Estoy convencido de que el tiempo terminaría por poner las cosas en su sitio, pero duramos poco en este mundo para ver siempre los resultados.
Todo se precipita rápido y, cuando te das cuenta, hay gente maravillosa que ha pasado por nuestro mundo a la que ya no podemos felicitar.
En el trabajo se encuentran grandes ejemplos de personas solidarias y de otras trepas que terminan sus carreras sin que el orden natural de sus comportamientos haya puesto las cosas en su sitio. Cuando la organización se da cuenta de lo mucho que contribuía el primero a que todo funcionase bien y de lo venenoso que era el segundo, ya les están haciendo la cuenta para la jubilación. Desgraciadamente, suele acabar mejor posicionado el que se ha dedicado a medrar para ascender a costa de quien hiciese falta.
Miro a mi alrededor y veo gente muy válida que no ha conseguido destacar. Personas que nunca pondrán una zancadilla, que siempre estarán ahí para cuando haya que echar un cable, que pondrán al equipo por delante de su persona.
Si existiese esa justicia universal, y si fuese más rápida, estoy convencido de que seríamos mejores personas, porque veríamos en múltiples ejemplos ajenos cómo hay que actuar en la vida para ser un verdadero triunfador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario