Hace unos meses encontré el antídoto. ¡El zurrón!
La técnica es la siguiente, en cuanto aparecen esos monstruos por mi cabeza no les permito que se hagan fuertes en mis pensamientos.
¡Al zurrón!
Y desaparecen. Por completo. Ésa es la regla del juego y me he concedido tres oportunidades cada amanecer. Que aparece un malnacido por mi cabeza.
¡Al zurrón!
Desde que he creado este método, nunca he llegado a meter ahí a más de tres impresentables, con lo que me despierto como una rosa.
Soy un especialista en respetar las normas de los juegos que me invento.
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