo babearán algunos ideando por dónde saltar la valla.
Desgraciadamente, el hombre es también así.
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