Vistos desde el cielo, los sevillanos debemos parecer escarabajos en estos períodos en que el cielo se eterniza en azul y el sol cae de plano.
Todo el que no es de aquí nos compadece.
Hay días duros, sí, en que el tema de conversación no es otro, horas en las que dar un paseo largo por la ciudad se antoja imposible, noches de insomnio sin aire acondicionado.
Yo, sin embargo, reivindico mi condición de escarabajo; las noches jaleosas de veladores repletos en que salimos de nuestras guaridas, el sonido de las golondrinas tras las ventanas, las siestas interminables con la casa a oscuras, los paseos en moto por la ciudad e incluso las calles desiertas de mediodía.
Somos hijos del sol, y eso nos marca.
Todo el que no es de aquí nos compadece.
Hay días duros, sí, en que el tema de conversación no es otro, horas en las que dar un paseo largo por la ciudad se antoja imposible, noches de insomnio sin aire acondicionado.
Yo, sin embargo, reivindico mi condición de escarabajo; las noches jaleosas de veladores repletos en que salimos de nuestras guaridas, el sonido de las golondrinas tras las ventanas, las siestas interminables con la casa a oscuras, los paseos en moto por la ciudad e incluso las calles desiertas de mediodía.
Somos hijos del sol, y eso nos marca.
1 comentario:
Y ese es también el atractivo del sur, toda su Cultura se gesta a partir de esa percepción del escarabajo...jejeje... Besotes.
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