x

¿Quieres conocerme mejor? Visita ahora mi nueva web, que incluye todo el contenido de este blog y mucho más:

salvador-navarro.com

lunes, febrero 12, 2018

Absurdo

La gran confesión que nos ocultamos los humanos es la asunción sin excusas de que la vida es un absurdo, pero no sólo no lo admitimos, por nuestro bien, eso sí, sino que jugamos a disimular que no lo sabemos, actuando como si todo tuviera sentido y la naturaleza se rigiese por leyes justas.

Esa inmensa mentira nos hace fuertes, porque si el hombre hubiese consentido caer en la trampa de la verdad que mueve al mundo, donde entramos sin ser consultados y nacemos condenados a muerte, la tierra sería un manicomio descabellado de batallas cruzadas.

Adentrarse en la eternidad, comprender nuestro lugar en el mundo, asumir las soledades de cada uno es demasiado reto para seres tan pequeños y fugaces a los que se nos exige, nosotros mismos como tribu, un respeto a normas que intuimos venidas de otras esferas compuestas de verdades universales que, sin embargo, hemos creado entre todos a base de tropezarnos.

Tal vez el culmen del engaño, bendito culmen, sea el amor. Verle sentido a este teatro de obligaciones autoimpuestas gracias a la solidaridad con el otro que no eres tú, y entender que ese esfuerzo por hacer sentir especial a esa persona es de por sí la más hermosa de las locuras.

El mayor consuelo para el hombre no lo dio ningún Dios, sino un filósofo, que nos hizo comprender que en medio de todo este sinsentido hay una verdad irrefutable: somos una realidad única cada uno de nosotros, porque tenemos la capacidad de pensar nuestra existencia.

No hay comentarios: