Alguna vez me gustaría hacer un estudio para evaluar el carácter de las personas en función de las veces que dicen 'pero' por cada mil palabras.
Pocas palabras menos sanas que ésta.
Es un ejercicio enriquecedor el de intentar escucharse uno a sí mismo decirla, referente a cualquier tema y no importa en qué circunstancia.
No pronunciar los peros es ganar en franqueza si se hace trabajándolo desde el estómago, con conciencia de lo que uno abandona al dejar de lado las justificaciones que todo lo pervierten.
Recuerdo que una vez, en la escuela de escritores a la que asistía, un hombre encantador, constructor de relatos divertidísimos de ciencia ficción, criticó de mis historias la cantidad de veces que escribía 'casi' para adjetivar una situación o para describir a una persona.
Era una forma de decirme que con mi lenguaje me delataba, dejaba de manifiesto mis inseguridades y no apostaba fuerte por la naturaleza de mis personajes y sus interioridades.
Liberarme del 'casi' fue una evolución en positivo que implicaba mucho más que un simple exceso literario.
Las cosas eran o no, tenía que mojarme.
Ahora me da por analizar los 'peros' y he llegado al punto en que soy capaz, 'casi' siempre, de evitar pronunciarlo justo cuando está ya llegando a mi boca.
Pocas palabras menos sanas que ésta.
Es un ejercicio enriquecedor el de intentar escucharse uno a sí mismo decirla, referente a cualquier tema y no importa en qué circunstancia.
No pronunciar los peros es ganar en franqueza si se hace trabajándolo desde el estómago, con conciencia de lo que uno abandona al dejar de lado las justificaciones que todo lo pervierten.
Recuerdo que una vez, en la escuela de escritores a la que asistía, un hombre encantador, constructor de relatos divertidísimos de ciencia ficción, criticó de mis historias la cantidad de veces que escribía 'casi' para adjetivar una situación o para describir a una persona.
Era una forma de decirme que con mi lenguaje me delataba, dejaba de manifiesto mis inseguridades y no apostaba fuerte por la naturaleza de mis personajes y sus interioridades.
Liberarme del 'casi' fue una evolución en positivo que implicaba mucho más que un simple exceso literario.
Las cosas eran o no, tenía que mojarme.
Ahora me da por analizar los 'peros' y he llegado al punto en que soy capaz, 'casi' siempre, de evitar pronunciarlo justo cuando está ya llegando a mi boca.