Se supone que analiza mis gustos, almacena mis corazones, se queda con la copla de aquellos comentarios que hago y construye el perfil de la persona que soy para que, tras batir todo eso en su propia minipimer, me empiece a ofrecer estímulos que me hagan permanecer más tiempo conectado, desprotegido ante ofertas irrechazables de productos que acabaré comprando.
He de confesar que, en la mayoría de los casos, lo consigue.
Lo que ocurre es que, de vez en cuando, pega un petardazo y me muestra aplicaciones de citas con mujeres, discursos de gente casposa, manifiestos a favor de Donald Trump, grupos de chavalitos haciendo el indio y me digo, qué miedo quedar en manos de quien tiene inteligencia pero carece de mano izquierda.
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