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jueves, noviembre 06, 2014

Abandono

Me gusta correr. Con todo lo que implica de sufrimiento y fuerza de voluntad. Correr por placer y en solitario, a mis ritmos, sin música e improvisando recorridos en el entorno perfecto de la orilla del Guadalquivir en la que tengo la suerte de vivir. Con todo lo que también supone de placer corporal y autoestima íntima por los pequeños logros conseguidos día tras día. Correr para evacuar estrés, pensar en uno mismo sin profundidades insanas y sudar la mala vida que presumo de disfrutar. Para beber cervezas sin mala conciencia y permitirme tartas de queso equivalentes a diez kilómetros rodeando el Alamillo. Para sentir el paso de las estaciones fuera de los cuatro muros del trabajo, para atravesar las noches frías de invierno y recrearme en las luminosas del verano sevillano.

No hay día, cuando salgo a correr, en que no haya un instante en que me plantee el abandono. Momentos en que el aire no me llega a los pulmones, en que me digo 'hasta aquí he llegado'; instantes en que mi 'yo' sensato responde al visceral que no hay ningún problema para frenarse en seco, apoyar las muñecas en las rodillas y respirar. Saberse con la libertad para detenerse en cualquier momento se convierte en el mejor acicate para seguir: ser consciente de la voluntariedad de ese placer cotidiano.

Por eso corro solo, para conservar intacta mi capacidad de sufrir y disfrutar al límite que yo decida.

El condicionante perfecto para desarrollar cualquier actividad o pasión es saberse libre para abandonarla en cualquier momento. Esa libertad de elección combinada con la fuerza de la convicción es el cóctel perfecto para un amante del 'running', o de cualquier afición que se tercie.

La libertad, bendita palabra.

Saber que uno puede retirarse es la mejor medicina para no renunciar. No recuerdo haberme parado nunca a mitad de camino, a pesar de habérmelo planteado siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

SABIA FILOSOFIA QUE DEMUESTRA GRAN CONOCIMIENTO DE UNO MISMO.YO OPINO ASI DESDE QUE ENTRE EN LA ESPIRAL DE LA COMPETIVIDAD SIN ESTAR EN LA COMPETICION QUE ME HIZO PERDER EL GUSTO POR EL DEPORTE.EL CUERPO HUMANO SE HIZO PARA REALIZAR ESFUERZOS NO PARA TENER UNA CONDUCTA SEDENTARIA.