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miércoles, diciembre 30, 2009

Tomarse en serio

A veces resulta sutil la diferencia, saber encontrar la frontera entre lo que es tomarse en serio a uno mismo y ser una persona comprometida, disciplinada, fiable, consecuente.

Mi reflexión se centra en aquellos que pasan por la vida, y son muchos, haciendo ostentación del yo. Pensar en la valía de uno y tomar este argumento como base para su desarrollo personal.

Soy un ferviente defensor de la frivolización de nuestros propios egos. Nadie es tremendamente importante, diferente, esencial.

Hay quien pasa por la vida encantado de haberse conocido. Eso lleva por caminos complicados que, en gran parte de las ocasiones, tiene como meta la más aciaga de las soledades.

Me gusta ver a compañeros de trabajo discutiendo como si les fuera la vida en ello sobre la presión de enmangue de un rodamiento sobre el alojamiento de un cárter de aluminio. Eso es pasión por el trabajo. Admirable. La decepción para con esa persona, en mi caso, viene dada por su incapacidad para asumir que un rodamiento no deja de ser un elemento inerte que se dedica simplemente a permitir que un eje ruede libremente en el centro de un taladro. Y que ahí acaba la grandeza de su trabajo.

Cuando por encima de la persona está el ser marqués, arquitecto, médico de prestigio, escritor o astronauta, ese disfraz no nos deja ver a la persona y, lo más grave, ellos se ven en el espejo con disfraz.

Es bueno ver carne al otro lado del espejo, y legañas, comprobar que cada año que se nos va tenemos más arrugas y eso no nos hace menos interesantes, sino más personas.

Sí, hablo de humildad, virtud pocas veces valorada.

Tomarse uno en serio es dañino para el equilibrio mental. Hay que quererse por cómo somos, tratar de establecer vías de progreso para ser mejor persona, buscar las maneras de sacar la sonrisa en los demás, estar ahí, con sinceridad, cuando alguien nos requiera.

Mirarnos al espejo, guiñarnos un ojo y sonreír.

1 comentario:

nosequé dijo...

Salvador, se ve más un CV, un uniforme, un titulo o un coche de los caros. Nos guste o no.
Humildad ¿qué es? Tiene la misma raíz que humillación, creo.