x

¿Quieres conocerme mejor? Visita ahora mi nueva web, que incluye todo el contenido de este blog y mucho más:

salvador-navarro.com

jueves, septiembre 30, 2021

Sudar

Me ocurrió algo en la fábrica que Renault tiene en la ciudad francesa de Le Mans que pertenece al espacio difuso entre lo real y lo fantaseado.

Debía presentar una nueva dinámica de trabajo al comité de Dirección de la factoría. Salí de París a las cuatro de la mañana para llegar a tiempo a la cita. Me coloqué mi mejor camisa blanca y me perfumé.

Me esperaban alrededor de una gran mesa redonda, y allí tomé la palabra tras presentarme.

Nada más comenzar, me interrumpieron unas cuantas veces con preguntas agresivas y a mí me asaltó la inseguridad. Por mi francés de entonces, por el tema en sí, por la ceremonia del recibimiento. El cuerpo se me descontroló y empecé a sudar. Sudé y sudé. Intentaba mirar la camisa, pero yo sabía que me estaba empapando. En un receso, pregunté por el baño. No había salida posible. Cerré la puerta, me desnudé de cintura para arriba y metí la camisa bajo el secador de manos. 

Nunca me había pasado algo igual, pero me entró pavor a realizar ninguna intervención en público, fuera por trabajo, la presentación de una novela o simplemente decir unas palabras en un encuentro entre amigos.

Un anuncio de televisión me salvó. ¡Había aparecido un producto mágico! Efectivamente, lo comprobé. Te lo aplicabas justo antes de dormir y al día siguiente ni una gota de sudor.

Perdí el miedo.

Ese botecito hace muchos años que se me acabó. Nunca lo volví a usar y nunca más se me descontroló el sudor.

El hecho de eliminarlo de mis pesadillas había provocado un efecto sanador hacia mis miedos.

Olvidé pensar en el pánico de hablar en público y mi cuerpo se hizo fuerte en mí.

miércoles, septiembre 29, 2021

Ghosn

Me atrae compulsivamente la gente inteligente, sea buena persona o no.

Me habían seleccionado, en un proceso formativo dentro de la empresa, para acudir a una conferencia de nuestro presidente, Carlos Ghosn, a la que sólo íbamos a asistir diez personas.

Ese mismo señor que fue apresado en Japón por delito fiscal, apropiación indebida y desvío de capitales, traicionando la confianza de todos los que habíamos crecido profesionalmente bajo su liderazgo, nos iba a hablar durante una hora.

Entró en esa sala enmoquetada como imagino que entraban los príncipes en las audiencias de sus castillos medievales, con la cabeza erguida y sin mirar a sus cortesanos.

Empezó a hablar de forma pausada, con su voz grave, y encadenó una tras otra frases de calado, propósitos de vida, visiones de futuro, en una suerte de mezcla improvisada de lo íntimo con lo industrial, del devenir del hombre frente a la naturaleza, de nuestro papel en el mundo.

Yo sentía algo parecido al síndrome de Stendhal, pero con la belleza de sus argumentos, con su capacidad para embelesarnos, de paralizar el mundo y hacernos creer importantes. Había en su discurso un componente no muy alejado al erotismo, todo un ramalazo de seducción.

La decepción fue enorme el día que lo arrestaron, pero me reconozco rehén de quien sabe hilvanar tan bien las palabras. 

Alguien sumamente inteligente me vuelve loco.

domingo, septiembre 26, 2021

Amarillo

Hay cadenas de televisión que me niego a ver, a pesar de ser las más vistas.

Hacer zapping tiene el peligro de que, de pronto, apareces en un lugar donde toda la gente es guapa y se habla a gritos. Más que atractivo, despierta curiosidad. Remoloneas un poco antes de cambiar de canal y uno le dice a la otra que es una furcia y ella que el otro es un cocainómano. Uno se queda con el mando de la tele en la mano abducido por semejante griterío.

El amarillismo atrae. La gente se aburre en sus propias soledades y le gusta el espectáculo de ver cómo otros se despellejan. Lo operadísima que está ésta, los cuernos que les ponen a la otra, lo mal que envejece este señor, lo antipático que este tertuliano. Te pones una cerveza, te sientas en el sofá y te plantas frente a ese circo romano.

Este país es muy así y a mí me duele.

Lo hacemos por relajarnos me dicen—, que ya la vida es suficientemente complicada.

Entiendo el argumento y lo respeto. Faltaría más. Pero pienso, en lo más profundo de mi corazón, que esos programas hacen un daño enorme a nuestra sociedad. La embrutece, la envaguece, la maleduca, la vuelve soez.

¡Hay tanto por disfrutar fuera de Telecinco!

sábado, septiembre 25, 2021

Conflicto

Cuando para atajar un conflicto se me plantean dos posibles salidas, siempre intento escoger la menos dramática.

Yo era de hacer la cruz, dejar de hablar, montar el pollo, poner el grito en el cielo y sofocarme.

Entendía, de joven, que la sangre caliente era una cualidad, que la autenticidad se medía en acciones drásticas y las reacciones no admitían medias tintas.

Afortunadamente hoy sé que, si alguien me hace algo injusto, me engaña, me ignora o me hace daño, antes de montar la de Dios es Cristo prefiero decirlo:

Estoy muy molesto contigo.

Mucho. Hasta el infinito si hace falta. Pero ya sabemos lo que provocan los volcanes en erupción.

Ahora mido la autenticidad en frases sinceras y no en silencios corrosivos.

Es muy doloroso que alguien deje un día de hablarme y yo no haya tenido la posibilidad, siquiera, de escuchar por qué.

Confianza

Si alguien que me importa tiene su confianza puesta en mí, trato de no traicionar nunca esa apuesta que hizo.

Esta sociedad está llena de gurús que te dicen primero tú, luego tú y después tú.

Yo creo a medias en que el centro de mi vida sea yo. Lo soy porque sin mí no puedo vivir, porque tengo que quererme para ponerme en mi sitio, porque no puedo transmitir luz si estoy apagado. Otra cosa es la veneración del ego.

No traicionar la confianza de quien apuesta por uno no es un tema baladí, ni de fácil cumplimiento. Estar siempre donde te esperan es duro, te condiciona, muchas veces te limita. Es más sencillo hacerse el despistado, mirar para otro lado, pensar que esta vez no se darán cuenta.

Yo quiero estar allí donde tú crees necesitarme, que no se instale nunca la duda en ti sobre mi papel en tu vida.

Quiero que cuando mires a un lado me veas a mí, aunque sea a lo lejos, y nos regalemos una sonrisa.

Depresión

Son tiempos muy malos, Salva.

Cenaba con un amigo en casa y, tras ponernos al día, él aseveraba que la humanidad pasaba por momentos muy difíciles.

Son tiempos malos para ti le respondí.

Agobiado por enfermedades familiares y desengaños amorosos, tendía a aplicar al resto del mundo mundial su visión pesimista de las cosas. 

Yo le hice ver que a mí me iba bien, que el planeta ha pasado por otras pandemias, crisis económicas y de identidad. Que todo está tan mal o tan bien como otras veces.

No nos enseñan a tratar con gente descorazonada y cada uno utiliza los mejores argumentos que encuentra para tratar de fisurar el envoltorio negro, en el que se encerró esa persona a la que tú quieres, para que entre algo de luz. A mí me gustaría saber si debo sumarme a su tristeza para desde ahí tratar de sacarlo a flote o si es mejor ponerle frente al espejo de sus propias realidades.

Me da por pensar ¿cómo me gustaría que me tratasen si estuviese deprimido?

Creo que me apetecería que viniesen a mí, me acariciasen y abriesen las ventanas a la luz del sol, aunque me moleste, proteste y pida que las vuelvan a cerrar.

jueves, septiembre 23, 2021

La Palma

La empatía son cosas concretas, no una milonga. Es lamentar, por ejemplo, que haya gente de nuestro país que no tiene, desde hace unos días, un salón donde ver la tele, ni una cocina donde hacerse de cenar. Yo me he llevado toda la noche corriendo de un lado al otro de la isla de La Palma, en una coreografía perversa que no sabía controlar sino dando manotazos a la almohada. Tener tan reciente mi paseo en soledad por las lenguas de lava del parque de Timanfaya hacía aún más realistas mis sueños, porque trataba de escapar a través de un camino deforme que me destrozaba los tobillos y me quemaba los pies. Empatía es querer firmar donde haga falta para que esas familias tengan la protección del Estado que necesitan con urgencia, porque ese Estado somos todos y yo quiero que nuestro dinero vaya allí, a socorrer a quien se ha quedado, de un día para otro, en la calle. Ahí se comprueba la calidad humana de un país, no en proclamas desde una tribuna agitando banderas. En mi noche volcánica yo saltaba de una isla a otra para escapar del fuego, con la magia que nos conceden los sueños para volar. En la noche real, sin embargo, son personas con nombres y apellidos que hoy no pueden siquiera dormir.

martes, septiembre 21, 2021

Loco

Este paisaje me vuelve loco.

Es apasionante compartir tu vida con alguien al que le vuelve loco desde un paisaje a un plato de fabada. Que lo dice con tal energía que no puede sino contagiarte.

Cuando hay terceras personas me gusta comprobar cuántas veces habla con entusiasmo del mundo. Suelta su risa generosa, se le cambia incluso la respiración y explica sus planes, o cuenta lo vivido el día anterior con la sensación certera de que no hay situación mediocre vista desde sus ojos.

Al pasear para cenar un par de tapas te suelta un 'pero qué maravillosa noche hace', al ir en moto por el centro de la ciudad exclama 'qué alegría vivir aquí', al ir al encuentro de algún amigo 'pero qué ganas de verlo'...

Yo, que de normal soy positivo, me regodeo en su capacidad de apreciar la belleza de las cosas.

Será por eso que su teléfono suena tanto, que tanta gente quiere verlo, que la vida se hace en él de colores.

Muchas noches, cuando estamos ya medio dormidos, se da la vuelta, me abraza y me susurra:

—Me tienes loco.


Saturación

Soy ferviente partidario de vivir en una saturación responsable.

Los días, como pequeñas vidas de horas que tienen principio y fin, son extremadamente limitados. O casi eternos, si los miras del revés.

Hay quienes se dejan llevar por ellos, al albur de cómo se vaya presentando la jornada, hay quienes organizan agendas manejables y hay quienes, como yo, los saturamos de contenidos.

Siempre tengo en mente más cosas de las que soy capaz de hacer, incluyendo aquéllas que me proporcionan placer. Especialmente éstas. Las que me provocan, me motivan, me divierten, me hacen crecer. Lleno mis días de actividades así.

Yo quiero lamentar no haber ido hoy al gimnasio, no haber estudiado inglés, no haber corregido los dos capítulos previstos de mi nueva novela, no haber investigado sobre la revolución tecnológica de los arranques de los coches, no haber tenido tiempo de comprar ciruelas para hacer de cenar esta noche mi plato favorito, no haber podido pasearme por la Alameda, no haber terminado el logo del negocio de mis hermanas, no haber podido adaptar la estantería a mi nueva impresora, no haber ido a recoger la nueva novela de Mikel Santiago, no haber comprado yogur de chocolate.

Quiero ser así. Tener muchas cosas que hacer, para luego picar de aquí y de allá hasta que llegue un nuevo día.

No es que me aterre el vacío, ni el silencio, que también forman parte de mí. Me asusta pensar que llegue el día en que no tenga mil sueños, pequeñillos, por cumplir. Tener la agenda llena para poder tirarla a un lado y decirte a ti que sí, que claro que me tomo ahora mismo una cerveza.

No hay nada más importante que esa cerveza junto a ti.


lunes, septiembre 20, 2021

Disgusto

Hay personas a las que quiero incondicionalmente que se han convertido en gente que no me gusta.

¿Cómo se digiere eso?

Cierto que la vida es sabia, que en pequeños detalles uno se va percatando de que los caminos se separan, que nuestras mentes se van adaptando a la distancia que supone entender el mundo con miradas contrapuestas. Sin darte cuenta pasan días sin que nos llamemos, semanas, incluso meses y cuando te descuidas compruebas que se te ha pasado su cumpleaños una vez más. Te da apuro incluso no saber si sigue trabajando allí, si tuvo más hijos, si la familia está bien, si continúa su historia de amor.

Un día, tomando una cerveza, te viene a la cabeza el recuerdo de aquellas risas y te da por enviarle un mensaje, que normalmente es respondido rápido y con muchos corazones.

Tranquilizas entonces tu conciencia y te dices que sí, que si le pasa algo tú estarás ahí, que si te pide ayuda tú se la darás, que quizás de más mayores llegará un día en que llame a tu puerta y a ti te apetezca invitarle a cenar.


viernes, septiembre 17, 2021

Justicia

La vida es demasiado corta para ser justa.

Estoy convencido de que el tiempo terminaría por poner las cosas en su sitio, pero duramos poco en este mundo para ver siempre los resultados.

Todo se precipita rápido y, cuando te das cuenta, hay gente maravillosa que ha pasado por nuestro mundo a la que ya no podemos felicitar.

En el trabajo se encuentran grandes ejemplos de personas solidarias y de otras trepas que terminan sus carreras sin que el orden natural de sus comportamientos haya puesto las cosas en su sitio. Cuando la organización se da cuenta de lo mucho que contribuía el primero a que todo funcionase bien y de lo venenoso que era el segundo, ya les están haciendo la cuenta para la jubilación. Desgraciadamente, suele acabar mejor posicionado el que se ha dedicado a medrar para ascender a costa de quien hiciese falta.

Miro a mi alrededor y veo gente muy válida que no ha conseguido destacar. Personas que nunca pondrán una zancadilla, que siempre estarán ahí para cuando haya que echar un cable, que pondrán al equipo por delante de su persona.

Si existiese esa justicia universal, y si fuese más rápida, estoy convencido de que seríamos mejores personas, porque veríamos en múltiples ejemplos ajenos cómo hay que actuar en la vida para ser un verdadero triunfador.

jueves, septiembre 16, 2021

Allí

Yo estuve allí.

Me enfrenté a mil demonios, pero fui.

Sin saber si sí o si no, con la duda en carne viva y los miedos desbordados, me planté en donde siempre supe que tenía que estar.

Mientras el mundo giraba en su ciclo previsible y mi familia veía la tele en el salón, yo cerré la puerta por fuera con poca mochila y mucho corazón. 

Me lancé a descubrir qué se sentía, sin red de protección ni cómplice de emergencia, hasta romper la esfera invisible de lo que debía ser de mí.

Sin pedir permiso ni opinión, a solas con mis pasiones, curioso por descubrir, intruso de mundos que no hubieran sido para mí.

Salté esa valla, llamé a esa puerta, cogí ese tren, pegué ese grito.

Supe desde siempre que había que estar, para no echar hoy en falta la imagen del recuerdo que nunca hubiera existido.

-Salva, qué de cosas te pasan.

-Me pasan porque estuve allí.

Donde se cuece la vida, desordenada y a fuego lento, en el caótico chup-chup de lo imprevisto.

martes, septiembre 14, 2021

Sierra Bermeja

Las tragedias duelen proporcionalmente a lo cerca que ocurran de ti.

Yo, que soy urbanita, pasé un fin de semana inolvidable recorriendo los pequeños pueblos blancos de Málaga que se ocultan tras la Sierra Bermeja. En uno de ellos, Genalguacil, se reúnen artistas para exponer sus obras por sus calles, intrincadas, en un escenario verde que asusta por su belleza.

Subir esa sierra desde Estepona es un desafío al vértigo, tanto que da apuro echar a un lado el coche para contemplar el azul del Mediterráneo desde ese lugar privilegiado, un macizo montañoso de color rojizo que garantiza el clima casi tropical de la Costa del Sol.

Me impactó tanto ese viaje que no puedo pasar por Estepona sin quedarme embobado con los colores 'bermejos' de esa sierra que se ha achicharrado estos días.

¿Qué estamos haciendo mal?

lunes, septiembre 13, 2021

Pereza

Qué mala es la pereza cuando te coge por la espalda.

En esos períodos en que todo rula bien, con proyectos en la cabeza y ganas de mover el cuerpo. Los días tontos imprevistos en los que eres capaz de no desayunar por no levantarte a poner el pan en el tostador, en los que se te hace un mundo llenar la lavadora o bajar la basura de vidrio al contenedor que está a doscientos metros.

Si eso te ocurre en Navidad, o tras unas vacaciones, o en un período de bajón emocional, casi que le abres la puerta para que entre a acompañarte y que te acaricie el lomo, a la sana pereza.

La otra, la rastrera, te inocula bajadas de tensión, te mete pensamientos en bucle en la cabeza y te funde los plomillos.

Yo, guerrero de causas cotidianas, hago lo posible por negarme a sucumbir. Le busco las vueltas y, en cuanto se descuida, ya estoy fuera de casa, ya camino en calles concurridas en busca de una novela, de una cerveza con un amigo, de una visita a una galería. 

Eso le sienta a mi enemiga como el ajo al conde Drácula.

jueves, septiembre 09, 2021

Impacientes

Somos impacientes intuyendo la vida de los demás.

No nos coge el teléfono y ya pensamos que no quiere hablar con nosotros, está días sin llamarnos e imaginas que se ha olvidado de ti, lo ves tomando una caña a solas y deduces que le ha dejado la pareja, lo notas un poco más gordo y piensas que se están dejando ir.

Son muchas las veces en que la realidad de las cosas supera a la ficción, por lo que no conviene juzgar. Menos aún con la rapidez de un cowboy tirando a matar.

Es normal que anticipemos nuestras reacciones cuando alguien nos importa, tan sólo me digo que es bueno darse el tiempo para respirar la vida del otro, con unas prioridades que no son las mías, un corazón que bate a otro ritmo, una libertad para actuar a su modo sin que yo tenga derecho a recriminarla cada vez.

Que levante la mano quien no haya metido bien la pata por suponer, de más, acerca de la vida del otro.

Si nos agobia la gente que nos juzga en nuestras rutinas, no debemos permitirnos hacer igual con ellos.

No vale sólo con perdonarnos nuestras imperfecciones, los demás también tienen derecho.

domingo, septiembre 05, 2021

Confianza

He vendido cientos de mis novelas a ciegas.

Mis lectores se interesaban en ella, yo les decía que se la podía enviar dedicada y ellos respondían que sí.

Me acercaba a la librería, la compraba, les escribía unas palabras de agradecimiento por haber confiado en mí y 'El Gusanito lector' se encargaba de enviarlas.

-¿Y si no te la pagan? -me preguntan al explicarlo.

-Si no me la pagan, ¿qué? -respondo.

No me voy a volver pobre si alguien me sale rana. La confianza se establece desde el momento en que una persona demuestra interés en mí.

Van cientos de novelas dedicadas y nunca, nadie, en ningún momento, ha dejado de ingresar el dinero al recibirlas.

sábado, septiembre 04, 2021

Primera

¡Me gustaría tantas veces visitar Sevilla por primera vez!

Girar por la calle Placentines y dar un grito de emoción al ver la inmensidad de la Giralda caer sobre mí; no saber que al final de la calle Guadalquivir se encuentra el majestuoso cauce del río; oler a azahar en primavera y enloquecer la sangre de pura vida; dar de comer a las palomas del Parque de María Luisa sin saber qué me iban a picar las palmas de las manos, entre risas histéricas de mis hermanas; descubrir los azulejos de la Plaza de España y sentarme a ver las barcas chocarse entre sí.

La vez primera tiene la poca vergüenza de quedarse con ese flash que te desvela. Te desvirga. Te inocula el veneno que amortigua la pasión que te provoca cosquilleos en la barriga.

La vida pasa entre primeras veces que van ocultando el tablero hasta dejarlo sin casillas libres. Todo lo conoces, todo te suena, todo lo has vivido, has pasado por vez primera por el enamoramiento, por el luto, por el sexo, por la traición, por la victoria y la derrota.

Yo no desespero. Sé que hay armas para combatir ese creer saberse tan vivido, porque ese flash de la vez primera, el que te deslumbró, no te dejó ver los detalles, el ladrillo, la flor, el azulejo, y quizás es ahí donde se encuentra la verdadera felicidad, en la delicadeza de los detalles por descubrir.

jueves, septiembre 02, 2021

Carne viva

Hay momentos en los que me gustaría sentir menos.

Tener la sangre aguada, estar programado con circuitos electrónicos y saber darle al 'off'. Aprender a enfriar el corazón y no mirar a mi alrededor como si todo se manejase en carne viva.

Querría saber disfrutar de lo rutinario, a ratos, sin plantearme a cada momento el porqué de las cosas.

Son instantes que pasan por mi cabeza en que suplico por robotizarme un poco. Vestirme de metal, componer mi mundo de dinámicas ingenuas por las que dejarme llevar, como un tobogán interminable en el que sólo estuvieran permitidas risas infantiles.

Punzadas tontas de desconcierto en las que quiero renunciar a ser tan yo.

Tirar por la borda la intensidad de vivir a pleno pulmón y tomar un respirador prestado, enchufado a un lugar que no ofrezca sorpresas, para que todo funcione sin pensar en cómo lo hace.

Querer con calma, odiar por diversión, tumbarme en diagonal en la cama, mirar al techo y no ver sino techo, con toda mi cabeza del mismo blanco de la pintura, sin resquicios para colores que allí no existen ni figuras que yo me invento.

Creer que es posible girar en redondo, romper las normas de lo temporal y volver, de vez en cuando, a aquel lugar que pensé perdido para siempre.

miércoles, septiembre 01, 2021

Ideal

Una gran parte de la población, entre la que me incluyo, tiene sus ídolos.

Si los ídolos están vivos, y se saben admirados, deben saber gestionar esa carga envenenada.

Hay gente ideal, que es guapa, simpática, canta, baila y transmite emoción. Yo los observo desde mi plácido lugar en el mundo porque me atraen, como el curioso que soy y como el novelista que ejerce. Incluso le dedico tiempo a pensar sobre ellos, porque en esta vida tenemos tiempo para ponernos en la piel de mucha gente, una gimnasia más que recomendada para empatizar.

Al confirmar sus atractivos no puedo dejar de ver los precipicios que les rodean. Son personas ideales acostumbradas a que haya una cámara dispuesta a robarle cada sonrisa para enseñarla al mundo.

¿Serán ideales para gestionar que no todo el mundo es ideal? ¿Sabrán encontrar la pasarela que les lleve a la calma de saberse prescindibles?

Hay un problema gordo en ser maravilloso, y es que el resto del mundo no lo suele ser, y eso implica que uno tiene que ser también maravilloso en el tratamiento de su propio ego, de sus miedos, de su relación con el mundo.

Porque un mal paso te lleva al precipicio.