Esa sensación de plenitud de saberse amado es vitamina para el alma, saber que una persona a la que adoro me tiene en su pensamiento en su día a día, que me compra el queso que me gusta, que me dice lo mucho que le pongo, que sabe inquietarse por lo que me preocupa, que me llama cada noche desde la cama para decirme que no puede dormir sin mí.
Saber que él percibe lo mismo de mí.
Solo el amor está a la altura del amor.
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