Yo aprendí hace tiempo a despojarme del pudor de no saber.
Al asumir nuevos retos en mi empresa cada cierto tiempo, me he acostumbrado a preguntar con naturalidad acerca de aquello que desconozco. Entiendo que es una forma sana de comunicación.
Cuando estoy a solas, no tengo más remedio que interrogar al señor Google.
Le doy un pellizco a la página de la novela y le consulto:
—¿Qué es camafeo?
Entonces integro que se trata de una piedra preciosa con una figura tallada en relieve.
Reabro el libro y sigo leyendo.
No hay nunca que dejar de preguntar, ni sentir vergüenza por no saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario