Me horrorizan las lecciones éticas respecto a las opciones personales que tome cada cual con su físico. Uno se muestra al mundo como quiere, y ninguna forma es mejor que otra.
Nadie busca su desequilibrio personal, de ahí que se acicale de la manera en que mejor se vea frente al espejo. Que se ponga bótox, se rape el pelo o se tatúe las cejas es tan lícito como despreocuparse por completo de la imagen. No se adquiere mayor autoridad moral por una actitud ni la contraria.
A mí una persona no me gusta por ser coqueta o no, sino por su visión sana del mundo.
Todo llevado al extremo es malo, sí, pero prefiero no juzgar la personalidad de nadie por cómo se muestre al mundo.
Si estás feliz con el pelo rosa, por favor tíñete de rosa.
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