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jueves, octubre 29, 2020

Terror

A mi abuela le gustaba pelar patatas viendo la tele.

En las largas noches de verano en la casa de Castilleja, yo me sentaba a su lado mientras mis hermanos danzaban por la casa. 

Como ella siempre leía con antelación el Teleprograma, algo más sencillo cuando había dos cadenas, solía ponerme en tensión horas antes contándome de qué iba la película de la noche. Porque yo entraba siempre al trapo de la ilusión.

Hoy echan 'El hombre de los rayos X'

Yo era muy chico, un renacuajo escuchimizado, pero recuerdo la impresión como si fuese ayer. 

Siempre he sido miedica.

Vi media peli pegado a mi abuela, que iba y venía de la cocina. Cada vez que el hombre de los rayos X utilizaba sus poderes y observaba a las personas como si les hiciera una radiografía, con los efectos especiales limitados de por entonces, yo corría gritando, aterrorizado, hasta la cocina.

—¡Apaga la tele, abuela! —no había mando a distancia por entonces, y el simple hecho de acercarme al televisor era una aventura imposible cuando aparecían esos personajes todo huesos.

Una vez que el corazón me regresaba a su sitio, volvía a tirarle de la falda.

—¿Ponemos un poquito más, abuela?

—Pero si te mueres de miedo, Borete...

—Sólo un poquito más.

Se acercaba de nuevo al salón, entre suspiros, y la encendía, conmigo oculto detrás de ella.

Empezaba, otra vez, mi corazón a bombear.

Cuarenta y tantos años después, cuando veo una película de terror, aún me acuerdo de las faldas de mi abuela.


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