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jueves, diciembre 04, 2025

Onda

Soy un gran lector de clásicos.

Haber disfrutado de Madame Bovary, Trafalgar, La tía tula o La montaña mágica es algo que queda dentro para siempre. 

Lo que sí observo, en mis intentos actuales de acercarme a escritores de hace siglos, es cómo la onda literaria actual vibra en otra frecuencia. La falta de tiempo para el ocio que padece nuestra sociedad hace que se haga bola para muchos el poder pausar los ritmos para leer capítulos largos donde, aparentemente, no pasa nada.

No hay paciencia.

Se pide más emoción, más rápido, más golpes de efecto, menos profundizar.

Es un reto al que nos enfrentamos los escritores actuales: saber narrar en la prisa de los demás.

Cada lector mira cuánto queda para terminar una escena, cómo de largo es el texto de facebook, qué porcentaje del ebook llevo leído, qué grosor le queda aún a la novela. 

Corremos, corremos, sin saber muy bien hacia dónde. Sin pararnos a disfrutar de estar parados. De respirar.

Recomendaría vivamente a Machado: 'caminante no hay camino, se hace camino al andar'.

No hay sitio al que llegar.

Muerte

Desde hace años hay una anciana que se muere en nuestro patio.

Sus gritos de dolor no paran desde no sé ya muy bien cuándo. A cualquier hora del día o la noche, de pronto surgen los ¡ay! continuos que se me meten en la piel para recordarme lo horrible que puede llegar a ser la vida.

Son tres hermanos los que conviven en ese piso. Él es un impresentable y a las dos mujeres las recuerdo, de siempre, asomadas a su ventana, dando los buenos días a cada vecino que salía por el portal.

Cada mañana suenan los gritos desesperados de una a la otra:

¡Carmen! ¡Carmen!

Es angustioso tener que irse del mundo así.

lunes, diciembre 01, 2025

Captura

Leía que quedamos para resumir vivencias, no para compartirlas.

Programamos cafés y cenas para ponernos al día, que es precioso, sin atender a que hemos dejado de crear memoria juntos.

Por eso es tan bonito quedar con una amiga y perderse unos días por Italia. 

No es lo mismo contar cómo lo hemos pasado que disfrutar de haberlo compartido.

Vivimos en un mundo programado.

Desprogramémoslo.

Bruno

Hay un restaurante del Algarve al que solemos acudir los viernes por la noche, directos, desde Sevilla, en cuanto terminamos de trabajar.

No es difícil enlazar que lo relacionamos con la pura felicidad.

Vamos a ese lugar no porque tenga la mejor comida, que la tiene, sino porque está Bruno.

Un portugués sumiller, casado con una sueca, recién padre de un pequeñín, que nos aconseja vinos de escándalo.

Cuando llevamos semanas sin ir, escribe a Fran:

"Me acaban de traer algo que os va a encantar".

Sueños

Es difícil que sueñe con alguien que no se desdoble en dos.

Puede acompañarme toda la noche mi hermana Raquel, que al mismo tiempo es la presentadora del Telediario. O mi amigo Martín, que se confunde con un compañero de Aveiro.

Yo vivo odiseas extraordinarias en mis sueños que nadie me sabe explicar.

¿Qué hago siempre conduciendo bicicletas de veinte metros de altura?

Ya en la ducha, tratando de reconstruirlos, me pregunto cómo el hombre ha llegado a la luna y no ha sabido descifrar las aventuras que vivimos al dormir.

Tal vez ahí se encuentre el germen de la mejor terapia mental.

domingo, noviembre 30, 2025

Bailar

Cuando pienso en gente feliz, me la imagino bailando.

No hay más que mirar a los niños. Esa falta de pudor cuando suena una canción y se bambolean de un lado a otro.

Porque no hay cosa más tonta, más innecesaria, más relajante que dejarse llevar por la música.

¿Quién no ha aprovechado un ratito a solas en casa, ha puesto el equipo a todo volumen y se ha lanzado a la pista del salón?

Ese día, ese rato, era feliz.

jueves, noviembre 27, 2025

Mérida

Venía en coche desde Valladolid, seis horas de ruta hasta Sevilla, tras una semana agotadora de trabajo. 

Con mi música, a mi bola, con la futura novela en mi cabeza y las ganas de cenita romántica con Fran, cuando paré a echar gasolina al entrar en Extremadura.

Se me acercó un hombre con uniforme de trabajo.

¿Pasa por Mérida?

Sí le dije.

¿Puedo ir con usted?

No le respondí, con toda la carga de una semana tras de mí de reuniones, seminarios, cenas de trabajo. No, lo siento. Necesito estar solo. —Me miró como quien mira a un extraterrestre.

Terminé de echar gasolina y miré hacia un lado. El tipo se tomaba unas cervezas en una mesa cercana, pero a mí me dejó una mochila de culpabilidad.

Bendición

Caía la noche por la vieja Sevilla, volviendo a casa, y vi una iglesia abierta.

No tener prisa me hizo asomarme.

'Se bendicen embarazadas', decía un cartel en la puerta.

¿Cómo conseguirán especializarse en eso? 

¿A qué ángel habrá que recurrir para que te den el título?

Me quedé tan flipado, que se me olvidó entrar.

Anónimos

Hay señales tontas que me llevan a otros tiempos y allí, entre la bruma de mi memoria, se me aparece gente con la que me lo pasé en grande.

Entonces trato de ponerles nombre, de encontrar una pista, de decirme cómo podría dar con ellos de nuevo.

Sí, en los recodos de nuestras neuronas hay una biblioteca de personas de las que perdimos el hilo de dónde tirar para preguntarles cómo les trata la vida que un día compartimos.

Amore

Era tan estúpida que me encantó.

Si te esperas un rato, te doy una mesa me dijo la camarera, con cara de sargento y el pelo tan estirado en una cola que dolía la propia frente de verlo.

Era un restaurante de Bari especializado en orechiettes y no queríamos perder la oportunidad de probarlos antes de terminar nuestro viaje a la Puglia.

Ya sentados, le pedimos un vino de la carta y nos riñó.

Ni se os ocurra tomarlo con la pasta. Entonces nos cogió la carta y nos dijo cuál debíamos elegir, incluso más barato que el que habíamos elegido. Este vino es el amor.

Ya comiendo vi al de la mesa de al lado, cotilla, fotografiando nuestra botella. Se la coloqué para que apareciera bien la etiqueta y el hombre, encogiendo los hombros y en italiano, se justificó:

Quería tener un recuerdo de 'l'amore'.

lunes, noviembre 24, 2025

Tout s'en va

No soy masoca, pero me gusta sufrir en pequeñas dosis.

Sobre todo al leer, al escuchar música, al escribir, al meterme en mundos oníricos que provocan un sufrimiento que, siendo virtual, no deja de conmoverme.

Me ocurre con una canción de Calogero, un intérprete francés que no dejo de recomendar.

En ella, 'Yalla', resuena una frase hermosísima: 'tout s'en va'. Palabras que recogen una emoción que me lleva a asomarme al precipicio.

Tout s'en va... todo se va, todo acaba... Entonces pienso en mi vida privilegiada, en mi amor eterno, en la gente que quiero, en lo feliz que soy... y me arrebata el dolor del 'tout s'en va'...

Tout s'en va.

Importante

Cuando echo la vista atrás para entender mi más que positiva carrera profesional, a sabiendas de mis muchísimas limitaciones técnicas como ingeniero, llego a una conclusión:

Mi gran cualidad es saber detectar qué es importante.

Me lo aplico también a mi vida personal, de la que no me quejo. He sabido, en los momentos decisivos, tomar el camino correcto. He entendido, en el día a día, qué es lo que realmente marca.

Hay personas preparadísimas que no llegan donde merecen porque se entretienen en lo accesorio.

Gracias

Soy malo.

Cuando le abro la puerta a alguien, le dejo pasar en la cola del súper o le explico cómo llegar a un sitio y no me lo agradece, les digo:

De nada.

Quien lo recibe reacciona con un gesto de mosqueo, pero me da igual. Me gusta provocar a la gente maleducada.


lunes, noviembre 17, 2025

Profesora

Hay quien se molesta porque dejes de seguirles o los bloquees, sin atender a la responsabilidad que tiene cada uno en publicar lo que publica.

Cada vez que alguien se posiciona en las redes se está sometiendo al escrutinio público.

Me consta que en muchas ocasiones me han bloqueado por expresar puntos de vista que no gustan a quien me lee.

Tras muchas vueltas, me vi obligado a borrar de mis contactos a una gran lectora de mis novelas. Una profesora de primaria negacionista del cambio climático empeñada en defender ideas trogloditas. 

¡Una profesora que modela las creencias de decenas de niños!

Prefiero perder un lector a simular que no lo veo.

domingo, noviembre 16, 2025

Italia

Que Italia es un país entregado al catolicismo no es algo que necesite un viaje para confirmarlo, pero hay escenas que van más allá de lo esperado.

Entrábamos en una iglesia imponente a la que restauraban su fachada. Impresionado por la grandeza de su interior, no hice mucho caso al guardia de seguridad apostado en la puerta.

El caso es que había un cura rezando que no lograba encontrar en ninguno de los altares. Un hombre que repetía unos salmos que entendí que eran la lectura del rosario.

Entonces, al salir, para mi asombro, vi que era el de Prosegur el que, desde su puesto de vigilancia, iba cantando por un micrófono los ora pronobis que resonaban en todo el templo.

Confesión

Impactados por la belleza de la Plaza de la catedral de Lecce, entramos a visitarla.

Todo giraba en torno a San Oronzo y pronto vimos, por determinados ensayos de gente moviendo velas y cruces, que ahí iba a pasar algo relacionado con 'la penitencia'.

Así que continuamos el paseo por la ciudad con idea de volver.

Al regresar nos encontramos con una iglesia abarrotada de sacerdotes confesando por todas las esquinas y gente haciendo colas.

Sobre todo, mujeres.

Nos sentamos a observar la historia de siglos. Cómo mujeres comparten sus pecados con hombres que las juzgan y que, lo tengo claro, en gran parte de las ocasiones, no las orientaban por el camino de la liberación, la autoestima y el empoderamiento.

No había más que ver las caras.

Supersticiones

Las supersticiones se quitan quitándoselas, porque si las alimentas acaban por bloquearte.

Convertimos una casualidad en ley, para lo bueno y para lo malo, hasta creer que estamos a salvo de malas noticias y tocados por el aura de una santa bendición. 

La realidad es mucho más prosaica. Romper los ritos es la mejor forma de comprobar que no hay rutinas que nos protejan. 

La salvación está en la acción. 

Pécora

En Italia no gusta lo verde para empezar. Si quieres una ensalada, salvo excepciones, debes pedirla como guarnición con el plato principal.

Así que acabas por comenzar las comidas con panes con burrata o tablas de chacinas.

Un mediodía nos decidimos por comenzar por un surtido de quesos. Cuando nos lo trajeron les pedimos que nos los explicaran, aunque fuese en italiano. 

Entonces nos señaló el orden en el que debíamos comerlos y de qué animal era cada cuál. 

Al llegar al último nos señaló: 

Este es de pécora.

Y se sorprendió con nuestras caras de espanto.

Sustos

Veíamos un Cristo yacente, tras un cristal, en la catedral de Amalfi.

Analizamos las similitudes con el Cristo velado de Nápoles que habíamos admirado el día antes.

Mira la posición de la mano izquierda, mira los dos cojines donde apoya la cabeza me decía Elisa. Es el mismo simbolismo.

Y la corona de espinas, colocada a sus pies -añadió Fran.

Entonces giré la mirada para ver los pies y me topé con un angelito a un palmo de mi nariz.

Mi grito de horror y el salto hacia atrás rompieron toda la magia.

Esculpían para asustar.

Amalfi

En cuanto entramos en el restaurante de Amalfi nos saludaron en castellano. 

Soy cubano nos comentó con una energía arrolladora mientras nos preparaba una mesa grande.

Especialmente atento con Elisa, le agradecí como la trataba.

¡Cómo iba a hacerlo de otra forma, si me he criado entre cinco mujeres!

Escucharle hablar de su madre era un canto a la vida.

Tortilla

Sé, porque me lo dice la experiencia, que hay momentazos del presente que se disfrutan incluso más en el futuro.

Atravesando en barco el Tirreno, entre Amalfi y Cetara, decidimos comprar los ingredientes para una tortilla. Teníamos una casa en Ravello que queríamos disfrutar.

Ese vinito de pueblo, mientras se freían con calma las patatas, escuchando las risas de Elisa, viendo a Fran preparar la mesa, va a ser un lugar al que volveré muchas veces cuando la vida se tuerza.

viernes, noviembre 07, 2025

Mujeres

Cenábamos en un bar muy coqueto por Plaza de Armas.

Todo novelista lleva un mirón encima y esa noche, relajada, me embelesé con la risa de dos mujeres que debían rondar los cuarenta.

No eran carcajadas, ni sus decibelios eran altos, ni sabía de qué hablaban. Eran, simplemente, dos mujeres libres pasando un buen rato.

A los chavales ultraderechistas de hoy en día les explicaría que en esa escena está el triunfo de décadas de democracia.

Taxista

Tras una jornada agotadora, tomé un taxi en una tarde desapacible en una ciudad norteña.

—A la estación, por favor.

El hombre, hablador, me empezó a contar que ese día no tenía previsto trabajar, pero que la lluvia le había hecho abandonar sus planes. 

—Eso es una suerte, ser uno su propio jefe —le dije.

Animado por mi respuesta, empezó a soltar por esa boca improperios acerca del mundo mundial, en un discurso lleno de descalificaciones racistas que rozaban la ignominia. Entonces decidí irme de allí sin abrir la puerta. 

El taxista, al parar en un semáforo, se giró, extrañado por mi silencio.

—Pensé que se había ido.

—No me apetece hablar con usted.

Quién me iba a decir que algún día tendría el valor de hablar tan claro.

Palangana

Mi hermano es palangana.

Como lo era mi padre.

Yo, afortunadamente, soy bético. Seguí la estela de mi madre.

A los sevillanos, en cuanto nos presentan a alguien que es del equipo contrario, lo vemos más feo.

Es gracioso cómo hay sentimientos que te instalan de pequeño de los que no te podrás deshacer.

Puede parecer una tontería, pero cuando la rivalidad vive dentro de casa, aprendes a querer al enemigo. Cuando el Sevilla gana un partido o un trofeo a mí me revienta, pero entonces pienso en David y en mi padre, y me relajo.

Samsung

Rey del despiste, llevo años relacionando mi acierto en conectar a la primera la carga del móvil con mi buena suerte.

¡Qué tino!

Porque cuando quiero llenar la batería del teléfono es a la hora de dormir, en esos instantes en que estoy más para allá que en este mundo. Tomo el cable, apunto y acierto. Nunca lo pongo al revés.

El otro día, en una reunión soporífera, me dio por analizar. Horror. Los conectores actuales son simétricos, igualitos por arriba y por abajo, no como los de toda la vida que solo tenían una posible posición.

Con lo a gusto que yo estaba con mi buena suerte.

jueves, noviembre 06, 2025

Corazones

Hay gente a la que no veo y que sabe todo de mí.

Así que llega una boda, una comida en un restaurante o una película en el cine, nos encontramos y me demuestra estar al tanto de mi vida, pensamientos y proyectos.

—Te leo a diario en las redes, Salva.

—Pues levanta el dedito —le respondo cariñoso—, muéstrame que estás ahí.

Cuando alguien se abre en canal y yo lo hago a diario es muy agradable recibir algo a cambio, aunque sea un pequeño corazón.

—Oye, Salva, que estoy aquí.

Goloso

Soy de un goloso empedernido y esa parte insana en mí se enfada con el Salva cuidador de su cuerpo.

Por mucho estrés que me invada, no perdono mi rutina de los seis mil pasos. Llueva, truene o haga 40 grados. No hay ni un solo día, en años, en que no los haya caminado ese mínimo imprescindible.

Las tardes de más pereza me pongo como objetivo una confitería en la calle Canalejas que tiene unas palmeras de chocolate espectaculares. Ir y volver desde casa viene a supone cumplir con el compromiso diario. Compromiso con más nadie que conmigo mismo.

Entonces, una gran parte de las ocasiones, rodeo la manzana donde está la pastelería y me vuelvo sin pecar. Me sirve como la zanahoria al conejo.

Eso sí, hay días en que caigo de lleno y me regodeo en el Salva pecador.

Tiempo

Tengo una ley laboral propia, y está por encima de cualquier otra:
si alguien quiere hablar conmigo, eso va primero.

Da igual si es un problema técnico o un desgarro personal.

Uno deja lo que esté haciendo y pone en ese compañero todos los sentidos.
Porque cuando alguien necesita hablar, no estar ahí es un modo de romperle algo.

Todo lo demás —los plazos, los informes, las reuniones— puede esperar.
Negarse a escuchar es la forma más silenciosa de envenenar un equipo.

Puglia

Descansar, para mí, no implica reposo.

Implica cambio. Y el cambio suele asociarse a paisajes ajenos.

A estas alturas, el año pasado, mi descanso fue Roma. Desaparecí diez días para encontrarme a mí mismo en esa imponente ciudad, sin planificación ninguna. Caminar y detenerme donde me apeteciera. Comer aquí, sentarme allí, echarme una cabezada cuando me lo pedía el cuerpo.

Esa Italia me calmó.

Este sábado vuelvo a repetir descanso, uno de no parar desde Nápoles a Bari, recorriendo la costa amalfitana, Matera y la Puglia. 

Volver a reflexionar sobre dónde voy en lugares que me abracen con su belleza.

Igualdad

Iba en el AVE y dos señoras hablaban de sus familias.

Lo sé porque, aunque ya me gustaría no haberlas escuchado, sus voces me impedían trabajar.

Hablaban de cómo se les iban quedando sus casoplones vacíos con la partida de sus hijos. Eran casoplones porque daban detalles del número de habitaciones que tendrían que cerrar.

El mío pequeño no ha sacado nota para entrar en Ingenieros, así que lo hemos metido —¡atención, lo hemos metido!— en la privada, en el CEU, tú sabes...

Sí. Yo sé. Todos sabemos. Quien no progresa es porque no quiere.

miércoles, noviembre 05, 2025

Metálico

Hace unos días me devolvieron un dinero que presté y decidí no ingresarlo en el banco. Pensé que teniendo billetes en la cartera sería un poco menos gastoso.

Los problemas no vinieron por ahí, porque sigo siendo callejero, sino por mi torpeza para moverme con efectivo.

Son siete con dos —me dice la del Carrefour.

¿Siete con dos? Empiezo a sacar billetes y monedas para que la cajera vaya picando de la palma de mi mano, porque hacía años que no los utilizaba para realizar ningún pago.

Me ocurre casi lo mismo que al escribir. Ya solo uso el boli para las dedicatorias de mis novelas.

¿Qué significa esa palabra? me preguntan, apurados.

Y no la entiendo ni yo.

domingo, noviembre 02, 2025

Hipoteca

La hipoteca se va vaciando conforme se vacía la vida.

No hay mejor metáfora de la existencia, que ver cómo conforme vamos quitando carga vamos perdiendo fuerzas.

No dudo que hay un componente de victoria personal en esos bocados que le vamos dando a esa deuda infinita. El sistema es lo que quiere, que seamos ciudadanos ejemplares en busca de nuestro cachito propio de paraíso. 

Más que el sistema, es la banca la que siempre gana. 

Tantos miles de millones de euros de beneficio cada año que da incluso vergüenza ajena.

Eso sí, no les pongas impuestos: no vaya a ser que contribuyan al bienestar de esos ciudadanos que los hacen inmensamente ricos.


Sucio

Para hacer deporte en el colegio nos cambiábamos en las gradas del polideportivo. Éramos pequeños e imberbes. Pero un día uno de los mayores, desagradable y cretino, se bajó los calzoncillos y nos mostró de forma burda los genitales. Recuerdo sus carcajadas al hacerlo.

Cuando nací a la sexualidad, sintiéndome diferente, busqué todas las herramientas que un crío inteligente puede encontrar para renegar de la propia naturaleza, por temor a defraudar, sobre todo, a los padres.

Así que, durante mucho tiempo, utilicé la imagen de ese gañán mostrando sus genitales para hacerme con la sensación de asco a lo masculino.

Era mi propia autoterapia de conversión. La más cruel, la que aún deja una estela, la que envenena los propios deseos.

Hay quienes votan a partidos que quieren instaurar esa tortura para jóvenes de familias bien, que ya sufren con terror el no ser como sus padres hubieran querido que fuesen.

sábado, noviembre 01, 2025

Arena

Miro la arena bajo el Arte Náutica y veo al pequeño Iván jugando al fútbol con la camarera.

Hay imágenes, benditas, que quedan para siempre.

Ese restaurante es nuestro refugio, donde Fran y yo acudimos tras el duro trabajo de la semana, desde hace veinte años, cada vez que nos acercamos a Portugal.

Lo descubrimos cuando mi sobrino era un renacuajo al que no le gustaba comer. Se venía con su balón y se liaba a pegar patadas a los pies del local, erigido sobre patas de madera en plena arena.

Una tarde, una camarera bajó a jugar con él.

Bondad

El jueves por la tarde hablamos de la bondad.

Era una tertulia con mujeres lectoras acerca de 'Lo que hicieron de mí'. La habíamos convocado en el café Piola, uno de los escenarios de la novela, y pronto saltó la polémica.

—¿Cómo puede tanta gente ayudar a Álvaro en esta historia?

Había quien criticaba tanto buenismo; otras compartían ejemplos personales que desmentían mi teoría, basada también en experiencias personales, de que lo bueno trae a lo bueno.

Con todas las excepciones del mundo.

La edad es enemiga para mucho, pero aliada para aprender a elegir de quien rodearte. Si eres una persona de luz y tienes carácter para alejarte de quien no te conviene, es probable que cuando pidas ayuda a esos que has elegido, te la den.

Entre otras cosas, porque sabrán que tú harías lo mismo.

jueves, octubre 30, 2025

Merengue

Hay lágrimas que no imaginas que puedan llegar de golpe, pero ayer aparecieron.

Apagué luces para ver el funeral de las víctimas de la DANA y la atmósfera de dolor se apoderó de mi salón, acariciando el clímax de tristeza cuando Naiara cantó el amor por su marido muerto, Slim, un inmigrante a quien conoció en Mallorca, venido de Túnez, y al que llevó a su tierra valenciana cuando se casaron.

Con quien compartía su vida desde hacía 25 años.

Narró cómo esa maldita noche llegó con sus hijos a casa y allí no estaba Slim, cómo atravesó todos los terrores hasta recibir la terrible noticia de que ya nunca más lo vería con vida.

Habló entonces de un pastel que hizo su marido unos días antes. Naiara tomó el merengue que lo coronaba y lo guardó en el congelador. Incapaz de comerlo, incapaz de tirarlo.

Así quedaron tantas vidas: como un merengue en el congelador.


Sillón

Para mí la felicidad son las mañanas de sábado sentado en mi sillón del piso del Algarve componiendo historias, con el pie de Fran buscando caricias de mis manos.

Ese placer del tiempo detenido, de no necesitar nada, de congraciarse con uno mismo.

El mayor grado de madurez de un ser humano radica en no conocer el aburrimiento, en saber sacarle partido a esos grandes ratos en los que el mundo no nos demanda nada.

Siento que mientras nuestro bienestar mental venga dado por rutinas que no se miden en dinero, estamos salvados.

domingo, octubre 26, 2025

Llorar

No solo tenemos el íntimo derecho a llorar nuestros dolores, sino que pocas actividades me parecen más sanas para calmar al frágil individuo que habita en nosotros.

A lo que no tenemos derecho es a llorar todo el tiempo. Y cuando hablo de llorar, me refiero también a la queja y al lamento.

Porque nuestro desconsuelo, cuando se prolonga, lo embadurna todo de tristeza y parálisis; esa hiedra lo agarra todo por las piernas, las nuestras y las de quienes nos quieren.

Yo comparto trabajo con gente a la que no le he escuchado en meses otra cosa que lamentos. Y, aseguro, que esas personas perjudican seriamente, no solo mi productividad, sino mi salud mental.

Barcelona

Cuando hago repaso a mi vida viajera, encuentro con facilidad el instante que más me impresionó.

Ayudaba que yo era un crío, que apenas había salido de Sevilla, que iba con una ilusión tremenda a participar en mis primeros campeonatos de España de remo.

Fue mi entrada en Barcelona. Cómo la avenida Diagonal abría aquella ciudad enorme en dos a nuestro paso. Tanta belleza, tanta gente, tanto coche, ¡tantas historias!

Asomado a la ventana de mi autobús, camino de Girona, me quedé impactado por la potencia de un lugar que no podía imaginar, por entonces, que visitaría tantas veces cuando me hiciera mayor.

Linkedin

Las redes sociales suelen servir para alimentar el ego, pero hay algunas, como LinkedIn, donde este puede alcanzar cotas de narcisismo.

Entiendo su utilidad para la búsqueda de empleo o para tratar de generar contactos en tu mismo nicho profesional, lo que ocurre es que el ser humano es víctima de su propia petulancia y la aplicación se convierte en una auténtica hoguera de las vanidades.

Llena de frases grandilocuentes para presumir de cada proyecto, de verbos excesivos para declarar tu amor por la empresa, de descripciones más que trabajadas de puestos directivos para hacer ver al mundo tu valía.

Los 'I'm excited to share this with you' lo inundan todo y yo, honestamente, no me 'excito' tanto con el día a día de mi empresa, por mucho que sea el primer interesado en que nos vayan las cosas bien.

Guapo

Cuando una persona ha sido rabiosamente guapa en su juventud, ya tiene anticipada la condena de 'en lo que se ha convertido' en cuanto la vida empiece a trazar los primeros signos de decadencia.

Por eso es tan complejo nacer guapo: quienes lo hacen reciben recompensas y castigos injustos solo por serlo.

Porque sí, la belleza abre puertas a quien la posee, pero si se abusa de ello puede que llegue el punto en que se cierren en las narices por no haber comprendido que lo que realmente da fuerza con el paso del tiempo no se maquilla en ningún espejo.

Familias

Es muy sano que en las familias convivan distintas sensibilidades políticas, porque por muy convencido que uno esté de sus creencias, es más fácil escuchar los argumentos del que piensa diferente cuando es un hermano, un padre o un hijo.

Cuando es así es más complicado lanzar insultos al otro.

En estos tiempos de barricadas falta mucho la charla sana para entender las razones en el otro. 

Si a ese otro lo quieres, los decibelios bajan.

jueves, octubre 23, 2025

Timbrazo

Concentradísimo en mi trabajo, sonó el timbre del portal. No una, ni dos, sino cinco veces y durante largo tiempo.

Llegué al telefonillo con toda la rabia que surge cuando ataca la mala educación. Y con la frase de cabreo bien preparada.

—¿Quién es? —pregunté.

Entonces escuché la voz de una anciana, medio asfixiada, preguntando por un tal Antonio.

La ira se me fue a los pies.

—En mi piso no vive, señora, pero le abro.

Nunca podemos asegurar con quién vamos a tropezar.