jueves, abril 25, 2024
Muji
Mundología
Fran repite mucho un término que no le quiero robar.
—A ese tipo le falta mundología—me dice, de vez en cuando, al encontrarnos con situaciones que delatan la falta de recursos comunicativos, sociales o emocionales de alguien.
Sí, la mundología no se aprende en ninguna facultad, sino teniendo las orejas y los ojos bien abiertos. Abiertos a no pasar por la vida como una ameba, sino a participar de la aventura del existir con plena conciencia.
Suele ocurrir que ese tipo de personas, doctoradas en sentido común, transmiten una luz diferente que atrae sobremanera.
Es una más de las razones por las que yo, a Fran, lo quiero tanto.
miércoles, abril 24, 2024
Indignados
La gente se indigna muy rápido con cosas que no está obligada a hacer.
Leer este texto, por ejemplo.
Hay que saber que la libertad de uno está también en saber elegir y en huir de aquello que no te gusta, sin tener que montar un pollo.
A mí no me atraen en absoluto los programas de cotilleo, pues no se me ocurre ponerme la sangre negra acudiendo a Tele 5. Respeto que cada cual combata su aburrimiento como quiera o disfrute con esos formatos. ¡Libertad!
A mí hay cosas de mi ciudad que no me gustan, pues no acudo ni las fomento. Hay grupos de música que me cansan, evito escucharlos; vacaciones que nunca haría, pues planteo otras opciones.
Vivir indignado con situaciones que puedes evitar es, más que nada, de torpes.
Meterse en corral ajeno a demonizar la vida de los demás ya sí tiene un componente de maldad.
No tenemos derecho a decirles a los demás dónde tienen que buscar su paraíso.
martes, abril 23, 2024
Nunca sabrás quién fui
Citas
Me ocurre con cierta frecuencia y me hace feliz, que alguien, cercano o desconocido, me diga que se acordó de mí ante determinada situación.
—Siempre que me enfrento a esa persona, me vienen a la cabeza tus palabras de aquel texto que publicaste.
Es precioso compartir, decirnos cuál es la visión de mi mundo para que te ayude a ver el tuyo. Y viceversa.
Tengo la fortuna de tener lectores exquisitos que, con sus comentarios, me hacen incluso plantearme mis más profundas certezas.
Cine
lunes, abril 22, 2024
Vasco
domingo, abril 21, 2024
Reconocimiento
Siempre he tenido inseguridad con mi faceta de ingeniero.
Como un intruso en territorio ajeno, no son pocas las veces en las que me he preguntado qué aporto yo a la empresa, pese a las muchas pruebas, reales, que demuestran mi validez. Durante treinta años he cumplido los objetivos anuales que me han ido marcando, han ido subiendo mis responsabilidades, me han confiado la dirección de grandes equipos, han tirado de mí desde distintas secciones de la compañía.
En mis primeros años en Renault hice especiales migas con un hombre de mantenimiento que podría tener la edad de mi padre. De él aprendí no solo de técnica, que fue mucho, sino de alegría en el trabajo, de espíritu de equipo, de solidaridad.
—Lo llamaban el Mochuelo.
Una madrugada, mientras dormía en casa, sonó el móvil de empresa a eso de las tres.
—Hola Salva, soy el Mochuelo despertador, perdona las horas.
Tardé dos segundos en reaccionar.
—¿Qué pasa?
—Tenemos una máquina parada y peligra la producción de la noche. ¿Puedes recordarme como reiniciar el autómata?
Es de mis momentos más felices.
¡Era útil!
Amigos
sábado, abril 20, 2024
Achicar
Tengo dos grandes amigos que pongo como ejemplo cuando hablo de empatizar.
Llegué a ellos por sus mujeres y se han hecho tan imprescindibles en mi vida como ellas.
Cuando los analizo, arrastran en su mochila la carencia del afecto paterno. Más acusado en uno que en otro, pero los dos han padecido la frustración de no sentirse amados cuando eran pequeños.
No hace falta más que rascar un poco para que eso salga a la luz. Ese dolor.
De ahí que me sorprenda cómo de bien han gestionado esa actitud áspera del progenitor, hasta convertirse en dos personas de las más nobles que conozco. Buenas en el sentido amplio de la palabra.
Quisieron achicarlos y crecieron dos tallos hermosos, pese a algunas raíces podridas con las que aún tienen que batallar.
Tal vez para siempre.
Cómo duele un padre malo.
viernes, abril 19, 2024
Reproche
Hay quien no se da cuenta de que el reproche es desmotivador.
Que decirte que no la llamas te va a hacer llamarla más, cuando lo que de verdad incentiva es mostrar lo bien que me iría estando a su lado.
Si alguien no se acuerda de mí, no es culpa de nadie, sino que yo no soy lo suficientemente atractivo como persona para que me echen de menos, o porque he fallado demasiadas veces, o porque le aburrí en demasiadas ocasiones, o porque mi conversación no es tan interesante como yo pensaba.
Recuperar a alguien querido no se consigue sino mostrando nuestra mejor cara, no buscando los motivos en el otro.
Tal vez nos venga bien ese olvido.
jueves, abril 18, 2024
Contemplativa
Nos falta vida contemplativa.
Estoy convencido de ello. De nuestra necesidad, como sociedad, de mirar durante un rato al día los paisajes, las gentes que nos rodean.
Nos iría mejor.
Hacerlo como ejercicio voluntario, cada cual a su manera, pero educarnos a parar sin más motivo que el disfrutarlo.
Llegamos a los sitios, echamos la foto y nos vamos. Para decir, para decirnos, que hemos estado allí. Sin pararnos a oler, a ver las hojas moverse, a sentir los colores.
Tal vez nos dé miedo enfrentarnos a nosotros mismos y por eso buscamos ruido, algo que mirar, algo que teclear.
Lo lento es precioso.
Peor
¿Qué es lo peor que me puede pasar?
Es una pregunta que me hago cuando estoy en un apuro y suele desactivar todas mis alarmas.
Si cierro la puerta con las llaves dentro, o no me da tiempo a preparar la presentación del día siguiente, o no tengo la cartera cuando tengo media compra hecha, o cuando se anuncia huelga de vuelos justo en el período que tienes organizadas tus vacaciones, o cuando me toca el peñazo de turno al lado en una cena.
Lo peor que puede pasar es nimio en relación a la alegría de sentirse vivo.
domingo, abril 14, 2024
Empire State
Humor
Si escribir es una de las actividades que me pone de mejor humor, ¿por qué, a menudo, me cuesta tanto?
Tiene que ver, sin duda, con el esfuerzo que supone rebuscar en mis tripas.
Crear desde la nada es tener que dejar parte de ti en el intento, una composición de la que eres responsable último, en la que uno debe utilizar herramientas que están solo a su alcance, métodos que has tenido que inventar para conseguir sacar algo que interese, que aporte, que haga reír o conmover.
Mi principal argumento para escribir es indirecto y no es otro que la satisfacción que sé que voy a sentir cuando termine, porque si el primer motivo para hacerlo fuera que me voy a abrir en canal no tendría nueve novelas entre mis logros, ni un texto diario que compartir contigo.
viernes, abril 12, 2024
Salud
Hay un factor placer en el cuidarse.
Saber que la ensalada que tomas es sanísima, renunciar esa noche a la cerveza, darte el largo paseo hasta Triana pese a la pereza, hacer las flexiones antes de dormir, estirar la espalda en la ducha, comprar un kilo de sardinas en el mercado, con todo su omega 3.
Tenemos que disociar la lucha salud-disfrute, porque las dos caben en el mismo cofre de las maravillas.
Querer a nuestro cuerpo es querer al mundo. Cuidarlo es lo menos que nos podemos pedir.
Fea
—La vida es fea —me decía hace unos días un amigo, en el tanatorio, tras dar el último adiós a su madre.
—La vida es fea hoy —le respondí—. La vida es fea hoy para ti, para nosotros, que estamos aquí contigo.
Sí, así se ofrece a menudo, sin piedad, malaje, dañina, cruel.
Devastadora.
Me quedé pillado con su frase, que deshice, ya de vuelta, con esos días de sol en las playas de Conil, con los festivales que celebramos en su casa de campo, las fiestas de disfraces, el nacimiento de sus niñas, las cervezas en la Alameda, su pasión al hablarnos de su empresa, las discusiones divertidísimas con su mujer.
Enrique
—¿En qué consiste tu trabajo actual?
—¿De verdad te interesa saberlo? —me respondíió, sorprendido.
—¡Claro que sí!
Hacía tiempo que no nos veíamos y tenía ganas de saber cómo le iba, y en ese saber va incluida también la vida laboral, ésa a la que dedicamos tanto tiempo los que tenemos edad de trabajar y la suerte de tener un empleo.
Yo hago vida con muchos amigos y conocidos que no tienen ni idea de a qué me dedico, les basta reducirlo todo a 'ingeniero de la Renault'.
Una amiga, cuando se refiere a mi trabajo hace el gesto de teclear. Supongo que imagina que yo me paso las horas escribiendo informes en un ordenador, porque no tiene el más mínimo interés en saber. Cada vez que gesticula mi forma de trabajar, me apetece decirle:
—Sí, soy pianista.
domingo, abril 07, 2024
Corregir
Ingenuidad
sábado, abril 06, 2024
Refunfuñar
Tengo la sensación de que, cuanto mayores nos hacemos, más refunfuñamos.
Desvanece
El ser humano
Contaba acerca del único accidente de circulación que he tenido. Íbamos por la sierra de Cádiz en dos coches, hacia una casa de campo que habíamos alquilado para un fin de semana largo. Yo conducía el segundo.
Patinete
Ya en la calle, pasada la medianoche, terminábamos de despedirnos tras una de esas cenas entre amigos que te dan la vida, cuando vimos acercarse una mujer conduciendo con ambas manos un patinete. Llevaba la cabeza doblada en un escorzo imposible para sujetar el móvil entre la oreja y su hombro.
Hablaba a voz en grito.
Nos apartamos para dejarla pasar y nos miramos, hasta que alguien se atrevió a decirlo.
—¡Lo que tiene que hablar esa mujer!
Daba pereza de solo pensarlo.
miércoles, abril 03, 2024
Autoridad
Corazón
Solo a quien se le ha vuelto loco el corazón sabe disfrutar de su latido, pausado, con una mano en el pecho.
Sentirlo ahí, calmado, rítmico, tranquilo, sano.
Quien no supo de problemas cardíacos da por hecho que ese músculo se mueve porque sí, que no merece que celebremos su buen comportamiento.
Apaga la luz, déjate caer en la cama, pon la palma de tu mano en el pecho y siéntelo. Regocíjate con su tic tac, constante, fiel; firme, perseverante, protector.
Es el pulso de la vida.
domingo, marzo 31, 2024
Tiendas
Mezcla
Turismo
Tras unos días en Florencia, uno vuelve a casa feliz, por encima de todo, empapado de belleza, de conocimiento, con nada que seas curioso, cargado de energía para volver a los días iguales, más sabio, más sensible.
También inquieto por lo que el turismo de masas destroza, entre otras cosas el buen carácter del ciudadano que habita esos lugares. Nos ha sido difícil encontrar un florentino simpático. En el hotel, en los restaurantes, en las taquillas de los museos. ¡Están hasta el gorro de turistas, a pesar de que muchos vivan de nosotros!
Haber combinado el viaje con Bolonia sirve para comparar dos realidades. Una ciudad fagocitada por extranejros, frente a otra que aún mantiene su personalidad. Una donde es imposible hacerse una foto sin que suene un claxon o una protesta, frente a otra donde incluso puedes pedir que te retraten.
Viajar no puede volver a ser una actividad elitista, no iría por ahí mi razonamiento, pero me cuesta encontrar una solución a la habitabilidad de ciudades-museo que pueden acabar por ser caricaturas de lo que fueron.
Inteligencia
Una persona no puede ser inteligente si no sabe escuchar.
Así me lo resumió Fran tras una cena agotadora en la que la otra persona no se molestó siquiera en disimular con un ¿qué tal estáis?
Reconozco que es un tema sobre el que me repito, de tan llamativo que me resulta. Esas ansias por el yo, yo y yo sin preocuparse por el vosotros.
Acaba ocurriendo que con gente así terminas por no quedar, que es menos complicado, tal vez menos valiente, que decirle 'no hay quien te aguante'.
Sí, la inteligencia es, también, callarse y escuchar.
martes, marzo 26, 2024
Yiyi
A veces, suena muy novelero cuando se dice eso de que alguien no ha muerto, por el hecho de que sigue vivo en nosotros, pero en el caso de mi tío Yiyi es muy fácil de explicar.
Cuando apenas tenía 13 años, un niño enclenque en un colegio homófobo y ultracatólico, fue él la primera persona que me vio en el agujero y tiró de mí hacia fuera.
—Borete, tú te vas a apuntar a remo con mi amigo Anchoa.
Convenció a mi madre y no me dieron opción.
La semana siguiente, nervioso como un perro chico, me planté en ese club deportivo y allí estuve entrenando a diario hasta que entré en la universidad.
Descubrí que había otro mundo, hice amigos, aprendí valores nuevos, comencé a formar un cuerpo de hombre, salí de la ratonera de mi habitación, ¡respiré!
Si Yiyi no hubiera tirado de mí, yo sería hoy una persona mucho menos interesante.
Él se nos fue el viernes pero, con el tanatorio abarrotado para despedirlo, seguro que seguirá viviendo en muchos de los que estábamos allí.
lunes, marzo 25, 2024
Presumir
Tacos
Partido
sábado, marzo 23, 2024
Vino y quesos
Los días de vino y quesos sí existieron.
Es una imagen que nunca debemos perder de la cabeza. Existieron y, tal vez, volverán.
Los días en que quisimos con el corazón, en que nos dolió la barriga de reír, en que descubrimos un paisaje al girar una curva que nos hizo exclamar ¡qué maravilla!
Esos días existieron y fueron nuestros. Y habiendo existido, ya son nuestros para siempre.
Y eso vale más que todas las riquezas acumuladas.
Aznavour
Macarena
Talibán
De Afganistán aprendimos, desgraciadamente, un término que utilizo mucho.
Todavía no
Noche tenebre
sábado, marzo 16, 2024
Michelangelo
Lo llaman el fenómeno Michalangelo y no sabía que existía.
De hecho no sabía que lo sabía, ni que Fran y yo lo practicábamos ya.
El nombre se debe al efecto de esculpir. De esculpir a tu pareja.
¿Cómo se hace eso?
Valorando sus mejores cualidades. Si Fran es una persona altruista, que lo es, fomentando el que lo siga siendo. Si yo soy constante, que lo soy, él halaga frente a los demás mi constancia.
Pero el tema no queda ahí. La mejor forma de poner en valor su altruismo es potenciarlo en mí, que es la manera ideal de demostrarle lo mucho que aprecio esa actitud en él. Y viceversa.
De esa forma vas esculpiendo tu yo ideal en el otro, sin manipular, sin imponer, sino resaltando todo lo bueno que hay en la persona que amas, para hacerlo crecer, y demostrarle que, por lo mucho que lo quieres, tú también luchas por ser así.
Una manera de amar que hace crecer a los dos.
Manitas
Qué rollo es no ser manitas.
O, ni siquiera querer intentarlo.
Más rollo aún cuando tu pareja tampoco lo es.
Así que acabamos conviviendo con puertas desvencijadas, persianas descolgadas, luces mal orientadas y apaños por doquier.
Lo más irritante es cuando alguien me dice, 'mucho ingeniero, pero no sabes ni arreglar un enchufe'.
Llega el día en el que, con dos cervezas, nos decimos. 'Esto no puede seguir así'.
Pero con la tercera cerveza, cambiamos de conversación.
Los otros
Me da mucho más miedo la muerte de los que quiero que la mía propia.
No por una cuestión de bondad, sino de egoísmo. Yo no quiero sufrir.
Soy de los que piensa que, cuando uno muere, todo se acaba, luego en el momento en el que yo desaparezca tengo claro que ya no habrá dolor, ni gozo, ni angustias dentro de mí.
En cambio, el día en el que alguien muy amado se vaya de mi lado, tendré que sufrir la pena, enorme, real, sentidísima, de no poder abrazarlo nunca más.
Sí, hombre
Ocurre todos los días y todas las noches caigo.
Él, que siempre está ya en la cama cuando yo me acuesto, espera a que ponga las alarmas, organice mis libros, haga un zapping rápido por la tele y acomode mis almohadas, y así, para cuando ya me he colocado cómodo, me suelte.
—Échate para allá —para el otro lado de la cama, para abrazarme.
Entonces mi yo más arisco, el organizado, el que está concentrado en lo que ha hecho en el día y lo que tiene por hacer mañana, siempre le responde.
—¡Sí, hombre! —con cara de cuerno.
Y viene la carcajada de Fran.
Papá
Torrijas
Cuánto me gusta una torrija y ¡cuántas historias hay en cada bocado que les das!
Sí, se han puesto de moda como postre estrella todo el año, compitiendo con la tarta de queso. No hay restaurante que se precie que no tenga en su carta una reinterpretación del típico dulce de Semana Santa.
En estos días, en cambio, aparecen las clásicas, esas bañadas en vino o miel en una bandeja de cristal, las que te hacen despertarte antes de la siesta solo imaginando cómo se van a deshacer en tu boca. Y con ellas viene la cocina de mamá, el trabajo en cadena que hacíamos los niños para elaborarlas.
—Tú las vas metiendo en leche, Borete.
Como la magdalena de Proust, nos llevan a tiempos en los que la vida era menos complicada.
Orfandad
No es ni mejor, ni peor, pero la orfandad es determinante en la vida de los que hemos vivido la muerte tan de frente de pequeños.
Yo tengo muy presente a quienes han perdido a alguno de sus padres siendo pequeños, porque siento que me une algo importante a ellos, en las sonrisas, en los gestos, incluso en las carcajadas.
Suenan de otro modo y no tienen por qué ser más tristes.
Esa sensación de perder para siempre un pecho en el que refugiarte te configura como una persona especial, que tiene que construir a su propio progenitor dentro de sí.
Yo, que no soy creyente, vivo desde los dieciocho años con mi madre en mí. Soy yo mi madre, soy ella, y cuido de mí.
Histéresis
No puedo negar que la carrera de Ingenieros fue un episodio duro.
Huérfano de madre a pocos días de comenzarla, atormentado por mi sexualidad, estudiar esa carrera era una condena más en la que sentía que hacía lo que los demás esperaban de mí, no lo que yo deseaba.
Fue un período tormentoso al que trataba de buscarle rendijas por donde asomarme al mundo futuro que sí quería vivir, de ahí que jugara a darle un enfoque a unos estudios tan fríos con una visión humanista, y así aprender de la vida, de modo que me empezaron a emocionarme algunas asignaturas, como las ecuaciones diferenciales o la física electrónica.
Hay dos términos que retuve para siempre, la entropía y la histéresis, tan fácil de explicar el primero como complicado el segundo, si no es a base de fórmulas.
La entropía viene a ser aquella ley física que viene a confirmar que tendemos siempre, sin excepción, al desorden. Nunca, jamás, se vuelven a dar las mismas circunstancias en la vida. La repetición total no existe. ¡Y cuántas veces no me habré lamentado de ello!
La histéresis, por su lado, la siento día a día, pero nunca he sabido explicarla, hasta que el otro día la visualicé.
Aunque sean los mismos metros de distancia, no hay la misma emoción antes y después de un abrazo, cuando estás a diez metros de esa persona a la que quieres abrazar, que a diez metros de ella cuando ya te ha achuchado.
Eres otra persona en el mismo lugar.
Luz
Un amigo mayor que yo, al que admiro y respeto, me dijo hace unos años una frase que me ha acompañado todo este tiempo.
—Salva, transmites luz.
En esa charla me animaba a seguir amando así la vida, a aprovechar de todo lo que había conseguido crear a mi alrededor, a ser consciente de mi propia felicidad.
Yo, sin falsa humildad, le di la razón, porque no veía en mí sino a un hombre que había dejado atrás un pasado oscuro, el de la época adolescente en la que él me conoció, para convertirme en alguien con la fuerza que da el quererse.
Como todo en esta vida, esa frase también implica una carga, potente, una responsabilidad personal. Cada vez que viajo por situaciones que me provocaban emoción y la emoción no aparece, me lo planteo.
¿Me habré apagado ya?
domingo, marzo 10, 2024
Estrés
Glucosa
Sexy
sábado, marzo 09, 2024
Humildad
Quejica
miércoles, marzo 06, 2024
feminista
domingo, marzo 03, 2024
Seguridad
Rencor
Siempre he pensado que un poquito de rencor es bueno.
Que ejerza de memoria respecto a quienes me hicieron mucho daño, que los hubo.
Me parece demasiado naif eso de olvidar traiciones y puñaladas.
No es cuestión de poner fotos en tu habitación a las que ir lanzando dardos antes de irte a dormir, sino de saber con quiénes no, nunca, a ningún lado.
Lluvia
Estoy seguro que que el hombre controlará que llueva lo preciso, donde sea necesario y a las horas en que no moleste.
Tanto como que dará con la técnica, individualizada, para eliminar el horroroso drama del cáncer de nuestra sociedad.
No tengo dudas de que encontrará la fórmula para producir alimentos suficientes para toda la población sin destrozar el planeta.
Lo que no tengo claro es si ese mismo hombre se matará antes a sí mismo en guerras de soberbia, ira y rencor.
El bienestar personal tiene mucho que ver con cómo tenemos compartimentada la cabeza.
Si tu mente es un solo espacio donde todo se confunde, es difícil manejarte con soltura por el mundo. Los traumas y los proyectos se juntan y de esa ensaladilla no puede salir la calma que requiere el sentirse bien en la propia piel.
Las pérdidas, que todos arrastramos, deben tener su sitio en nuestro cerebro, pero deben estar bien separadas de las preocupaciones del día a día, y éstas deben tener un sitio apartado de aquél donde están nuestras ilusiones de futuro. El amor, el deseo sexual, la ternura, la reflexión. Debemos poder abrir esos cajones en cada momento preciso.
Si una muerte de alguien querido causa estragos en cada uno de nosotros, tenemos que encontrar el modo de acudir a ella cuantas veces lo necesitemos, pero sin que todo nuestro pensamiento se llene para siempre del aroma negruzco del dolor.
Eso no es traicionar a nadie, sino vivir con dignidad.
miércoles, febrero 28, 2024
Gozo
Escribir una novela es una lucha entre el sufrimiento y el gozo.
Tengo clarísima en mi cabeza mi próxima historia, ya los personajes conviven conmigo en mi vida diaria. Cada día descubro algún detalle de ellos que se me escurría, al acostarme me susurran historias de su pasado que casan con sus comportamientos actuales, visualizo escenas extraordinarias donde todo se derrumbó entre ellos, empatizo con sus ilusiones, admiro cómo deshicieron errores pasados.
La dificultad es encontrar la fuerza para abrir el fichero y colocarse tras la última frase, respirar hondo y mimetizarse con el escenario, con la mirada de ella, con la respiración acelerada de él, ponerse en la piel de uno y otra para continuar la historia allí donde la dejé, donde ella me dejó a mí.
Se sufre, porque tengo que salir de mí para convertirme en ellos, por lo que aparecen mil excusas para dilatar el momento, ese instante en el que, por fin, tecleo la primera frase. Él la mira, ella le dice qué estás mirando y todo comienza a rodar.
Cuando cierro el ordenador y vuelvo a ser yo, todo es gozo.
Catetos
Restaurante
A veces miro a la gente cenando en un restaurante o charlando con amigos en un parque y me digo, qué bonito es vivir.
Me pongo el disfraz de hombre invisible y me mezclo entre viandantes que no conozco, poco importa en qué ciudad, en qué país o en qué circunstancias, para disfrutar de su cotidianeidad al escuchar historias que se repiten, banales, tremendas, cómicas, tristes acerca del devenir de las cosas.
Observo a ese chaval arreglado y perfumado, a esa señora buscando algo en el móvil, a la cría saltando a la comba como si le fuera la vida en ello y me digo, qué bonito es vivir.
Gordofobia
Ya me ha ocurrido en un par de ocasiones, que alguien o yo ensalcemos la figura de una amistad a quien queremos y surja la polémica.
—Eso es gordofobia.
Al principio me lo tomé a mal, porque mi intención, o la de la persona que comentaba la pérdida de peso de alguien querido, salía del corazón con la idea de animarle.
No me ha hecho falta meditarlo más de dos veces para dar la razón a quienes critican esos comentarios, que permiten profundizar en complejos físicos de quienes los escuchan. Quizás, el día que no estén tan delgados, prefieran no salir a la calle o quedar contigo. Creemos hacer un favor al piropear y lo que estamos haciendo es definir el tamaño de su jaula.
'Es que antes no existían tantas tonterías', protesta una parte de la sociedad.
Es que antes éramos menos sensibles a los traumas de los demás. El peso, el acné, el pelo, las dentaduras, la forma de las piernas. Todo lo que no pasara por el estricto filtro de lo estándar podía ser motivo de mofa o llevar asociado comentarios degradantes.
Cómo vemos el cuerpo de los demás es problema nuestro, no de ellos.
Afortunadamente que vamos cambiando, que se crean esos términos para definir lo que no deberíamos hacer, hasta llegar al punto en el que no califiquemos nunca más a nadie por su físico.
Conseguiremos que las calles estén más llenas y haya menos gente mirando por la ventana.
Seremos, todos, más bonitos.
Carrefour
Andaluz
Anchoas
Uno de los grandes retos del ser humano es saber gestionar sus contradicciones.
Nadie se libra.
No importa cuál sea la lucha, los intereses, las aficiones o los miedos, que siempre hay un detalle en nuestro comportamiento que nos desmiente, de ahí que, salvo con temas de aceptación universal, sea tan peligroso sentenciar acerca de nada, porque tendremos antes o después que comernos nuestras palabras.
Puedo ensalzar a Murakami y al mismo tiempo detestar cómo gestiona los finales de sus obras.
Puedo odiar a toda la clase política y admirar profundamente a un político.
Puedo condenar todas las guerras y, al mismo tiempo, defender la batalla de los ucranianos.
En temas peliagudos, me he visto defendiendo una opción tras haber abanderado la contraria.
Todo quien me conoce sabe que si hay alguna comida que no soporto, son las anchoas, pero, en secreto, y sin que nadie se entere, siempre hay aceitunas con anchoas en mi nevera.
lunes, febrero 26, 2024
Odio
Mucha gente confunde la libertad de expresión que dan las redes sociales con campo libre para odiar, sin importar los daños asociados.
Autoproclamados reyes de un territorio que les da visibilidad, se vienen arriba con insultos y desprecios que, si muestran algo, es sus complejos y su pequeñez. Expulsan la bilis que su cobardía les impide desahogar en su vida diaria del mundo real.
Un adulto que se precie de serlo debe poner filtro a sus instintos.
Interpretar esta ventana que nos da la tecnología como un búnker desde donde disparar nuestras frustraciones es no haberse enterado de lo que es la clave de la comunicación entre humanos, el respeto al otro.
A mí me educaron en pensar en los demás y no hacer pupas innecesarias.
jueves, febrero 22, 2024
Redención
Color
México
miércoles, febrero 21, 2024
Censura
A la hora de escribir no me puede cohibir el no molestar a gente querida que piensa distinto, poque, en el fondo, las defraudaría a ellas, sí, pero, sobre todo, me defraudaría a mí.
No niego que pienso en determinadas personas cercanas cuando me posiciono sobre algún tema, del mismo modo que sé que si lo sé es porque esa persona no tiene tapujos en manifestar lo que piensan.
Cuando, hace muchísimos años, decidí publicar mi primera novela, me invadía el rubor al imaginar la reacción de mi padre al leer las escenas de sexo, a pesar de que siempre las traté con delicadeza.
Tengo claro que el creador no debe censurarse por el qué dirán, sino por dejar de lado su propia autenticidad.
martes, febrero 20, 2024
Trabajo
Qué peligro nacer sin tener necesidad de trabajar.
Pongo nombre y apellidos a casos cercanos, pero también a personajes mediáticos que nacieron en entornos en los que no solo les dieron más de lo que necesitaban, sino que no les exigieron el esfuerzo de buscarse una forma de sustento.
Sí, son pocos, por fortuna.
Trabajar es tanto la maldición como la salvación, es la independencia labrada con el esfuerzo, la condena necesaria.
Tendríamos mil cosas por hacer si no trabajasemos, tanto como sé que podríamos dedicarnos a ellas porque nos hemos ganado el poder hacerlas, hemos superado retos por nosotros mismos sin ayudas, hemos sabido apretar los dientes cuando había que hacerlo.
Saber que somos capaces y que lo hicimos, nos catapulta como individuos.
domingo, febrero 18, 2024
Biblioteca
Todos tenemos nuestra biblioteca de recuerdos sexuales en nuestra cabeza.
Para qué engañarnos, no todas nuestras relaciones son para encuadrarlas en el marco de lo inolvidable.
Hubo momentos, eso sí, con personas, circunstancias, tiempos, deseos, cuerpos y caricias que quedan para siempre en el archivo de lo más excitante que nunca nos pasó.
Es bonito tirar de ellos, para sacar una sonrisa, por motivarse, para darse un gustazo, por mantenerlos vivos.
Ese día, con esa persona, en aquel lugar, en que levitaste de placer.
Pasteles
Marisol, la tía de Fran, le dio una bandeja con cuatro pasteles para mí.
—Que se los tome, que está muy delgado.
Cuando Fran apareció con los dulces, me entró un cosquilleo de emoción por el detalle que había tenido conmigo, pero lo tuve claro.
—Dale un beso muy grance y las gracias, pero eso tiene mucha azúcar.
Ya a la tarde, con Fran fuera y yo recién terminado de trabajar, vi la bandeja sobre la encimera de la cocina. La abrí, por curiosear, y me encontré dos bollos de leche y dos hojaldres con crema.
Tomé un cuchillo para recortar un pequeño extremo del dulce que no tenía crema, por ver a qué sabía.
¡Una delicia!
Me comí los cuatro pasteles.
Absurdo
jueves, febrero 15, 2024
Jueces
Manta
miércoles, febrero 14, 2024
Izaguirre
Tomaba una sardinas en la playa con mi padre y sus amigos.
Alguien que no lo conocía bien, le llamó Boris, en vez de Bori, que es como lo conocíamos.
—¿Cómo Boris Izaguirre? —preguntó a mi padre.
—¡No! Que yo no soy maricón.
Tal como lo dijo, se dio cuenta de que tenía a su hijo homosexual a su lado, con una cerveza.
Horas después vinieron a buscarme mis hermanas para decirme lo mal que se sentía por haber soltado esa frase. Que le daba incluso vergüenza hablarlo conmigo.
Le dije que le dijeran que los homosexuales llevamos toda la vida siendo insultados..
Y que sabía que no había maldad en él.
martes, febrero 13, 2024
Despistado
lunes, febrero 12, 2024
Yiyi
Nosotros somos cuatro hermanos, pero, de pequeños, en las fotos, siempre aparecíamos cinco.
Mi tío Yiyi, el pequeño de la familia de mi madre, estaba más cerca de nuestra edad que de la de sus hermanos mayores, así que, cada vez que hacíamos una excursión, se venía con nosotros.
Largo, de piernas inacabables, él nos iba abriendo camino. En su habitación de la casa de la abuela nos ponía canciones de Pink Floyd y los cuatro nos quedábamos embobados. El día en el que se echó su primera novia se rompieron muchas rutinas con él.
Cuando murió su hermana mayor, nuestra madre, él debió sentir un desconsuelo más de hijo que de hermano. Supo de nuestro inmenso dolor y nunca dejó de acompañar a esos chavalillos huérfanos, en plena adolescencia, que éramos los cuatro.
Ese hombre vital, culto y chistoso, hoy, tan joven, está viviendo una situación crítica, inesperada, de salud, y los cuatro hermano-sobrinos que tiene no hacemos más que pensar en él, en nuestro tío preferido, el más divertido, el que siempre estuvo a nuestro lado cuando más lo necesitábamos.
Lo queremos sano y fuerte, y él lo va a conseguir.
sábado, febrero 10, 2024
Cariño
Cuando hay amor, se llega al equilibrio.
El amor de verdad, maduro, es una lucha por no ganar, es un tablero donde no quieres que pierda tu contrincante, porque el corazón es sabio y sabe que, si buscas tu beneficio, se derrumba el pastel.
No es un equilibrio sencillo, siempre hay quien está mejor posicionado, más animado, menos apático. Es esa persona, la que tiene la fuerza en ese momento, la que debe entender que el mayor esfuerzo debe estar trabajado desde su lado.
Querer de verdad es no buscar victorias en la que no ganen los dos.
Agradecido
Soy tan de decir gracias, que incluso las digo cuando me las tienen que dar a mí.
Interpreto que ese hábito lo tomé de mi período vital en París, cuatro años residiendo en un país donde el 'merci' está en la boca de todos, aunque no esté acompañado por el gesto.
Yo lo tomo como una ganancia, que, a veces, incluso llega a incomodar. No hay plato que me cambien en un restaurante, respuesta que me den en una tienda, comentario que me hagan en el trabajo que no vaya seguido de un agradecimiento por mi parte.
De ahí que, en ocasiones, me aparte para dejarle el paso a alguien en cualquier espacio público y, además, le dé las gracias, instintivamente, por llenar el silencio que no merecen las situaciones de cortesía.
Prefiero el exceso.
viernes, febrero 09, 2024
Elisa
Cada vez que paso por la puerta del McDonald's del edificio Cristina veo a Elisa.
Pero no a mi querida Elisa de Ubrique, ni a mi adorada Elisa de Huelva, veo a la Elisa de 'El hombre que ya no soy'.
Demacrada, atacada, golfa y vividora, no puedo no pensar en ella cuando paso por allí.
Crear mundos desde cero provoca ese efecto surrealista de cruzarte con gente que no existe sino en tu cabeza.
Yo paso con el coche y me asomo, inconscientemente, por ver si la está liando, una vez más, en el McDonald's.
Fría
Católico
sábado, febrero 03, 2024
Regalo
—Voy sin tiempo, Salva, perdona por no habértelo dicho antes —me decía mi amiga Isa—. No tengo ni tiempo para aparcar. El amarillo. 'Y si aparece'.
Le dije que no se preocupase y que me dijese el nombre de la cumpleañera.
—Se llama Guada.
Mi gente no se imagina la felicidad que me produce cada vez que se acuerdan de mí para regalar un libro. Esa sensación tan potente de comprobar que se sienten orgullosos de mí.
Sí, tengo miles de lectores en toda España. Sí, dedico mis novelas con todo mi afecto a personas que no conozco. Todo implica una satisfacción brutal de confianza en mi capacidad de emocionar con mis historias.
Pero llega un amigo y piensa en mí para un regalo de cumpleaños.
Y floto.
Luque
Yo andaba recién llegado.
Me habían dado la ropa de empresa y una persona de mantenimiento con la que estar a todas horas, para aprender. Recién salido de la escuela de Ingenieros, yo no tenía idea de nada, así que preguntaba con ansia infantil cada operación que mi tutor, de la edad de mi padre, realizaba; mientras, poco a poco, me iban dando autonomía.
—Salva —me paró un veterano de la fábrica—, ¿quieres un café?
Se lo acepté. Por el poco tiempo que llevaba allí, sabía que esa persona era un referente entre las decenas de técnicos que trabajaban en el mantenimiento.
—No camines nunca por la fábrica con las manos en los bolsillos —me sugirió, con una sonrisa en la boca y con la elegancia de hacerlo sin que nos escuchara nadie.
Supongo que enrojecí. Por la evidencia del consejo y por no haberme dado cuenta, imbuido en otras cosas de ese período del paso a la vida adulta.
Guggenheim
miércoles, enero 31, 2024
Complejos
Metido
Porque he vivido media vida deseando que alguien me preguntase qué es lo que me comía por dentro, soy un especialista en escuchar lo que la gente cercana me quiera contar.
No hay como abrir diques con alguien de confianza para sentirse menos raro, nada como descubrir que te comprenden llega a ser tan apaciguador.
Pasamos por la vida defendiendo un castillo en el que nos queremos sentir protegidos, sin darnos cuenta de que la verdadera fortaleza es tirar murallas, empezando por las propias.
Hay que saber entender esas señales y encontrar el momento de preguntar.
—¿Cómo estás?
domingo, enero 28, 2024
Duermevelas
Formas
Inmortalidad
Uno de mis principales argumentos para no creer en la inmortalidad es la pura observación del género humano.
Hay gente tan mala, tan mediocre, tan absurda que destrozarían cualquier futuro en armonía por los tiempos de los tiempos. Auténticos bultos con ojos.
Yo habría hecho inmortal a Saramago, A José Luis Sampedro, a Montserrat Caballé, para que alegrara aún más el paraíso con sus arias...
Sin embargo, paseas un rato por cualquier ciudad y empiezas a rogar a quien corresponda que, por favor, esto no sea eterno.
Ruido de sillas
Tuve un director francés que, tras cada reunión, nos afeaba el que arrastrásemos las sillas o las dejásemos apartadas, de cualquier manera, de la mesa.
Podría parecer una tontería, podría hablar de otras cualidades más complejas de este hombre, que las tenía, pero a mí me demostraba con ese comentario la importancia que le daba a la más estricta educación, entendida como actuar pensando en los demás.
Es desagradable el ruido de una silla que se arrastra o llegar a una sala de reuniones como si allí hubiera habido una fiesta de pijamas.
No hay vez en la que me levante de una mesa de un restaurante y levante la silla para colocarla correctamente en su sitio.
Aún no he llegado al punto de solicitarlo a los demás, porque pienso, tal vez con cierta inocencia, que el ejemplo es la mejor forma de predicar.
Sensible
A veces querría ser menos sensible, pero no sé si ese deseo es sincero.
Me junto con gente tan alejada de los problemas del mundo que me digo si no sería más fácil vivir así. A fin de cuentas, mis diatribas acerca de lo que es justo o injusto no llegan a producir el más mínimo efecto para cambiar las cosas.
Dicen que es más feliz quien no empatiza, porque al no hacerlo no se lleva a casa los problemas de los demás.
La sensibilidad es una virtud que puede dañar a quien la padece, que abre los ojos a realidades que otros no ven, que perturba, hiere, descoloca, dificulta, desarbola, te cuestiona.
Yo querría ser menos sensible, me digo, pero sé que me haría mal.
Parla
sábado, enero 27, 2024
Vaticano
Sé que estuve en el Vaticano, sé que me impresionó, pero lo sé porque me consta que estuve, ya que aparece en mí como un recuerdo robado.
Me ocurre con determinados paisajes, personas o situaciones, que sé que los visité, las encontré, me ocurrieron, y al mismo tiempo no se instalaron en mi corazón, puede que porque mi cabeza estuviera en otras cosas que me perturbaban.
Sueño con volver a esas conversaciones que no me emocionaron siendo emocionantes, a ese inmenso Vaticano que vi pequeñito porque yo, ese día, estaba pequeñito, recuperar personas que sé que valían mucho y con las que no supe conectar, recorrer de nuevo Bolivia sin los miedos con los que la recorrí, abrazar con fuerza a aquellos que quisieron quererme y encontraron en mí un trozo de hielo a punto de derretir.
Plantarme allí y decir, perdón, esa era una persona que nunca quise ser.