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viernes, diciembre 29, 2023

Proyectos

¿Qué es una persona sin proyectos?

Por nimios que sean, incluso aunque tengan más que ver con los otros que contigo. Ver terminar la carrera de un nieto, celebrar el ascenso de una hija o la fiesta anual de la asociación de vecinos.

No hay vida sin ilusión y las ilusiones son propósitos concretos que se integran en tu corazón cuando abres los ojos al despertarte cada día.

Hay, incluso, que luchar por buscarlos, por crearlos, por enredarnos. Nos va la vida en ello.

Es lógico que haya fechas para revisarlos y ponernos nota, para hacer borrón de lo que no nos gustó y rehacer la lista. Lo bueno es que siempre estamos a tiempo de corregir el rumbo.

¡Feliz año!

Triste

¿Qué haces si tu pareja se convierte en un triste?

Esa persona que te conquistó con sus piropos, los abrazos, su manera de camelarte, aquella que ya no existe, que engatusaba a tus amigos con sus conversaciones, que proyectaba mil viajes, que te ilusionaba con formar una familia sin rigideces, quien se apuntaba a un bombardeo.

No sé si está en los genes de algunos el desembocar en una madurez atormentada o si son los golpes que nos da la vida, el caso es que veo a mi alrededor a quienes están aguantando, casi diría que por compasión, a parejas que no están a la altura de lo que prometían.

¿Quién les devuelve el tique?

Red

Leía el otro día a un psicólogo americano que lleva toda su vida estudiando las claves de la felicidad. 

Tras leer la entrevista, mi primera conclusión es que sus largas investigaciones vienen a concluir que el principal factor para tener una vida completa son las relaciones sociales.

Son los otros.

Los otros que nos quieren, que nos rodean, que nos aguantan, que nos piden ayuda, que nos admiran, que nos protegen.

Vivimos la era de la exaltación del 'yo'. Tal vez tengamos que replantearnos que hay vida más allá de nosotros. 

miércoles, diciembre 27, 2023

Coquetear

No había situación que me resultase más tensa en mi juventud que la coquetería de una mujer conmigo, no porque no me sintiera halagado, sino por no poder corresponder en ese juego entre lo sensual y sexual que se establece entre personas que se gustan.

Yo era un chaval atractivo no por lo físico, sino por mis ansias de comerme el mundo, de experimentar, de conocer, de entregarme a lo que la vida mi ofreciese. Un hombre así es rápidamente calado por una mujer sensible.

Entonces aparecía el pánico a defraudar, a mostrar mi sexualidad, a decirles no me gustas, porque no me podían gustar en el sentido que los dos hubiésemos querido.

Aún hoy en día hay circunstancias en las que una mujer se me acerca, coqueta, y se me revuelve el estómago con los miedos de mi juventud de entonces.

Tráfico

Resulta desesperante cruzarte con un mal conductor, aquellos que no se enteran de que las calles no son de su propiedad ni atiende a señales, ritmos ni sentido común.

Si, además, tienes prisa o no estás en tu mejor momento, el cuerpo te pide dar bocinazos y gritar, aunque nadie te escuche.

En esos momentos es buena práctica acordarme de algunos pésimos conductores amigos míos. Humanizo entonces a quien, en ese momento, me está haciendo la puñeta.

martes, diciembre 26, 2023

Tradición

La tradición es que yo salga del coche antes de que Fran lo baje al garaje.

Conforme abro con llave el portal, espero a que este se cierre para pulsar el botón de apertura. Al atravesar la puerta del patio, la retengo para que quede encajada. Una vez que subo a casa, me preocupo de dejarla abierta para evitar que Fran tenga que buscar sus llaves.

Hay días, escasísimos, en que escucho el tintineo de sus llaves y me maldigo por haberme olvidado de él.

Vestidos

Hay semanas en las que puedo ir con el mismo pantalón al trabajo, algo que no suelen hacer las mujeres que trabajan conmigo.

Un político puede tener un par de trajes, azul y negro, pero a una política se la critica si repite ropa en poco tiempo.

La mujer tiene que pensar muy bien qué ponerse mientras el hombre tira de lo primero que le aparece al abrir la puerta del armario.

Hay veces, pienso, en que debe ser cansado ser mujer.

lunes, diciembre 25, 2023

Hablar mal

Hablar mal de alguien siempre se te puede volver en contra, por mucho que, a veces, apetezca y, de vez en cuando, sea necesario.

Yo he aprendido de gente muy querida a ser prudente.

Es más, hacer el ejercicio de buscar las cosas bonitas en las personas que no te caen bien es sanísimo, porque no hay quien no las tenga.

Yo siento repulsión, literal, hacia más de uno. Y más de una. Pero esa repulsión la meto en un paquete, le pongo un lazo y la meto en el trastero de las cosas inútiles.

Paisajes

Hay veces en las que me leo a mí mismo y no estoy de acuerdo con lo que hace un tiempo escribí. Me veo muy radical, demasiado optimista o inseguro con respecto a cualquiera de las materias de la vida sobre las que me gusta reflexionar.

Cuánto más no van a estar en desacuerdo conmigo gentes que, como tú, no tienes mi edad, ni mi trayectoria, ni mi manera de ver la vida.

Vivir es aprender a modelar los paisajes que se ven desde aquí dentro, porque seguro que desde tus ojos los verdes son más claros y las nubes van a otra velocidad.

No hay verdades absolutas que no pasen por el tamiz de lo que cada uno somos en cada momento.

Crispados

Es complicado alimentar una columna de opinión sin que haya quien discuta el derecho de uno a tratar cualquier tema, sea cual sea la materia.

A veces pienso que vivimos en tal estado de crispación que resulta desagradable refelxionar en voz alta sin que alguien se sienta ofendido.

No sólo es imposible, sino que no quiero que mis lectores coincidan conmigo en todo. Sería aburridísimo. Lo que sí querría es tener la posibilidad de hablar de todo lo que me inquieta aun sin tener todos los conocimientos necesarios, porque si nos ponemos muy mijitas tendríamos que estar todo el tiempo callados.

Nadie sabe todo de nada.

Escribir un texto de opinión y compartirlo es una invitación a la reflexión, no un intento de imposición de doctrinas.

A vivir se aprende viviendo, y escuchando.

No lo sé

Hay quienes saben de todo, opinan con pretendido criterio y sermonean acerca del tema que se les ponga por delante, poco importa si hablamos de los invernaderos de Almería o del gobierno de Costa Rica.

Decir 'no lo sé' es iluminar una conversación, dar espacio a la escucha, abrir el corazón al aprendizaje.

Admitir que no dominamos un tema, o que ni siquiera nos suena, es un síntoma de fortaleza personal. Hacer lo contrario, soltar discursos sostenidos en patas de barro, es arriesgarse a perder la credibilidad incluso con uno mismo.

Me apasiona deleitarme con la sabiduría de quien conoce.

domingo, diciembre 24, 2023

Cursi

La diferencia entre lo cursi y lo entrañable, para mí, es la que existe entre reenviar una felicitación navideña impersonal y escribir unas palabras sentidas a una persona concreta para decirle que, un año más, la tienes en mente.

Sí, recibir un mensaje enlatado ya implica que alguien se ha acordado de mí. Sin embargo, cuando va acompañado de mi nombre y el de los míos, eso roza el corazón.

La Navidad se llena de palabras empalagosas que no quieren decir nada. Deberíamos rebelarnos contra tanta cursilería y poner un poco más de corazón. No tirar de la agenda del móvil y enviar un mensaje indiscriminado, sino escribir, si apetece, a aquella persona que supone tanto para ti y decirle, por qué no, ¡Felices Fiestas! 

Un año más, me acuerdo de ti.

sábado, diciembre 23, 2023

Respiraciones

Es un método que no falla.

Espero a que esté dormido y me agarro por detrás, tan pegado que incluso siento sus latidos y su respiración a través de su espalda. Entonces, en el silencio de la noche, me concentro en el movimiento de sus pulmones, en el ritmo relajado de sus inspiraciones y espiraciones, hasta, poco a poco, acoplarme a su respirar.

Al concentrarme solo en eso, en coordinar mi cuerpo con el suyo en el movimiento más animal, mi mente se va adentrando en sueños, que no pueden ser feos, hasta dormir.

Protección

Cuando veo a gente muy mayor e imagino todas las pérdidas que ha debido sufrir, me planteo cuánta inocencia no habrán dejado por el camino, en una lucha justificada por no sucumbir a la tristeza.

No se puede remontar infinitamente cuando la vida te golpea, deben crearse mecanismos de protección para relativizar, disminuir la empatía para poder mirar hacia otro lado. 

Al pensar en hacerme mayor mi gran esperanza es ganar en sabiduría, mi gran miedo es perder sensibilidad.

Abrazo

Ver ese abrazo fue un chute de emoción. 

La semana pasada, el mejor amigo de Fran perdió a su madre. Un hombre noble como nadie, el dolor de Isaac era nuestro dolor.

Tomamos el coche para ir al tanatorio de Chiclana, donde una procesión de amigos iba llegando desde todos los rincones para estar con la familia.

Son muchas las veces en las que he pensado en lo hermosa, por fresca y franca, es la amistad entre Fran e Isaac. 

Yo caminaba detrás y vi el interminable abrazo entre los dos amigos por una madre muerta. Se confundían los hombres con los niños que fueron, en ese terrible despertar al horror que es perder a quien te puso en este mundo.

En ese abrazo está toda la verdad de la vida.

jueves, diciembre 21, 2023

Tetris

Debo confesar que estoy enganchado al Tetris desde que viajé a Turquía. 

Me apareció una publicidad y lo descargué para hacer más entretenido el vuelo.

Desde entonces no veo el momento de tirarme en el sofá para jugar.

Tal vez como reacción estúpida a llevar una vida en la que me falta tiempo para todo lo que tengo siempre por hacer, aparece esa tentación tonta y adictiva que me llama con su musiquita para decirme "nunca llegarás a los ochenta mil puntos"

Uno se construye mil teorías sobre cómo vivir una vida plena y coherente... y aparece el Tetris.

Desequilibrio

En todos los terrenos posibles suelo encontrarme con gente que se maneja por el precipicio del desequilibrio mental.

No son certezas, sí fuertes intuiciones que me hacen ver lo cerca que están de perder el pie. Se les nota en la mirada, en gestos atropellados, en frases deslavazadas que me ponen en alerta y me hacen prestarles especial atención.

Nadie está a salvo de perderse por dentro y descarrilar, pero sí es cierto que hay quien tiene muchas más papeletas para caer.

Los tengo localizados en el trabajo, entre los amigos, en algún que otro bar, incluso los distingo entre las páginas de los periódicos y en programas de televisión.

Hay veces, pocas, en que descubren que los he descubierto y entonces, avergonzado, bajo la mirada.

Una mirada que, quizás, malinterpreten, porque no hay compasión en mí hacia ellos, sino solidaridad.


viernes, diciembre 15, 2023

Hungría

Yo me eduqué en no ir a sitios donde no me gusta cómo se piensa.

Todo empezó pronto y en la casa de un amigo. Yo era un mico pero ya sabía que allí no. Me desagradaban las fotos, las banderas, los comentarios, la forma de hablar.

Decidí, bien pronto, dónde no. Lo que fue una casa se convirtió en muchas otras, y las casas se convirtieron en barrios que me disgustan. 

A día de hoy mis autorrestricciones se transformaron en países a los que nunca iría. Por lo que votan, por lo que odian, por lo que representan.

En toda sociedad hay gente buena, sana, inteligente, culta, pero yo no quiero visitar lugares donde se alaba la violencia, se denigra al diferente, se vota en negro, se pone a la religión por encima del hombre, la tradición sobre el respeto, donde se infravalora a la mujer.

Antiquaires

Lloviznaba y estaba reventado. La jornada de trabajo había resultado interminable, con una reunión tensísima para rematarla. Meditaba sobre mi gestión de ese tipo de situaciones, mientras paseaba rue de Saint-Jacques hacia el río. Poca gente a esas horas de una noche de martes desapacible, el Sena desbocado formando remolinos bajo Notre Dame, mi abrigo calado hasta arriba para protegerme la garganta.

¿Te relías o no? me preguntaba a mí mismo.

Atravesé la isla de la Cité hasta dar con el brazo ancho del río, donde me paré, apoyado en la baranda de piedra del puente, con la idea en la cabeza de que necesitaba descansar. París siempre iba a estar ahí. Era cuestión de retomar los pasos hacia el hotel.

Lo que ocurre es que no sé repetir caminos y tiré por otro puente, por otras calles, me paré en otros lugares por ver si los remolinos seguían igual. Vi cruzar barcos, parejas agarradas, ciclistas enfadados.

¿Me relío?

Recordé la última vez en Les Antiquaires, lo amable que fue la camarera, lo pachucho que me encontraba yo, las risas con mi amiga Mariángeles. Enfilé entonces la rue du Bac y me planté allí.

¿Tienen mesa?

Piedras

Nos despertaban a gritos antes de amanecer y nos ponían a correr por caminos agrestes a las afueras de Sevilla. Casi todas las mañanas había algún lesionado que acababa en el botiquín.

Correr sobre piedras fortalece cada músculo de pies y piernas nos decían.

Yo sobreviví a la mili sin machacarme ningún tendón y dejé entre mis peores recuerdos esa forma de tratarnos como ganado.

Lo que sí retuve fue esa teoría de las piedras. Cuanto más difícil es el camino, más te fortaleces.

La vida es así de jodida casi siempre, uno se curte en el dolor.

miércoles, diciembre 13, 2023

Macronie

Me gusta escuchar las noticias radiofónicas de France Info cada vez que trabajo en París. Son muchas las horas de coche entre el hotel y la oficina, así que aprovecho para ponerme al día.

Esta semana la gran movida política en el país es el rechazo por parte de la Asamblea Nacional de una ley de inmigración promovida por Emmanuel Macron

Tertulianos y políticos no afines al gobierno repiten como un mantra, despectivos, el término 'La Macronie' (el macronismo) como la fuente de todos los males del país. Acusan al presidente de sacar las leyes con forceps, de no tener principios, de aliarse con el diablo para mantenerse en el poder.

Me suena todo tan conocido...

domingo, diciembre 10, 2023

Vasconcelos

Visitábamos la última exposición de Joana Vasconcelos en Lisboa, una propuesta colorida, provocadora y arriesgada, como todas las de la artista portuguesa. Lo hacíamos con la calma de no tener nada importante que hacer durante la tarde, con la felicidad que dan los días sin ritmos a los que engancharse.

Fran, admirador de la obra de la artista, iba lento. Yo, sedado por la belleza, caminaba a mi bola, tan pendiente de lo que se exponía como de la gente que lo observaba.

Es precioso embobarse de ver a la gente embobada.

Había, eso sí, electrones libres, que me desquiciaban. Que hacían fotos a cada obra, a cada objeto, a cada letrero explicativo, quizás para llegar apurados a casa y ponerse a mirar lo que no supieron ver mientras los demás nos dejábamos llevar por la fantasía.

jueves, diciembre 07, 2023

Usted

A mí los usted me asustan.

Hacia mí no los quiero, los corto rápido.

Tutéame.

Se dice que es señal de respeto, mi piel, en cambio, lo toma como vasallaje. No me gusta. 

Ni en un restaurante, ni en un hotel, ni en una reunión.

A mí me asustan incluso cuando nos dirigimos así hacia los ancianos.

Me produce sarpullidos escucharlo en el trabajo y que el jefe no lo frene, en las casas y que los propietarios no le digan, a quien tienen contratado, que les hablen de tú. 

¿Quién tiene tantos galones para que le tengan que hablar de usted?

Asumimos clasismos sin rebelarnos.

Afrentas

Si me preguntan por qué me cae tan mal una persona, me cuesta poner en pie las afrentas pasadas.

Soy de poco recordar los daños, pero de bien retener el desdén hacia quien alguna vez me hizo un feo, a mí o a gente querida.

Tanta es mi desmemoria que hay días en los que trato de limpiar la imagen de alguno de los que pertenecen a mi santoral de benditos demonios. Apago luces, pongo musiquita y ejercito la gimnasia de buscar qué me hizo separarme de ese individuo.

La mayoría de las veces cuesta, aunque, eso sí, casi siempre aparece ese momento maldito en el que me di cuenta de que no lo quería a mi lado ni con un millar de rosas.

Wasaps

Yo dejo los wasaps sin responder el tiempo que haga falta me decía el otro día un conocido, mientras me mostraba el listado de los mensajes que andaban pululando desde hacía días por su teléfono.

Lo decía con un cierto aire de suficiencia y, ante mis preguntas, lo remataba hablando de lo cansado que estaba de lo informal que es la gente a la hora de dar respuesta a los mensajes.

Entendiendo que nuestra libertad está por encima de obligaciones que no lo son, siendo consciente de lo difícil que es desprenderse de toda esa tecnología que nos acorrala, yo soy partidario de no cambiar mis hábitos por reflejo de lo mal o bien que lo hagan los demás.

Puedo tardar en enviar un wasap de vuelta por estar trabajando, cenando o durmiendo una siesta, incluso por despiste, pero no de forma premeditada para mostrar ser más o menos adicto al móvil.

Cuando alguien querido me escribe, hago lo posible por reaccionar en cuanto puedo, por una cuestión de cariño, de respeto.

Otra cosa son los grupos, que crecen como setas, y de los que trato de escaparme en cuanto puedo.

Pero si eres tú y me escribes a mí, haré por atenderte como mereces.

miércoles, diciembre 06, 2023

Voluntad

A la fuerza de voluntad hay que ayudarla.

Fran me proponía ir este fin de año al cotillón que se celebra en la plaza de un pueblo de la sierra de Cádiz.

Ni loco, que al día siguiente estoy malísimo.

Pues no bebas... me responde, sin creérselo ni él mismo.

¡Cómo no voy a beber, si me encanta una fiesta y un cubata!

Yo puedo pasar meses sin tomar una palmera de chocolate, pero no me lleves cada día a la puerta de una confitería, porque caigo.

En este mundo hay pocos héroes, al menos yo estoy lejos de serlo. Tengo muy claro cómo cuidarme, porque me gusta mucho vivir, así que hago lo que está en mi mano por no estar cerca de las tentaciones que me matan.

Novelista

El gran beneficio personal de ser novelista es el autoregalo diario de escapar del propio cuerpo. Olvidarse de sí. Habitar otras mentes, recorrer otros paisajes, enfrentar retos desconocidos.

Disfruto y sufro siendo otro.

El buen lector sabe que eso es así y es buen lector por eso, por el bien que hace ese transcender a la propia realidad para sumergirte en otra en la que tú, de forma directa, no tienes nada que ver.

Si quien lee ficción aprecia ese regalo, cuánto más no lo disfrutamos quienes nos dedicamos a inventar mundos nuevos.

Al final de una historia, sea escrita o leída, todo se cierra. Vuelves a tu yo terrenal e integras, para siempre, ese viaje, de tantas hojas, en otra piel.

martes, diciembre 05, 2023

Gracias

Llevo más de la mitad de mi vida trabajando y me siento afortunado por ello.

Afortunado, también, por mis condiciones laborales y por el compromiso social de mi empresa, podría hacer un tratado de cómo sí y cómo no se deberían hacer las cosas para conseguir que un colectivo se sienta comprometido con su compañía.

Todo el tratado se podría resumir en una palabra: Reconocimiento.

¡Cuesta tanto!

¡Cuántos directivos piensan que poner pegas a todo es ser un buen jefe! Que buscar las cosquillas es demostrar jerarquía, que pedir siempre más es la única vía para tener bien atado al personal.

No se dan cuenta, la gran mayoría, de la importancia que tiene dar las gracias por cada trabajo realizado. Así de simple. Con el agradecimiento puede venir el reproche por esto o por aquello, el consejo acerca de cómo hacerlo en el futuro, la explicación de lo que se espera del otro.

Agradecer el esfuerzo, siempre, es la mejor de las técnicas para conseguir objetivos.

Colocar al hombre en el centro es la clave del éxito de cualquier empresa. 

Abrazo

Siempre consideré mi inscripción en un club de remo como una de las decisiones más sabias de mi adolescencia.

Empujado por mi madre, que observaba en mí a un niño demasiado metido para dentro, un día de primavera, a los trece años, me planté en el círculo de Labradores para conocer a quienes serían mis amigos durante muchas temporadas.

Pasaba de un ambiente masculinizado, católico y cerrado a un escenario abierto al aire, liberal y donde se podía tratar con chicas.

Estaba, sobre todo, Anchoa, el entrenador, que me recibió, supongo, con consignas claras por parte de mi familia acerca de cuáles eran mis circunstancias. Yo, enclenque, tímido, despistado, siempre fui tratado por él con un profundo respeto.

La vida explosionó para mí a los dieciocho años, dejé el remo y toda una adolescencia de entrenamientos diarios. Siempre mantuve, a pesar de la distancia, el contacto con Anchoa. 

Hasta que, hace unos años, una enfermedad cabrona se lo llevó.

Anoche soñaba mis historias, entre amigos, entre risas, en esos sueños míos surrealistas en los que tan bien me lo paso. Buscábamos el hueco de una barra para tomar algo cuando, de pronto, apareció Anchoa, sentado en un taburete.

Me tiré de bruces encima y me abrazó con esa energía que solo tenía él.

Me apretó tanto que me desperté.

domingo, diciembre 03, 2023

Mirones

Hay gente que te mira a la cara y te desnuda. Tan torpes que no cuentan con que tú escrutas a esos ojos que se mueven para observarte las orejas, las ojeras, el cuello, la barba, los hombros.

No es algo habitual, pero tengo dos o tres nombres en la cabeza de gente cercana que utilizan su mirada con el abuso que da la insensibilidad.

A mí me gusta jugar al juego de quién aguanta más la mirada. De tus ojos a los míos. Cuando se conversa desde la madurez no hay nada más rotundo que establecer ese hilo invisible entre las pupilas, en las que me meto yo y en las que dejo que te metas tú.

Kanye West

Kanye West me parece un tío impresentable.

No sé siquiera si es músico o cuál es su principal ocupación en la vida. Ni quiero investigarlo en Google. Sé que tiene o tuvo algo con las Kardashian, otra tribu que me da repelús.

Sin embargo, cada cierto tiempo apago luces y enciendo el ordenador para dejarme llevar por ocho minutos esplendorosos que me retrotaen a lo mejor de mí.

¡Runaway!

Puede hacer quince años de la creación de ese vídeo musical al que recurro cuando busco la belleza que hay en el mundo.

¿Matamos al artista?

Padres

Atravieso una época en la que las reuniones con mis amigos se transforman en una suerte de psicoterapia en la que toma especial relevancia el rol que han desempeñado los padres en nuestras vidas actuales.

Quizás porque es el período en el que están yéndose o necesitan de nuestros cuidados, el caso es que toca hacer repaso a sus trayectorias e identificar cuánto de sus proyectos o frustraciones han acabado por marcar nuestras existencias.

Cada generación examina a la anterior bajo el prisma de su presente, algo que es sano siempre que sepamos empatizar con las circunstancias que a ellos les tocaron vivir.

Ya vendrá el día en el que nos juzguen a nosotros. Para entonces, pediremos clemencia. Diremos que no tuvimos todas las herramientas para saber vivir.

viernes, diciembre 01, 2023

Filosofía

Pese a lo poco clerical que soy, cuando pienso en el bachillerato recuerdo al cura que nos enseñaba Filosofía. No impartía la asignatura, la enseñaba.

No podría escribir una lista del resto de profesores, sí recuerdo en cambio su semblante serio, la ironía seca, el pelo a medio teñir y su impaciencia con los perezosos.

Sé que tu madre está mal me dijo una mañana, tras sacarme al pasillo entre clase y clase, un aliento impagable para un chaval perdido que tenía en él un referente de poderío humanista. Sé fuerte, Salvador.

Con él no hacía falta abrir el libro, casi ni tomar apuntes. Bastaba con escucharlo.

La Filosofía, la madre de todas las sabidurías, la ciencia que tiene su fortaleza en las preguntas, la única rama del conocimiento que no tiene respuestas.

Fue quizás desde entonces que establecí una distinción entre las personas que se interesan por el fondo del corazón. 

No hay mente brillante que me subyugue si no arrastra tras de sí una preocupación sincera por el alma humana.


Radio

Una manta de agua me acompañó toda la tarde de ayer, entre Aveiro y Sevilla.

Un viaje larguísimo en coche.

Había tan poca visibilidad por determinados tramos de la carretera que apenas podía adelantar a los camiones. 

El GPS iba retrasando la hora de llegada sin cesar, pretendiendo amargarme la tarde.

Lo que el GPS no sabía, tan moderno, es que la radio, más antigua que yo, le ganaba la partida por goleada.

Hay pocos placeres similares al de escucharla mientras atraviesas cientos de kilómetros de paisajes, por muy lluviosos que sean. Me introduje en conversaciones interesantísimas sobre el cambio climático, acerca de terapias genéticas y de técnicas de canto. Recorrí las selvas africanas mientras cruzaba Coimbra, conocí la vida de Henry Kissinger al tiempo que circulaba por la provincia de Badajoz.

Viajar, aunque sea conduciendo bajo el diluvio universal, nunca es un tiempo perdido.

Y menos aun con la radio como compañera.

martes, noviembre 28, 2023

Seriedad

Tomarse la vida demasiado en serio es muestra, a mi entender, de poca inteligencia emocional. 

Hacer de cada proyecto un mundo, tomarse a la tremenda cada respuesta, sentir que la vida se nos va en cada equivocación es la mejor forma de cavarnos un agujero donde darnos de bruces con la infelicidad.

Nada es tan importante.

Desde el momento en el que asumimos que vivir es un juego nos hacemos más fuertes para afrontar los sinsabores, que siempre acaban por venir.

Todos, tarde o temprano, nos pegaremos un petardazo. ¿Para qué vivir con miedo?

Nariz

De joven quería cambiarme la nariz, con los años empezó a agobiarme la pérdida del pelo y ahora, que soy un cincuentón, lo que me gustaría sería tener una sonrisa en esa cara de palo que la naturaleza me ha dado.

Me llevo las horas en mi mundo y, cuando despierto de mis ensoñaciones, me imagino, desde fuera, enfadado.

Hay quien nace con una mirada luminosa, otros con una expresión triste, yo, si no se me conoce, parezco el estrangulador de Boston.

Así que, cuando me acuerdo, lanzo una sonrisa al aire, que me hace mucho bien.

Fran, cuando me pilla ensimismado, me lo dice.

—Voy a comprarte un kilo de naranjas para que las chupes y se te quite esa cara de cuerno.

Hace años fui a terapia con un psicólogo, un hombre fantástico, que me enseñó ciertas técnicas para  crecer. Él me insistía.

Salva, cuando sonríes, las células de tu cuerpo empiezan a bailar.

Breaking bad

Buscando el pollo al sultán, mi primera noche en Bursa, di con un restaurante de techos bajos, mesas antiguas, comensales occidentales y camareras con cofia, un local con un 'charme' indiscutible. 

Queda una sola mesa.

Allí que me senté, reventado de subir cuestas y empapado por la lluvia.

Conocerá usted 'Breaking bad' me comentó el camarero, en un inglés atropellado de acento turco, ¿verdad?

Claro respondí, movido por la curiosidad, sin querer explicarle que no había visto ni medio capítulo de esa serie.

Es usted uno de los protagonistas, ¿verdad?

No me quedé de piedra. No soy yo.

No quise investigar con quién me había confundido por no llevarme un disgusto.

Cuando me sirvió el vino, insistió. 

Al menos, no venderá usted metanfetaminas, ¿verdad?

Jejeje. ¡No! me estaba desquiciando. 

Aproveché un instante en que no me veía para tomar el móvil. "Actor, Breaking Bad, Metanfetaminas" y Google empezó a sacarme fotos del actor. Algunas me horrorizaban, otras no estaban mal. Me sorprendió que alguien me confundiese con ese hombre.

Tras pagar, fui a despedirme de él a la barra. Estaba solo, con muchos clientes, y no dudó en dejarlos a todos para acompañarme a la puerta, que, solícito, me abrió.

Ha sido un placer, señor.

Yo le lancé una sonrisa ambigua, no todos los días uno puede darse el gustazo de venir de Hollywood.

domingo, noviembre 26, 2023

Mariquitas

Yo no quiero ir a casa de la abuela, mamá.

Llegó un momento de mi adolescencia en el que me provocaba ansiedad ir a reuniones familiares, donde mis tíos se repartían juego contando chistes, en los que uno de cada dos eran de mariquitas. 

Yo reía como el que más para disimular el terror a ser descubierto.

Las estadísticas dicen que el índice de suicidios entre adolescentes gais es muy superior al resto de los chavales de su edad.

Ahora viene Alfonso Guerra a decirnos que no entiende que se vea mal contar chistes de homosexuales.

Me ofrezco voluntario para explicárselo.

Por ella

Mi madre hizo un viaje a  Galicia y no paró de contar cuánto disfrutó. 

Su juventud se fue volando y se vio con cuatro críos antes de darse cuenta de que la vida se le iba de la mano de un cáncer no detectado en su momento.

A mí, al niño que se le volvería viajero cuando empezó a caminar solo, a mí no me dio tiempo a llevarla conmigo a recorrer el mundo que no pudo conocer.

Ya sus cuatro hijos hemos sobrepasado con creces la edad a la que ella murió y, aun así, no hay ciudad que visite en la que no me acuerde de mi madre.

¡Cómo hubiera disfrutado de Estambul! De esas mezquitas alfombradas; de los paseos por el Gran Bazar, parándonos en cada puesto, tocando cada tela con sus manos de dedos pequeños; de los tés de manzana que nos hubiéramos tomado para reponer fuerzas.

Me gusta pensar que ella viaja en mí.

domingo, noviembre 19, 2023

Traumas

No hay nada comparable a nuestros traumas de adolescentes.

En mi caso había ingredientes añadidos que hicieron de esa época de mi vida un período desgarrador, como fue el perder a mi madre o descubrir mi homosexualidad, pero incluso para quienes no llevan esa mochila la época adolescente resulta una experiencia descarnada.

Se te abren las puertas de la vida para decirte que tienes que enamorarte, que encontrar un trabajo; te enfrentas al sexo como una experiencia animal, ves cómo tu cuerpo se llena de pelos y crece, se estira, como si fuera un blandiblú. Te cambia la voz, se te revolucionan las hormonas. 

Observas el mundo como un monstruo que te espera para ponerte a prueba.

Cuando me cruzo con chavales adolescentes por las calles, con sus risas tontas y los peinados imposibles, siempre me digo que no me cambiaría, ni un instante, por ellos.

Feliz

Han tenido que pasar treinta años de vida laboral para que encuentre el trabajo de mi vida.

Mi empresa ha confiado en mí para que dirija la política de lucha contra el cambio climático, con lo que supone para mí y para mi conciencia humanista, donde el ecologismo y el cuidado del planeta son pilares fundamentales.

Saber que tengo en mis manos la posibilidad de contribuir a hacer un mundo más habitable es la mejor vitamina, invisible y sin efectos secundarios, que puedo tomar cada mañana.

El ser humano ha creado su propia trampa con un desarrollismo extremo a costa de la naturaleza y, ahora, será el hombre quien tendrá que arreglar el desaguisado.

En eso estamos. En eso estoy. Feliz.

sábado, noviembre 18, 2023

Perdón

En mi relación con Fran, cuando uno se queja, el otro pide perdón.

Parece de Barrio Sésamo, pero es así de trivial.

Los veinte años ayudan a conocerse y es una evidencia que el trato, en nuestro caso, no ha creado anticuerpos de rechazo, sino todo lo contrario. 

Hemos sabido dónde el otro no.

Amar no es tan difícil como disciplinado. Hay fronteras que no se deben atravesar, palabras que nunca se deben decir, detalles que no se pueden olvidar.

El día en el que no me acuerde de enviarle un corazón a media mañana me asustaré.

Pensamiento

No hay que dar por supuesto el pensamiento en el otro.

A veces por la familia a la que pertenecemos, por la ropa que vestimos, por el trabajo que tenemos dan por supuestas determinadas posiciones en nosotros.

No hay mejor arma que la sutileza para llegar a conectar con quienes te interesan, para hacerles eliminar de manera voluntaria las armaduras que todos tenemos puestas.

Es mucho más importante de lo que imaginamos el respeto a la libertad del otro de pensar como le venga en gana. Ya está en cada uno el saber si te apetece compartir la vida con quien siente diametralmente opuesto a ti.

Hace unos meses asistí a una cena en casa de un señor que se afanó en aclarar, en cuanto tomó dos cervezas, que él no podía remediar ser un facha.

Fui extremadamente educado, qué menos, hasta abandonar esa casa para siempre.

Especial

—Eres especial, Salva.

No son pocas las ocasiones en las que me han dicho algo que yo tomo por un piropo.

Ser especial.

Si eso significa aportar una visión particular del mundo ya me doy por satisfecho. 

Siempre que he tenido la oportunidad de decir sí o no, he dicho sí. Cada vez que se me ha abierto una puerta, la he atravesado. Cuando había posibilidad de preguntar, lo he hecho, porque entendí desde bien pequeño que no quería pasar por la vida sin participar.

Refunfuñar

Cenábamos en Valladolid y se lo dije.

—Siempre refunfuñas cuando te encargan algo.

Mi compañero de trabajo me miró, sorprendido.

—Al final acabas resolviendo, pero pones la queja por delante.

—¿Así me ves?

Asentí.

Al día siguiente, yendo en taxi al trabajo, fue él quien me sorprendió.

—Salva, gracias por las palabras de ayer. Me hacen crecer.

Amargado

Salía de Santa Justa tras días de trabajo en Madrid y me tocó el peor de los taxistas posibles.

Tan era así que amenazó con golpear por detrás a una motocicleta que nos adelantó.

Que no sea conmigo dentro, por favor le pedí, con tono serio.

Se quejó de todo lo imaginable, a voz en grito, despotricó contra los transeúntes, los otros taxistas, las mujeres, los hoteles, los restaurantes, los latin grammy, las navidades que venían, el verano que se fue.

Cuando me bajé sentí el gran alivio de no haber nacido en un cuerpo encarcelado por el odio.

jueves, noviembre 16, 2023

Tacañería

Nos llamaron una tarde-noche de un día frío entre semana.

¡Estamos de cumpleaños, venid!

Fran y yo, que somos fáciles, nos plantamos donde nos dijeron. Había ya una mesa de diez, todos de la misma familia. 

Con casas en medio mundo y siempre de viaje, pasamos un rato divertido con ellos, a quienes veíamos de higos a brevas.

Llegado el momento de la cuenta, dividieron entre doce.

Cuanto más dinero se tiene, más miserable se es.

miércoles, noviembre 15, 2023

Impotencia

Aguanté cuarenta y cinco minutos antes de saltar. Pero salté.

No se da usted cuenta de lo mucho que molesta.

El tipo me miró de reojo, al otro lado del vagón, y bajó la voz.

Ya le habíamos aguantado dos llamadas de trabajo, la organización de un viaje a Barcelona y la explicación de cómo se manejaba un programa informático. Con sus cascos, la voz a todo volumen y en su mundo.

El AVE es un reflejo de la sociedad mediocre y egoísta en la que vivimos. Cuatro pelagatos cantan a voz en grito su vida sin pensar en lo mucho que molestan y un grupo, mayoritario, de borregos educados, tenemos que tragar quina.

Algún día me llevaré un sopapo, pero no dejaré de protestar. 

Pollo

Cuando me preguntan cuál es mi comida preferida, respondo sin dudar.

¡Pollo al sultán!

Estábamos en la azotea de un hotel de la ciudad turca de Bursa, en una cena de trabajo, y fui el único que se pidió ese plato. Soy tan apasionado en mis reacciones que, al terminar, todos mis compañeros estaban arrepentidos de no haber pedido lo mismo.

La semana que viene, años después de ese episodio, vuelvo a trabajar en la vieja ciudad de Bursa. En cuanto lo supe, busqué por Internet el hotel y la carta de su restaurante. 

¡Ha desaparecido el pollo al sultán!

La leyenda se agranda.

lunes, noviembre 13, 2023

España

Por mucho que quiera no poner el telediario y mirar hacia otro lado, a mí me duele España.

Dejando a un lado ideologías, que todos tenemos, somos un país experto en tirarse los trastos a la cabeza, lleno de gente que reparte carnets de buenos y malos españoles. 

Entre los que se quieren ir y los que pretenden que todos seamos iguales. nos encontramos encerrados en una paranoia que nos impide centrarnos en los verdaderos problemas de la ciudadanía.

Tenemos todo para ser ejemplares, medio mundo sueña con tomar un avión y plantarse aquí, en este lugar del mundo donde nos empeñamos en atizarnos.

No sé dónde está la solución, ni si la hay. Los rencores vienen de siglos atrás.

Tenemos que viajarnos más, que escucharnos mejor, que empatizar con el otro, entender que nadie tiene toda la razón, que ninguna tierra es maldita, ni ningún idioma es agresivo. 

Debemos admirarnos más y señalarnos menos.

Si actuásemos con corazón, nadie querría echar a nadie, ni nadie se querría ir.


viernes, noviembre 10, 2023

Tropiezos

Dicen que en la vida todos pegamos tres o cuatro tropiezos grandes, de esos en los que no hay asidero posible y nos damos con la nariz en el suelo, cuando no hay consuelo posible, se nos desarman todas las estructuras y perdemos el rumbo.

Nadie está a salvo.

La vida, casi siempre, regala los tiempos para volver a ella, nos permite rearmarnos, aceptar la mano aquella, resolver los miedos, hasta que el aliento se serena y el corazón deja de palpitar desbocado entre las sábanas.

El horror es cuando los tropiezos vienen seguidos. Una muerte que lleva a la depresión, una depresión a un despido, un despido a la ruina, la ruina al desamparo y la introversión, hasta acabar no con la nariz en el suelo, sino con el cráneo roto.

Cuando veamos a alguien durmiendo en un colchón encerrado en un cajero de La Caixa no olvidemos que cualquiera de nosotros puede acabar, trastabillado en mil tropiezos, entre esas mantas sucias que no consiguen quitar el profundo frío interior.

Ayuno

No creo que haya habido época en la historia del ser humano en la que sepamos más de nutrición. De cuántas proteínas tiene un huevo, de los beneficios del omega 3 y de los efectos nocivos de los refrescos. Lo que, en sí, está bien. Todo lo que sea ganar en calidad alimenticia supone un beneficio para nuestra salud, elemento clave de nuestro bienestar.

De entre todas las técnicas y consejos hay uno que me llama especialmente la atención: el ayuno.

Intermitente, puntual o rutinario, ese ejercicio lo relaciono en cierto punto con la espiritualidad. Una práctica que implica renuncia y que, una vez superada, produce un placer extraño, el de la frugalidad, lo liviano, el sentirse de algún modo limpio.

Es curiosa la relación humana con la alimentación, hasta qué punto nos recuerda nuestra naturaleza animal, pero también la social, la disfrutona, la moral...

Reconozco que, de vez en cuando, me gusta provocar en mí la necesidad de hacerle un corte de mangas a la comida y acostarme vacío, sin un entrecot pululando por mi estómago que le quite protagonismo a mis queridos fantasmas.

Bizquera

Me recuerdo en brazos de mi madre justo antes de que me pasaran a la camilla en la que me iban a llevar al quirófano. Calculo que tendría 9 años. Por fin iba a desaparecer el parche con el que trataban de controlar mi bizquera. Era cuestión de coser unos músculos rotos que tenían a mi ojo a su aire y mis complejos por las nubes.

Por muy difusa que sea la imagen, veo el gran foco sobre mí y las palabras tranquilizadoras del médico antes de anestesiarme.

De ahí pasé a verme de nuevo entre arrumacos de mis padres para decirme que todo había ido bien.

Se suele escuchar a los adultos decir que los niños no aprecian todo el amor que se les da.

Yo sí integré esos arrumacos de mi madre antes de que un bisturí arreglara mi mirada desordenada. Ese amor, esa escena, esos besos se quedaron en mí para siempre para hacerme alguien mejor.

miércoles, noviembre 08, 2023

Auster

No es mi amigo, ni lo he visto jamás en persona, ni es de mi país, ni siquiera de mi generación; no sé de su día a día, ni cuáles son sus rutinas en Brooklyn, donde sí sé que tiene una casa, que comparte con otra gran escritora, Siri Hustvedt.

Sin embargo ella, admirable en su humanidad, brillante como escritora, no representa lo que su marido, Paul Auster, representa para mí.

De ahí que cuando esta semana me enteré de que publica una última novela, extraordinaria según las críticas, mientras lucha con un cáncer ya avanzado, sentí el dolor intenso que se siente por la gente cercana.

Paul Auster es más cercano a mí que mi vecino de enfrente, que mi compañero de trabajo, que mi primo hermano que vive en Madrid. Con él he vivido de forma intensa momentos inolvidables, me ha hecho madurar a través de sus historias respecto a temas que me conmovían de siempre, ha removido con fuerza mis tripas en más de una ocasión, en más de diez. ¿De cuántos individuos podría decir lo mismo?

Ahora integro que sufre, sin perder su energía creativa, y me siento aún más unido a él.

lunes, noviembre 06, 2023

Corazón

Yo soy de pocas palabras y mucho corazón.

A mí, la mayoría de las veces, también me basta un corazón, de ahí que actúe como me gustaría que lo hicieran conmigo y envío corazones rojos cuando me ataca el amor por alguien a quien quiero.

No hace falta decir más.

Es un beso, un abrazo, un aquí estoy. No te pido nada, no te quiero contar nada, solo decirte que aquí me tienes.

Que este emoticono tonto y simplón no es uno más de los millones que circulan por el planeta, este es de mí para ti.

Mazazo

Hasta que a uno no le llega la primera gran enfermedad no se da cuenta de que no es inmortal.

No vale experimentar con los males de los otros, por muy cercanos que sean. Debe ser tu cuerpo, el que recibe el mazazo, el que asuma su debilidad.

Una sensación animal de terror que te agarra un buen tiempo hasta que aceptas que sí, que estamos al albur de la naturaleza, maravillosa y traicionera, muñecos en manos del destino.

Pasada esa caída al precipicio de los que se saben frágiles, ya la vida es otra. Quizás no tan hermosa, tal vez más carnal. Todo se vuelve terriblemente básico, los sentidos se agudizan y sale de ti alguien bravo que no sabías que escondías en tus adentros. 

Alguien que se ríe de todo sin dejar de querer.

Cerebro

No era un camino muy largo, una reciente mañana de sábado, entre dos preciosos pueblos de Cádiz, Conil y Arcos de la Frontera. Yo iba de copiloto y coloqué el teléfono en la guantera.

Me tentó mirar en el móvil dónde estaba el pueblo de Naveros, donde se cultivaban los garbanzos que comimos el día anterior en Venta Melchor, al ver su señal en la carretera. Me contuve. Quise saber quién era la mujer que cantaba una balada en portugués. Hice por abrir la guantera, pero me resistí. Me acordé de un artículo sobre Palestina que había leído al desayunar y quise leérselo a Fran, lo que obligaba a buscarlo en el teléfono. No lo hice. Atravesamos Paterna de Rivera y quise saber cuántos habitantes tendría. Evité la tentación de mirarlo. Vi nubes negras a lo lejos y me prohibí mirar el tiempo. Fran me preguntó si había un parking cerca del centro y le dije que no lo iba a mirar.

-Estoy intentando llegar a Arcos sin tocar el teléfono.

Él me miró con cara de conocer mis experimentos sociales.

Ya subiendo las cuestas de esa maravillosa población me confirmé una teoría, el móvil se ha convertido en una prolongación de nuestro cerebro que provoca síndromes de abstinencia. Controlables. De momento.

domingo, noviembre 05, 2023

Opciones

Tengo dos historias en mente para arrancar mi próxima novela y no sé por cuál decidirme 

Una es una comedia romántica heterosexual, en la que una pareja que acaba de conocese, en los cuarenta, se despiden pasándose un teléfono que tiene un número equivocado. 

La segunda, un recién viudo homosexual que descubre las infidelidades de un marido ya muerto.

Las dos me ofrecen escenarios que quiero explorar, en los que están presentes el azar, por un lado, y el amor total, por el otro.

¿Qué os apetece más?

Videoconferencias

En estos tiempos que corren, muchas de mis reuniones son videoconferencias con gentes que están repartidas por el mundo.

Atento a lo que tienen que explicar, me concentro en la imagen de aquel o aquella que está exponiendo, hasta que llega un momento en el que, al observar al resto de conferenciantes, me topo con alguien inesperado.

'Menuda cara de gili...', me digo, al ver mi propia cara de repelente escuchador.

Entonces hago por sonreír, para quitar la cara de pánfilo. Me recoloco, me alejo, abro los ojos más, me atuso la barba y me planteo qué pinta de amargado ofrezco, cuando estoy tan feliz por dentro.

Borracho

A mí me resulta entrañable ese niño que llegaba a casa borracho, tambaleándose contra las paredes.

Ese jovencito enclenque que buscaba olvidar tragedias familiares y renacer, pero que no sabía, que tenía ganas de que le abrazaran, que le besaran, que se bebía los chupitos de dos en dos para meterle mano a las niñas que se agarraban a él, cuando lo que él quería eran otros besos.

Recuerdo con ternura esa casa huérfana ya de mujeres, con la nevera medio vacía de palitos de merluza y croquetas congeladas, donde ese universitario brillante, y perdido, llegaba a trompicones a las tantas de la madrugada, tras un intento más de disfrazarse del joven feliz que no era.

Entonces me recibía Luka, medio dormida, que se subía a mi regazo ofreciéndome su barriga. Yo encendía la tele, sin sonido, para acariciarla, acurrucarla, mientras los dos nos quedábamos dormidos.

jueves, noviembre 02, 2023

Claret

Uno de los recuerdos más terribles de mi colegio, pese a que yo saliese ganando, era el canto de las notas.

Cuando terminaba el trimestre, el tutor de la clase tomaba el listado de los alumnos, de mejor a peor, para proclamar quiénes eran los más listos y quiénes los más torpes.

Aunque yo tuviese la suerte de estar siempre en el trío ganador, me horrorizaba, ya tan pequeño, pensar en la crueldad de semejante ceremonia. Conforme se acercaba el final del repertorio, todos comenzaban a mirar por ver quién era el de peor calificaciones. 

El tonto oficial.

A eso le llamaban educación. Segregar, señalar, despreciar.

No perdono eso, y tantas otras cosas, a mi colegio.

Mujereando

Este domingo, si vives en Sevilla, no puedes faltar. 

Bajo la batuta de una de mis más grandes amigas, Carmen Tamayo, un grupo de mujeres sin hogar, maltratadas por la vida y por la calle, salvarán todos sus miedos para contarnos una historia en forma de teatro de investigación. 

Hace años que Carmen consiguió que un amplio grupo de ellas, perdidas en su laberinto de desamparo, dejaran por un rato su dolor a un lado, cada día, para ensayar representaciones que componían ellas mismas a partir del sufrimiento que iban escupiendo.

Tras recibir premios y actuar por media España, esta compañía nos ofrece este domingo su nueva propuesta. No podemos no estar ahí.

No puedo estar más orgulloso de mi Carmen y de esas señoras que le hacen un corte de mangas al maldito presente que las quiere condenar a ser invisibles y dormir en un cajero.

Este domingo, a las 19h30, en la sala TNT. No faltéis. Nos vemos allí.

martes, octubre 31, 2023

Marruecos

Me presentaron resultados de varias fábricas y, cuando tocó la de Casablanca, hice un comentario fuera de lugar.

Tienen unos consumos de energía muy dispersos explicaban.

Es un país más anárquico comenté.

Tal como hice el comentario, me disculpé. Lo que me salió como una gracia, no era sino una observación racista, supremacista, estúpida. Calificar la gestión de una fábrica por la supuesta desorganización de un país no es imprudente, es lamentable.

La vida también es luchar contra los prejuicios con los que se nos educan y vencerlos.

Grandeza

Nuestra grandeza se demuestra, también, en cómo acompañamos los grandes momentos de quienes nos importan.

No sentir con pasión los éxitos de los nuestros no es querer de verdad.

Es sanísimo enorgullecerse de los tuyos, tomar como propias sus victorias, presumir de lo muy buenos que son en lo que hacen.

Cuando te da coraje que a alguien le vaya tan bien, no te afanes en llamarlo amigo.

viernes, octubre 27, 2023

Casoplones

Cuando veo casoplones, siempre pienso en la inseguridad.

Será por tantas películas americanas de terror que transcurren en mansiones inmensas con jardín o por noticias de asaltos a chalets de futbolistas y cantantes, el caso es que el desasosiego podría con el bienestar si tuviera la fortuna, monetaria, de poder pagarme una casa así.

Uno nunca esté libre de sufrir la violencia de malnacidos, pero sí es cierto que la discreción atrae menos miradas ávidas de fastidiarle la vida a los demás.

Al recorrer la costa del Algarve o urbanizaciones pudientes de las afueras de Sevilla, me da por pensar en cómo babearán algunos ideando por dónde saltar la valla.

Desgraciadamente, el hombre es también así.

Tocapelotas

El trabajo me ofrece muchas enseñanzas sobre mi mundo personal.

—Es bueno que tengas gente así en tu equipo —me dijo una vez un auditor.

Por gente así hacía referencia al típico tocapelo..., pejiguera, quería decir. Ése que pone siempre el punto sobre las íes, el que si le dices A quería B, pero si le dices B se asombra de que no le hayas dicho A. El que pregunta y repregunta, y vuelve a preguntar, ante la mínima consigna que le marques. El que agacha la cabeza cuando te ve, pero que se indigna cuando tú no lo saludas.

—Son personas que te hacen crecer —me decía este auditor—, porque tienes que sacar lo mejor de ti para gestionarlos. Debes tener bien clara cada respuesta, tienes que aprender a controlar los nervios, preparas con esmero cada paso que tienes que dar.

Sí. Le doy la razón. La gente peñazo que he tenido en mis equipos me ha hecho crecer como persona, por mucho que no los quiera tener a mi lado ni en pintura.

Papá

¡Papá!

¿Cómo sabes que soy yo?

Hay instantes que uno recuerda para siempre y éste es uno de los míos. El día, hace mil años, en el que estrené mi primer móvil. Me llamaba mi padre para saber de mí y yo vi su nombre grabado en mi teléfono.

He visto tu nombre en la pantalla.

¿En qué pantalla?

En la de mi teléfono.

¿Tu teléfono tiene una pantalla?

Asumimos como normales los avances tecnológicos, como si siempre, desde que nos hacemos a ellos, hubieran existido, pero es bueno echar la vista atrás y recordar la primera vez. Siempre hay una primera vez.

Sí, papá, y tu teléfono es el primero que he grabado.

Sin sentido

Hay noches en las que un ruido me despierta y quiero volver rápido al mundo que abandoné, algo que a veces consigo, para incorporarme de nuevo al barco de 50 plantas que quiere llegar a la luna y del que soy un polizón.

Las veces que no consigo volver y pierdo el sueño, me planteo lo absurdo de la escena a la que quería regresar. No tenía ningún sentido.

Algo similar pasa con la realidad. Vamos de un sitio a otro, nos esforzamos, nos divertimos, nos agobiamos, en una aventura vital que no lleva a ninguna parte, pero que no queremos perder. Cuando una enfermedad amenaza con sacarnos de nuestro presente, nos agarramos a él con todas nuestras fuerzas.

Entender qué hacemos en este mundo no tiene explicación, pero que ningún ruido nos saque del barco de 50 plantas que quiere llegar a la luna, porque tiene todo el sentido mientras estamos en él.

domingo, octubre 22, 2023

Animal

Desde pequeño he sido un animal devorador de prensa. Ya le quitaba a mi padre el ABC para leérmelo de arriba abajo sin escatimar un solo artículo. Conforme fui teniendo uso de razón, entendí que no me gustaba como veía el mundo ese diario y me convertí a periódicos más progresistas.

Siempre he pensado que mi nivel cultural, más o menos sólido, me lo ha dado más la prensa escrita que la literatura.

Son granitos que se van sumando a diario, año tras año, durante varias décadas. Un aprendizaje sobre la naturaleza humana, la política, la sociedad, la cultura, los avances científicos, la salud que no se obtiene de ninguna forma más eficiente que a través de la gota malaya, constante, de la lectura diaria de un periódico.

Ocurre, a mi pesar, que hay épocas, recientes, en que he empezado a rehuirlos. Cuando la maldad se hace tan espantosamente presente, como en estos días, dejo a un lado las noticias, las leo de perfil, para no contaminarme de la falta de esperanza en el ser humano.

Volverán los días de sol.

viernes, octubre 20, 2023

Locura

Yo a veces entiendo más al loco que al cuerdo. Cuando me cruzo con gente que tiene todo bajo control y pocas dudas en su recorrido vital, empiezo a asustarme, porque la vida se compone de tantas incertidumbres que casa mal con lo racional. Tratar de esquematizar la existencia es como poner puertas al campo. Las circunstancias lo desbordan todo. Está más preparado para la batalla quien se enfrenta a ella con humor.

De ahí que un punto de locura, de salirse del tiesto, de carcajada sea el mejor antídoto contra la imprevisión. Para cuidar la salud mental hay que aplicarse un puntito de insensatez.

Es el extremadamente cuerdo el loco de nuestros días.

martes, octubre 17, 2023

Rabia

Me gusta consultar las opiniones de los lectores cuando leo un libro, o de los turistas cuando visito un museo, o del público cuando acudo a un concierto.

Son numerosos los comentarios que dejan traslucir rabia. Estos que son hirientes, despreciativos, ridiculizadores. Escritos con saña desde el anonimato.

A mí me apetece responderles para preguntarles qué han aportado ellos a la humanidad, qué ha nacido de su creatividad para permitirse infravalorar las propuestas de alguien que ha sabido ofrecer un trabajo más o menos acertado para el disfrute del gran público.

Hay quienes confunden la libertad de expresión con un derecho mal entendido de lanzar dardos al corazón de aquellos que no supieron emocionarle.

Intervenir

En los pocos meses que llevo en mi nueva responsabilidad laboral, participo en multitud de reuniones acordes con el puesto que estoy estrenando.

Son videoconferencias en las que participan decenas de personas de diferentes países.

Hay quien me insinúa que intervengo poco, quizás porque piensen que asociado al cargo viene el don de encontrar la palabra precisa con la que matizar, añadir o poner en cuestión los temas que se tratan.

Intervendré aclaro cuando tenga algo que aportar.

Soy muy medido con mis silencios, pero aun lo soy más con mis palabras. Mientras lo que yo vaya a decir no sea estrictamente necesario, mejor seguir aprendiendo de la sabiduría, y las meteduras de pata, de los demás.

Ya llegará mi tiempo y mis intervenciones tendrán su aquel.

Money

Soy el maestro de no ahorrar.

Tal vez por ser un privilegiado, por tener un buen sueldo, el apoyo de una familia, un círculo de amigos fuerte. Sea por lo que sea, tengo un agujero en los bolsillos.

No hace mucho me llegó un comercial de un banco, alguien que en su momento se comportó muy bien conmigo, me sentó a tomar un café y me pidió que le describiese mis ingresos y mis ganancias. 

Puso el grito en el cielo.

Eres un desastre, Salva me dijo, con cariño.

Entonces me planteó qué edad tenía, cuánto me quedaba para jubilarme, la calidad de vida que iría deteriorándose, las incertidumbres del futuro...

El caso es que me convenció para apartar cada mes algo de dinero, del maldito dinero que me quema en las manos, para construir un futuro menos incierto.

Muy de vez en cuando miro esos ahorros y me digo 'te han convertido en un hombre mayor'.

Huerta

Hay gente que nunca será la alegría de la huerta.

Les falta esa dosis de energía que da la naturalidad de la sonrisa que nace de dentro y, por mucho que se lo propongan, no está en sus genes el ver la vida de colores.

Eso se ve desde bien pequeño, al que nace con la mirada torcida, el gesto desabrido, los hombros hacia abajo en una actitud de verlas venir.

No sé es mejor o peor persona por ser gris, lo que sí es cierto es que yo hace tiempo que decidí salir de ese jardín donde le gusta entrar a quienes no les apetece pasear por un campo sin vallas.

A mí, de joven, me hipnotizaban. Me seducían para hacerme creer que yo era uno de los suyos, querían convertirme en un adicto al drama. 

Es quizás por ello, por haberme metido en ese jardín, que no quiero ver el mundo con esos ojos.

Histórica

Cuando leo novela histórica, y leo mucha, siempre hay una variable que me estremece de entre las historias personales que inundan el relato, y no es otra que la enfermedad, porque aquí sí que podemos decir eso de que cualquier tiempo pasado fue peor.

Vivir no hace mucho tiempo era territorio vedado para quienes nacían con una genética a prueba de bomba. Cualquier infección podía llevarte al cementerio, incluso a partir de una muela en mal estado.

Hace apenas unas semanas visitaba el museo del hospital público de Venecia, sobre la escuela grande de San Marco, un espacio donde se exponían los utensilios con los que trataban a los enfermos y que daban grima de solo imaginar cómo podían utilizarlos sin anestesia, sin conocimientos hoy básicos de Medicina.

Tendemos a quejarnos de los tiempos que nos ha tocado vivir, sin saber apreciar lo mucho que nuestra sanidad pública, a todos, nos protege.


lunes, octubre 16, 2023

Cous cous

¡Vaya cómo está el cous cous!

Te lo sirve de pollo o de cordero, siempre acompañado de la frase mágica. 

Lo hace mi madre la ilusión está en sus ojos.

¿Quién se resiste a una comida hecha por una mamá?

Lo conocimos en una cervecería de la Alameda e íbamos a menudo. Atento, sonriente, resuelto, ese chaval marroquí era un chute de simpatía y profesionalidad. Hasta que un día desapareció. 

Este verano Fran lo descubrió de nuevo en un local de nuestra calle. Trabajando de sol a sol para convertir un negocio cutre en un pequeño restaurante marroquí con alma.

Ahora lo tenemos a cien metros de casa.

¿Tienes hoy cous cous de pollo? —le pregunto.

Justo me queda uno para ti.

Querido

Yo me siento una persona muy querida, sea verdad o no, lo que me da una gran estabilidad emocional.

No es cuestión de autoengañarme, las cosas no funcionan así, sino de mirarme con afecto. Sé, en el fondo de mi corazón, que son muchos los que me aprecian, muchos los que se interesan por mí, muchos a quienes les importo. 

Será más o menos intenso el cariño que sienten por mí, pero lo importante es lo que mi corazón percibe.

Sentirse amado es el escenario perfecto para vivir en paz.

sábado, octubre 14, 2023

Extremismos

Para entender la carga venenosa de los extremismos, hay que observar con atención los lejanos a nosotros.

Es fácil asustarse cuando vemos tradiciones, religiones y costumbres de otras culturas, que defienden a sangre y fuego sus formas de actuar. Esos musulmanes dándose golpes en la cabeza, esos hindúes lavándose por cientos en un río, esas danzas tribales africanas, los cantos judíos de hombres con tirabuzones.

Criticamos que son pueblos talibanes, enardecidos por sus propias verdades.

Afortunadamente nuestras democracias occidentales nos protegen de tener que comulgar con ruedas de molino y yo puedo ser perfectamente ateo en mi país sin que nadie me obligue a nada que tenga que ver con creencias religiosas. Pero vienen pisando fuerte los que quieren volver a los tiempos de los comportamientos que se deben adecuar a lo que Dios manda. Claro, el Dios bueno, el de los cristianos de piel blanca.

miércoles, octubre 11, 2023

París

El día en el que pisé por primera vez París había un concierto de Madonna en la ciudad. 

Bajamos en la Gare de Austerlitz y comenzamos a caminar en la dirección opuesta al centro, hasta llegar a una desangelada Place d'Italie. No queríamos mirar mapas que nos orientasen, porque con menos de veinte años y una mochila a la espalda los tres amigos no teníamos prisa por conocer monumentos. Caminábamos extasiados, en una mañana fría, tras maldormir en un vagón de segunda clase que tomamos en Burdeos la noche anterior.

No imaginé por entonces que esa ciudad fuese a suponer tanto para mí, que acabaría trabajando en una empresa francesa y que viviría cuatro maravillosos años en un piso coqueto del Barrio Latino.

Reconozco el olor de las estaciones de metro, de las boulangeries, el frío otoñal de las Tullerías, los tremendos atascos en torno al Arco del Triunfo. Están impregnados para siempre en mí.

Uno llega a una edad en la que sabe que ya no habrá oportunidades como aquéllas, en las que decir que sí a hacerme parisino, en un período glorioso, golfo, en carne viva de mi juventud que ya nadie me podrá quitar.

martes, octubre 10, 2023

Yo tenía un jefe, al que apreciaba un montón, que siempre empezaba las respuestas por un 'no'. Fuese lo que fuese:

—No, Salva.

Bastaba luego con cruzar dos frases para llegar a un acuerdo.

Era divertido, porque una vez que le descubrías ese vicio, podías jugar con él (sin que se diera cuenta). Así, yo construía las preguntas en un sentido y en el inverso para explotar sus contradicciones.

Un día, en una comida de empresa, con dos cervezas de más, se lo dije.

Siempre comienzas las respuestas con un 'no'.

Estuvo a punto de decirme que no, pero se contuvo, para no caer en su propia trampa. Me dejó que le expusiera mis argumentos, con varios ejemplos, y acabó por medio admitir que podía ser verdad.

Hay veces en las que deberíamos analizarnos a nosotros mismos, incluso, por qué no, con ayuda de los amigos, para encontrar esos tics que nos hacen peores, sin ser malas personas.

Porque sí, empezar cada frase con un 'no' es una mala manera de conversar.

Sabelotodos

Considerándome un tipo culto, sin excesos, tengo tirria a los tipos cultos con excesos. Esos sabelotodo que adoctrinan sobre lo que sí o lo que no.

En el mundo literario en el que yo me muevo los hay a patadas y son un coñazo, porque el salto de culto a cultureta es un camino de no retorno. Aquellos a los que les encanta escucharse, que sermonean sobre lo que sí y lo que no.

Son los que se ven con el derecho a poner etiquetas para clasificar quién tiene el visto bueno.

La cultura, en su base, se debe de caracterizar por justo lo contrario, por la apertura de miras y la humildad para dar oportunidad a todo aquel que quiera contarte una historia, crear un paisaje, componer una melodía que nadie nunca haya conocido.

Infarto

Hay gente a la que le dices que acabas de sufrir un infarto y no te preguntan cómo estás, sino que te enumeran la de personas que conocen que han pasado por lo mismo.

Sí, es un tema recurrente en mis textos, la falta de empatía. Sí, me obsesiona, me desanima, me desespera esa incapacidad endémica del ser humano por ponerse en la piel del otro.

Lo cierto es que todo el mundo me da la razón cuando lo comento y que nadie parece entender esa falta de solidaridad íntima con el prójimo. Tal vez yo sea el primero en caer en mis contradicciones.

Deberíamos introducir esos valores en casa, en el colegio, desde la infancia. Sacar a un chaval, voluntario, a la pizarra y pedirle que nos hable de él, de su familia, de sus miedos, de sus proyectos y hacer que sus compañeros aprendan a preguntar, de corazón, acerca de ese mundo del que les habla.

Conflicto

Desde que mi memoria alcanza, y recuerdo episodios muy atrás en mi niñez, me ha angustiado el conflicto entre Israel y Palestina.

Es el pecado original de nuestra generación, el eterno combate con el que nacimos y con el que, muy probablemente, moriremos, sin que una posibilidad de esperanza atisbe en el horizonte.

Cuanto más leo sobre el tema, que me apasiona y me atormenta, menos clara tengo mi posición.

Reflejo del alma humana, en el que las dos partes tienen sus razones y sus culpas, desenredar esa madeja se convierte en una misión imposible. Cuanto más nudos deshacemos, más se vuelve a enmarañar el resto.

¿Dónde está la sensatez?, nos preguntamos. Si dos pueblos quieren vivir en paz, ¿por qué no se sientan a dialogar?

Hay tanto odio, tantos muertos, tantos agravios acumulados que no hay quien sepa encontrar la vía de la concordia. 

La creación del estado de Israel es tan justa como injusta y ahí radica el problema. Intentamos resolver un dilema que no tiene una solución digna, porque parte de una ecuación mal planteada de base.

lunes, octubre 09, 2023

Muerte

Cada mañana, al despertarte, puedes pensar en que vas a morirte o en las muchas cosas que tienes por hacer en el día. Y las dos realidades son verdad. Está en cada uno el saber a cual engancharse.

Este finde le preguntaba a un amigo si no había ninguna mañana en la que, yendo al trabajo, sintiera un ataque de felicidad al pensar lo bien que le trata la vida.

Jamás, Salva.

En cambio, yo sí. Yo tengo la fortuna de padecer esas explosiones internas de bienestar, aunque duren apenas lo que tardo en arrancar el coche.

Mi gran pregunta es ¿cuánto hay de nosotros mismos en ese pensamiento que surge cada vez que suena el despertador?

¿Hasta qué punto se nace con las ganas de vivir? 

Me asustaría pensar que nacemos destinados a observar la realidad con un filtro determinado.

domingo, octubre 08, 2023

Maldad

Hay días en los que agudo el oído y veo maldad por todos lados. La frase de que 'el hombre es un lobo para el hombre' se materializa y pierdo la esperanza, no solo en nuestro futuro colectivo, sino en el sentido mismo de nuestra existencia.

Esos momentos, afortunadamente, pasan, para volver a reconciliarme con el optimista que hay en mí. Me basta poco. Un mensaje cariñoso en el móvil, una entrevista ingeniosa en una revista, la sonrisa de un crío en un supermercado.

Lo que no adivino a descifrar es cuánto de ancho es ese subsuelo donde reside lo negro, hasta qué punto crece o disminuye, cómo de a salvo estamos de enredarnos por él, que un día pisemos mal y ese alquitrán nos agarre por las piernas para llevarnos a ese lugar que lo destruye todo.

¿Quién está a salvo?

Cáceres

Qué bonita es la ciudad de Cáceres. 

Los sevillanos tenemos la suerte de tenerla en el camino hacia el Norte, de ahí que haya tenido varias oportunidades de visitarla y recrearme en ella. Su centro medieval, desde cuyo interior es difícil comprobar en qué época de la historia te encuentras, es un compendio de palacios y leyendas.

Tras un par de tours guiados en los últimos años, me siento capaz de reconocerla incluso en una foto desde el aire. Sé qué pasó en la construcción de esa iglesia, por qué mandó elevar un muro el obispo o quién mandó desmochar sus torres.

Lo sé porque fui varias veces y escuché lo que me contaron de ella. 

Los conocimientos no se adquieren por ciencia infusa, sino a base de insistir.

No hay mejor profesor que la experiencia, ni mejor método que la insistencia. La fortuna es que, a veces, el aprendizaje va acompañado del placer.

Cremitas

—¡Cremitas!

Tirado en la cama, con la cabeza en los pies del colchón, lanzó el primer grito de guerra. Fran se hace el loco.

—¡Cremitas!

Tengo la suerte de tener una cuñada que es toda una eminencia en cuidados de la piel, y ese mujer, Desi, la hermana pequeña de Fran, le surte de todo tipo de cremas, lociones, mascarillas, serums... y, además, le explica como aplicarlos.

No hay cosa que me guste más que me mimen, que me toquen, que me masajeen. Así que, cuando el estrés me sube por las piernas, me tiro en la cama bocarriba.

—¡Cremitas!

Ya llegan entonces las risas de Fran, asumiendo que no tiene escapatoria. Ya escucho el ruido de choque entre botes de plástico y cristal que viene desde el baño. Entonces cierro los ojos a la espera de que me dé un beso en la frente y empiece la ceremonia del masaje facial de amor.

Déficit

Tengo que formarme en trastornos psicológicos para no tener problemas con gente a la que quiero, porque no estoy por la labor de echar por la borda relaciones hermosas que se ven afectadas por comportamientos que, pienso, son involuntarios por parte de quienes lo practican.

Quiero estudiar acerca del déficit de atención.

Hay personas en mi círculo más íntimo, alguno puede que incluso lea este texto, que son incapaces de mantener una conversación serena sin romperla cada dos por tres con interrupciones que no vienen a cuento. 

Estoy escuchando, con verdadera atención, una historia que me interesa de alguien a quien quiero y el de la silla de al lado, tan querido como el que habla, me empieza a contar algo que no viene a cuento.

Es muy incómodo llamar la atención en reuniones desenfadadas.

Son personas que te preguntan, de corazón, cómo estás y que, en cuanto empiezas a responderle, te interrumpen para decirte que se han comprado unos pantalones amarillos.

Creo, con total sinceridad, que no hay maldad, ni egocentrismo, sino un trastorno de déficit de atención que deben tratar para no acabar por dejar de ser invitados a cenas donde todos nos queremos escuchar.

Derecha

¡Era a la derecha! me gritan, más de una vez, cuando giro hacia el lugar equivocado.

¿No era hacia esta derecha? pregunto, con sorna, tras haber dado el volantazo a la izquierda.

Sí, a mi edad, aún me cuesta diferenciar de forma intuitiva las direcciones. 

Cuando escucho al hombre del tiempo decir que va a llover por el oeste, tengo que llevar a mi mente a las películas de vaqueros y recordar hacia dónde iban atacando a los indios. Si hablan de la zona oriental de la región de Murcia, tengo que pensar en Japón para saber por dónde queda el oriente.

Es otro de mis defectos de fábrica, no tener el instinto de saber hacia dónde salir corriendo cuando lo griten desde un altavoz.

Moriré sin saber dónde tengo mi mano derecha.

lunes, octubre 02, 2023

Delfines

El restaurante se llamaba Delfines, en francés, o algo parecido. Lo había buscado en Google mientras llegábamos en ferry a Tánger para trabajar.

Había mucha faena en la fábrica que visitábamos, así que fuimos tres compañeros del equipo de Calidad desde Sevilla: Rafa, cerca de cumplir los sesenta, yo, en los cuarenta, y Migue, el yogurcín.

Tras una paliza de jornada, les propuse ir al Delfines a cenar. Anochecía.

Tánger es una ciudad amable, en la que siempre me moví con tranquilidad, pero la zona donde nos marcaba el GPS se salía de los barrios que yo controlaba.

Así que preguntamos a un transeúnte, que nos miró con cara rara. 

¿Allí queréis ir? —Preguntó, con expresión de espanto. Los tres dijimos que sí. ¡Pero ya mismo va a ser de noche! —Nos asustamos! Y tenéis que atravesar ese descampado —el descampado nos produjo terror—, y subir esa escalera... —¡altísima!

Nos infundió tal pánico que salimos los tres corriendo como alma que lleva el diablo. Migue llegó a lo alto de los escalones cuando yo no había llegado al primero y Rafael, asfixiado, corría tras de mí, maldiciéndonos y tocándose el corazón.

—Me va a dar un infarto —protestaba, sin resuello.

¡Qué contagioso es el miedo!


Quoi

Hasta el más culto de los franceses termina, de vez en cuando, alguna frase en 'quoi', una coletilla que no viene a decir nada y que todos reniegan pronunciar.

Pronúnciese 'kuá'.

Sería el equivalente a un ¿sabes? en español, pero en plan cutre.

He llegado a escuchárselo, más de una vez, al refinado Macron.

Cuando les hago ver que lo utilizan, me dicen que ellos no, que eso es "bajuno'. Entonces saco mi parte mala y me concentro en escucharlos.

¡Lo dijiste!

¡¡¡No!!!

Pero si acabas de pronunciarlo....

No es cuestión de ser francés, nadie quiere admitir como propias las debilidades que critica en los demás. 

Catetos

Desde el momento en el que tú no admitas que otras ciudades sean más bellas que la tuya, otras personas más inteligentes que tú, otros paisajes más hermosos que los de tu infancia, tú eres un cateto.

Con mayúsculas.

Otro tema es amar lo que se tiene, extasiarse ante lo conocido, refugiarte en la hermosura de tus recuerdos de infancia.

Creer que lo propio es lo mejor es la semilla del más rancio de los nacionalismos. 

Y no hay nacionalismo bueno. 

Envidia

Tengo entre mis 'amigos' de Facebook a una chica sevillana, profesora, de mi generación, que lee todos los días, junto a su marido, al desayunar, una hoja del diario de un escritor inglés del siglo XVIII.

Él escribió su vida, cada día, sin imaginar que siglos después, en el sur de Europa, un matrimonio lo invitara cada día a tomar café con ellos.

Imagino esa lectura, corta, diaria. Transmutarse en otro que ya no es para entender una época, un país, pero, sobre todo, entender una vida entera. Sus ilusiones, sus hijos, sus derrotas, sus padres, el enamoramiento, la enfermedad, día a día.

Siento una enorme envidia de que no se me haya ocurrido a mí, porque yo soy de los fatigas que lo quieren vivir todo.

Levantarse cada mañana con tu vida a cuestas, con el secreto placer entre mermeladas de saber qué le va a pasar a ese hombre doscientos años atrás.

sábado, septiembre 30, 2023

Platitos

Hay formas muy elegantes de denigrar, con una sonrisa incluso. Maneras casi inconscientes en las que gente querida te dice, queriendo decir lo contrario, que te perdonan la vida, que no te dan el valor que mereces. 

Fran, que tiene una empresa online de vajillas y decoración para la mesa, con una clientela fiel, un gusto exquisito y mucho movimiento, tiene que aguantar comentarios de amigos en los que, de pasada y con desgana, tras comerle la cabeza con sus problemas de primer nivel, le preguntan:

-¿Y tus platitos?

¿Sus platitos?, me digo yo. Ya quisieras tener el éxito, bien trabajado, que tiene Fran con sus platitos. 

Como hace unos días, que me crucé con una periodista cultural en horas bajas, que nunca confió en mí.

-Y tú, Salva, ¿sigues con tus libritos?


Bailar

Desde pequeño, siempre me he planteado el baile como la actividad humana más absurda y, a día de hoy, aún digo viéndolo así.

Plantarse en el salón de tu casa, en una discoteca, frente al espejo y comenzar a realizar movimientos que no llevan a ningún lado.

Si, además, quitas la música a la escena, el despropósito se hace aún mayor para una mente racional que lo observe.

¡Ahí está la grandeza del ser humano! 

En haber inventado actividades absurdas, en apariencia inútiles, en la búsqueda de la felicidad. 

Al hombre le hace único el arte, la música, la danza, la capacidad en suma de transcender al puro ejercicio de sobrevivir.