Los muertos son más muertos cuando te cogen cerca.
Empatizas más si cabe porque escuchas los gritos de desesperación en tu idioma, porque la fisionomía de los pueblos es muy parecida a la de los tuyos, porque, sin tiempo a analizarlo, sientes que esas personas son parte de ti.
Ya no es solo que uno vea que la catástrofe no es un imposible, sino que conoces personas con nombres y apellidos que viven allí donde aún se busca a los muertos.
Ahora es tiempo de demostrar lo que queremos a nuestro país, no con proclamas políticas ni golpes de pecho.
Nos tenéis aquí.
Vamos a salir de esta.
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