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salvador-navarro.com

martes, noviembre 19, 2024

Decir que no

Hay veces que me enfrento a la ridícula sensación de ver que me dicen que no a cosas que no he propuesto.

Me encuentro a alguien por la calle, lo saludo y me suelta que anda muy liado, como si yo pretendiera bloquearlo allí para someterlo a un interrogatorio y no simplemente ser cortés con él.

—Lo siento —se disculpan—, me tengo que ir.

Los hay que me buscan para que les aconseje un modelo de coche para comprar y me advierten, de antemano, 'me resulta imposible tomarme una cerveza contigo, estoy hasta arriba'. Como si yo le hubiese pedido consejo, y no él, o le hubiese propuesto irnos de cañas.

—Ay, Salva, me encantaría leer tus novelas, pero no tengo tiempo.

—Pero, ¿cuándo te he pedido a ti que lo hagas, que sé que no lees ni las cartas del banco?

O cuando muestro fotos mías en algún lugar de España y alguien de allí me dice, 'siento no poder tomarme un café contigo'.




Polemizar

Si me planteo el juego de elaborar un texto que concite unanimidad, tengo todas las de perder. ¿De qué tendría que hablar? ¿Qué mensaje no crearía controversia? 

Incluso si ensalzara el amor entre los pueblos del mundo, alguien diría que está en contra.

Se hable de lo que se hable, siempre hay quien pone el punto sobre las íes, que polemiza, que opina justo lo contrario, que verá tu razonamiento demasiado ingenuo, provocador, sesgado, que lo puede tachar de simplón o de enrevesado.

Afortunadamente es así, claro. 

Desgraciadamente, también.

Somos máquinas de protestar. A veces viene bien, a veces cansa.

lunes, noviembre 18, 2024

Incertidumbre

Cada vez que organizo eventos asociados a mis novelas atravieso por varios picos de inquietud al tirar de agenda.

¿Qué será de este hombre? ¿Cómo le irá a esta mujer? 

Hay personas queridas a las que no ves durante años, salvo que se encuentren ocasiones felices en las que aprovechar para decirles que cuentas con ellas. Tenemos el alma llena de personas que nos importan, pero que quedaron en la distancia de los días pasados, sin necesidad de buscar culpables de por qué hubo un tiempo en el que nos dejamos de llamar.

Entonces vienen las respuestas, que en algunos casos confirman enfermedades, despidos, divorcios o que traen consigo la alegría de un nuevo amor o el trabajo soñado.

¡Qué vertigo da llamar a puertas a las que llevas tiempo sin asomarte!

jueves, noviembre 14, 2024

Serenidad

Tras leer dos de mis novelas y comentar mis textos durante años, dio la casualidad de que Rosa coincidió conmigo en su viaje a Roma con dos amigas granadinas, Encarni, puro nervio vitalista, y Maren.

Ella, malagueña de biografía dura, recién entrada en la sesentena, me reconoció rápido al encontrarme en nuestro lugar de encuentro de Piazza di Spagna, bajo una luz templada de noviembre.

Nos dimos un achuchón sincero.

Encontramos, tras varios intentos fallidos, un café donde instalarnos. Cuatro capuccinos y cuatro cornettos dieron para mucho. Tres mujeres libres me abrieron su corazón.

Hay quienes utilizan las redes sociales desde el rencor, y no saben lo que se pierden.

Maren, sanitaria que brega por casas de ancianos, de mirada tan cansada como curiosa, me dijo, cuando nos despedimos, algo que no olvidaré:

—Salva, transmites serenidad.

martes, noviembre 12, 2024

Azafata

Porque soy muy despistado, era la segunda vez que me pasaba en pocos meses. Me ocurrió en el vuelo a Bucarest de septiembre y en este de noviembre a Roma.

La compañía aérea Wizz-air te cobra las maletas pero, además, debes facturarla previamente en el mostrador.

Harto de viajar, me parece una práctica antediluviana, así que se me olvida y aparezco con la maleta en el embarque.

—Señor, no puede embarcar, a no ser que pague 50 euros por la maleta.

—Pero, ¡si la he pagado!

—Tenía que facturarla previamente.

No era yo el único, sino que había unas diez personas en mi situación. Es una forma poco elegante de sacarte los cuartos.

En el vuelo a Bucarest enfurecí y pagué los 50 euros. En el de Roma calmé a la gente, saqué mi mejor sonrisa, me excusé con la azafata y conseguimos pasar todos, gratis, gracias a su 'simpatía'.

—Excúsanos, no volverá a ocurrir.

Siempre gana la sonrisa.

Ragú

Comía unos tagliatelle al ragú en una esquina de la Vía del Corso, con un pichet de tinto de la casa y un sol de otoño de temperatura perfecta. Había visitado todo lo visitable entre Santa María Maggiore y la Piazza del Populo. Tan feliz como cansado, no tenía piernas para volver al apartamento.

Cuando fui a pedir un Uber vi que apenas tenía batería y me impacienté por pedir la cuenta, que tardaron en traer. Ya en la calle, el móvil se me apagó por completo.

Estaba a tres kilómetros de mi alojamiento y no sabía ni hacia dónde tirar. Sin Google maps ni Uber, pensé en meterme en un kiosco a comprar un plano de la ciudad.

De pronto tuve una visión. ¡Un taxi con la luz verde!

La tecnología nos vuelve tontos. No tuve más que levantar la mano.

Hamaca

Hay quien relaciona las vacaciones con una hamaca.

Y suena bien.

¡El dolce far niente!

Yo, en cambio, casi nunca lo he visto así, porque creo que el descanso tiene más que ver con vaciar la mente, de lo de siempre, más que con poner las piernas en alto.

Estos días que llegan a su fin en Roma son buena prueba de ello. Tengo las piernas reventadas, pero la cabeza renovada, limpia, rejuvenecida y el alma abierta a retomar la vida con más ganas que nunca.

Ya habrá tiempo de dormir.

Roma

Roma me desborda de belleza.

Suena tan cursi como lo es en realidad, pero no hay que acomplejarse de expresar lo que uno siente, y a mí, esta ciudad, tras decenas de kilómetros recorridos en todas las direcciones posibles, me resulta arrebatadora.

Es una cura terapéutica, porque a determinadas edades uno cree que va menguando la disposición a la emoción, que uno empieza a estar de vuelta de todo, sin embargo uno llega aquí y se da de bruces con la grandeza del hombre para construir belleza.

Con mucha sangre por medio, sí, con intolerancias, envidias, saqueos, guerras, epidemias y persecuciones.

En Roma todo eso se mete en una minipimer y te encuentras con algo que supera las expectativas de cualquier persona que se considere sensible.

Hay momentos, ¡muchos!, en que te reconcilias con el ser humano. ¡Hemos sabido crear algo así!

Maps

Hay un verbo francés, 'flâner', que viene a expresar lo que es pasear sin rumbo, deambular, pero sin la connotación negativa que implica este último, porque añade al término un concepto que no integra el español, el de voluntariedad. ¡Querer perderse! ¡Estar abierto a todo lo que vaya saliendo al paso! ¡No tener necesidad de llegar a ningún lado!

Esta semana en Roma es de puro 'flâner'.

Lo que no esperaba es construirme una técnica que combina lo mejor del pasado y del futuro, que no consiste sino en pararse allí donde ves algo que te llama la atención y buscarlo en el mapa del móvil. Si el sitio en cuestión tiene muchas estrellas y variadas opiniones, entonces lo busco en Wikipedia para saber más y, la mayoría de las veces, acabo entre los pasillos o caminos de ese recinto, con la lección recién aprendida de qué es lo que paso allí, los lienzos, las estatuas, las fuentes que hay que ver, las leyendas que fraguaron el mito de ese palacio, parque o iglesia.

Entonces, con el alma llena de belleza, salgo de nuevo a 'flâner' hacia donde el cuerpo me pida.

(Sí, hay ocasiones en que me permito hacerme con términos en otras lenguas)

jueves, noviembre 07, 2024

Zuzto

Jugaba, hace años, con el hijo de un amigo en la orilla de la playa. 

Era la primera vez que veía el mar.

Apenas sabía decir dos palabras, pero cuando llegaba una ola y le mojaba los pies, me miraba y gritaba:

-¡¡¡Zuzto!!!

Así, con dos zetas. Yo lo agarraba y lo llevaba tierra adentro, pero a él le iba la marcha y volvía de nuevo en busca de la ola. Cuando le llegaba, de nuevo levantaba las manos pidiendo ayuda.

-¡¡¡Zuzto!!!

A mí se me quedó tan grabada esa escena que la integré en el niño que hay en mí, de forma que cuando me encuentro en situaciones desagradables en las que no sé si indignarme o llorar, mi crío interior grita dentro de mi cabeza: 

'¡¡¡Zuzto!!!'

miércoles, noviembre 06, 2024

Horror

He pasado media noche en blanco con la esperanza de que el pueblo estadounidense asumiera la responsabilidad de no dar el poder a un delincuente convicto que habla de los inmigrantes como asesinos, que trata a las mujeres como objetos sexuales y que lidera asaltos contra las instituciones democráticas cuando el resultado no le conviene.

Pero no, nos quedan cuatro años por delante para soportarlo al frente de la primera potencia mundial, cuando el cambio climático, que él desprecia, empieza a mostrar sus fauces.

Que lo estén celebrando Putin, Netanyahu, Milei, Orban y Kim Jong-un es la mejor prueba del horror que se avecina.

Hoy, más que nunca, es necesario defender la democracia.

Triste

Gana el fascismo. 

Mi profundo lamento por el devenir del planeta. 


martes, noviembre 05, 2024

Imitar

A mí me gusta imitar.

Imito aquello que me deslumbra de los demás, sea una técnica para organizar reuniones, una forma de escribir capítulos, un gesto elegante al saludar, una expresión de gratitud.

Lo hago de forma inconsciente, aunque a veces me descubro en los ojos de otro, en las manos de otro, en la mente de otro, y me digo que es inteligente eso de robar sin violencia las cualidades que disfruto de la gente que me muestra lo mucho que siempre hay por ser mejor.

Química

Es un hecho humano, natural, que no con todos los amigos de Fran yo tenga química. Y viceversa.

¡Faltaría más!

Eso sí, cuando esa química se da, la vida se hace más bonita, porque ese regalo que es suyo, currado desde siempre, idolatrado como solo lo pueden ser las amistades auténticas, se convierte en un tesoro que nos une más como pareja.

¿O no es hermosísimo ver como se abrazan, sin pudor, dos personas a las que no puedes querer más?

Mueble-bar

Mucha gente tiene más tontería que un mueble-bar.

Dentro de ese círculo están los que se regocijan usando términos en inglés en el trabajo.

Salva, tenemos que hacer un call.

Por ahorrarse decir videollamada. 

Yo entiendo determinados términos anglosajones que se han ido integrando en nuestro lenguaje laboral, a pesar de que exista siempre el sinónimo en español, pero hay compañeros que se regocijan con cada nueva expresión que introducen.

¿Hacemos un wrap-up tras su speech antes de programar el kick-off del despliegue del roadmap?

Cuando lo que viene a decir es ¿qué es lo que nos interesa de lo que nos ha dicho este tipo antes de organizar el nuevo proyecto?

Hay gente a la que le das un carguito y se le sube la idiotez a la cabeza.

Roma

Era un regalo que llevaba años esperando, ofrecerme una semana de vacaciones fuera de temporada.

Adaptado a hacerlo en verano y navidad, acorde con el cierre de las fábricas, hacía tiempo que llevaba maquinando la idea de agrupar unos días para regalarme una pausa larga en algún paraíso conocido o por conocer.

Esta noche vuelo a Roma.

Ya la visitamos hace mucho tiempo, apenas un par de días, aprisa y corriendo por querer abarcarlo todo. Me deslumbró y me angustió a partes iguales. Por las prisas, por la grandeza, por las expectativas, por el despiste.

Esta vez tengo a Roma para mí. Ella y yo. Sin intermediarios. Desayunos a primerísima hora para patearme la ciudad, sin rumbo, sin ansiedades, mientras dejo que el resto del mundo se ocupe de que el mundo funcione.

Ya el miércoles aterrizará Fran, para el que habré colocado todas las alfombras rojas que él merece.

domingo, noviembre 03, 2024

Importancia

Creo que en demasiadas ocasiones nos damos mucha importancia.

La vida es más sencilla que todo eso.

Esos aires de complicación llegan incluso a mis textos.

-Salva, te desnudas demasiado frente a tus lectores.

Y yo me digo, ¿qué más da? ¿qué transcendencia tienen las historias que yo cuente sobre mí, más allá de establecer un vínculo de conexión contigo?

Soy de la opinión de que deberíamos ser más transparentes, menos encorsetados, más abiertos a hablar de lo que nos preocupa, de lo que nos ilumina la vida. Al abrirnos a los demás estamos liberando la naftalina que muchas veces se apodera de la vida de tantos por no querer compartir nuestros miedos y alegrías.

Nada es tan importante.

Siesta

Soy dormilón y me encanta leer, dos características en mí que se han ido entremezclando en la mente de Fran durante la media vida que llevamos juntos.

Al tener siempre la compañía de un libro, es habitual que pase tardes o noches de lectura. No hay espacio para el aburrimiento si tienes una novela a mano. Así que, en cualquier momento de cualquier día le comunico mis planes a Fran:

—Voy a leer.

Me produce tanto placer el hacerlo, me desconecta tan rápido de la realidad, me siento tan cómodo que, en menos que canta un gallo, me quedo frito.

Así que Fran ha modificado nuestro vocabulario, de forma que, cuando se va a dormir una siesta o se acuesta un poco antes porque tiene que madrugar, yo le pregunto:

—¿Dónde vas?

Y él, con guasa, me responde:

—Voy a leer.


viernes, noviembre 01, 2024

Pareja

Qué equivocado está quien piensa que la felicidad es sinónimo de vivir en pareja.

Lo dice quien lleva media vida durmiendo agarrado por las noches, pero quien sabe de tantas personas queridas bien felices sin nadie a su lado ni necesidades de tenerlo. Es más, conocedor de primera mano de tantas vidas frustradas por aguantar al melón (o melona) de turno y no tener las agallas para decir 'hasta aquí hemos llegado'.

Nos venden vidas ideales y se nos educa en lo que es una existencia triunfante, en la que no caben aquellos que decidieron que no quieren unir su destino a otra persona.

Realizarse depende de uno, de nadie más.

Juanmi

La vida te lleva por senderos que te enseñan a comprender conceptos manoseados, como el de la amistad de conveniencia, y te das cuenta de que las cosas no son blanco ni negro, que en la sutileza está la explicación de la naturaleza humana.

Antes de la pandemia comencé a trabajar en París, donde me encontré con antiguos compañeros de la fábrica de Sevilla que también tomaban el mismo vuelo los lunes por la mañana, con quienes cené noches frías de invierno en restaurantes franceses vacíos de turistas, a quienes les hablé de mi familia y quienes me hablaron de las suyas, de sus sueños y sus miedos.

El tiempo pasó y hubo un momento en que nuestros destinos laborales se separaron.

La relación se deshizo tal como se provocó, con madurez, sin reproches. Nos utilizamos de buenas maneras el tiempo en el que nos necesitamos.


Muertos

Los muertos son más muertos cuando te cogen cerca.

Empatizas más si cabe porque escuchas los gritos de desesperación en tu idioma, porque la fisionomía de los pueblos es muy parecida a la de los tuyos, porque, sin tiempo a analizarlo, sientes que esas personas son parte de ti.

Ya no es solo que uno vea que la catástrofe no es un imposible, sino que conoces personas con nombres y apellidos que viven allí donde aún se busca a los muertos.

Ahora es tiempo de demostrar lo que queremos a nuestro país, no con proclamas políticas ni golpes de pecho. 

Nos tenéis aquí.

Vamos a salir de esta.

jueves, octubre 31, 2024

Ruido

Cuando me viene a la cabeza alguna de mis meteduras de pata, que son habituales, me pongo a cantar.

Suele ser al estar a solas, mientras me hago unos huevos revueltos o me achicharro con el agua de la ducha. Me viene la imagen de mí mismo diciendo lo que no debía y salta un tarareo de mi boca.

De mí, que no sé cantar.

Es una reacción instintiva del cuerpo ante los castigos de la mente. Aunque esté sin nadie más en casa, me entra la vergüenza y, tachán, me pongo a cantar.

¿Cómo pude decirle eso?

martes, octubre 29, 2024

Ibis

Las frecuentísimas tardes de hotel en un polígono industrial al norte de Madrid son balsámicas, pese a no ver desde mi ventana más que una horrorosa nave de logística desde donde salen camiones hacia cualquiera sabe dónde.

Trato de no reprocharme el no bajar a Gran Vía al dejar el ordenador en la habitación, pero me puede la morriña de la cama y el sueño se convierte en holgazanería hasta acabar como ahora, sentado frente a la salida de las mercancías, espiando, a través de mi ventana, a los últimos trabajadores que fichan el cierre de una jornada más.

Podría darme latigazos diciéndome lo duro que es levantarme a horas indecentes y acabar con mis huesos, desfondado, en la habitación de un hotel rodeado de autopistas que no permiten un mínimo paseo, pero no me quejo porque soy un disfrutón.

Disfrutón del regalo de tener un buen empleo, de saber que el amor llena mi corazón, de poseer estas tardes anónimas, solitarias, en medio de ninguna parte, donde puedo dar rienda suelta a mi imaginación espiando camiones que van de aquí para allá, haciendo ruido, moviendo el mundo, como fantasmas centinelas de un polígono carente de la belleza de las cosas.

La frase

Me ocurre a menudo, que tengo tan claro lo que quiero decir, que no termino de cerrarlo.

—Ya una vez que estemos allí lo...

Mi añorada amiga Montse siempre me decía,

—Ay, Salva, ¡termina la frase!

Se me va el santo al cielo antes de hacerlo.

—Pero si tú sabes lo mucho que yo te...

Hay veces, pienso, que mi mente lo hace adrede, porque añora tanto la regañina de Montse que me deja con la última palabra en la boca, para que aparezca mi añorada amiga y me grite,

—¡Ay, Salva!

Siempre ella está en mí.

lunes, octubre 28, 2024

Elisaka

Puede parecer exagerado, pero de entre los episodios más bonitos de mi vida está uno del que no soy más que un personaje secundario.

Nos conocimos siendo adolescentes y ellas dos se querían, se cuidaban y se divertían como hermanas. Estudiantes universitarias en Sevilla, venidas de Huelva, tuve la suerte de cruzarme en su camino cuando yo apenas salía de mi caparazón.

Quiso el destino que una de ellas se enamorase de mí y yo tuviese que desaparecer, sin embargo, en la distancia, las seguí, hasta que un día comprendí que se habían distanciado para siempre.

Treinta años después de su ruptura, tras muchos intentos por mi parte, conseguí provocar el reencuentro de ellas dos.. Fue en mi casa, fue una cena, fue un abrazo imborrable entre las dos.

Ahora vuelven a quererse, a cuidarse, a divertirse.

No sé si volveré a sentir de nuevo en mi vida una felicidad tan pura como ese abrazo que provoqué.

sábado, octubre 26, 2024

Salgados

Me gusta tanto hacer el camino entre Armaçao de Pera y Galé, atravesando un parque natural en plena costa portuguesa, que lo utilizo como terapia, el imaginarlo, cuando el estrés me coge por la garganta en los días duros de trabajo.

Son varios kilómetros sin apenas nadie, entre dunas, lagunas, pinos e higueras, perdido entre cantos de pájaros y el soplo de la brisa del Algarve. 

Me encanta recorrerlo al atardecer, así que suelo llegar  a la otra punta del camino cuando el sol ya se ha puesto.

De tantas veces que lo he tomado, Fran ha calculado el tiempo justo para llegar con el coche allí, unos minutos antes de que yo termine el paseo. 

Es entonces el momento en el que aparece con sus brazos desplegados al final del camino, viniendo hacia mí, justo cuando visualizo, exhausto, los primeros edificios que me conectan de nuevo con la civilización.

Yo abro los brazos igual de grandes, nos da igual quien nos mire, hasta llegar a él y fundirnos en un abrazo, de esos de llevarnos una vida sin vernos.


viernes, octubre 25, 2024

Iván

Mi querido sobrino Iván ha terminado sus estudios de informática y conseguido sus certificados de inglés, así que le toca encontrar un trabajo con el que trazar su futuro, que se presenta esperanzador.

Estos días le lancé el primer reto profesional, darle un meneo a la página web donde está todo el contenido relacionado con mis novelas.

—Quiero que, cuando la gente la vea, digan ¡Guau!

Le he prometido que seré muy exigente y le he aclarado que, al mismo tiempo, confío plenamente en él. Que no quiero decirle cómo tiene que quedar, sino que confío en lo que él me pueda proponer. 

Se pone colorado cuando le hablo con ese tono, pero a todo me dice que sí.

Os invito a visitarla ahora, www.salvador-navarro.com, antes de que Iván le meta mano y consiga entregarme la mejor web de un escritor de todo el mundo mundial.

jueves, octubre 24, 2024

Chunga

¿Hasta dónde debe llegar la empatía cuando te cruzas con gente chunga?

Siempre está la bella persona que te hace el listado de las razones por las que esa persona es así de insoportable e incluso puedes acabar por darle la razón. 

Sí, cierto, tiene tras de sí una carga emocional que la ha convertido en la persona insufrible que es hoy.

¿Cuál es nuestro rol? ¿Hasta qué punto tenemos que soportar a quienes ya se volvieron un engorro?

Hay días en los que pienso que somos demasiado benévolos con aquellos que van por la vida haciendo daño, hay otros en los que imagino qué hubiera sido de mí de haber vivido en su piel.

La respuesta cierta no es ni una ni otra, sino el hecho en sí de preguntártela.

Tiempo

No me da tiempo.

Es una frase torpe. A mí me lo parece. Cuando la escucho de alguien que conozco me suele incomodar, porque sé que no es cierta.

Siempre hay tiempo.

Son muchos los enredos en los que los humanos nos metemos, más aun si se tienen niños o padres que cuidar, si se encadenan varios trabajos, si cada día pasas dos horas en atascos, si tienes que cocinar, que planchar, que hacer la compra.

Pero siempre hay tiempo.

¿Qué sería de mí si no tuviera tiempo para ti?