'Tengo que memorizar ese apellido', me dije.
Acababan de premiarla en Filipinas por su labor social en países del África negra, donde se va temporadas largas, de forma altruista, a operar de enfermedades complejas a gentes que no se lo podrían pagar.
Esta mujer, Margarita de nombre, no solo asumía como lógica su tarea, sino que se sentía privilegiada de poder realizarla.
—La que sale ganando —decía— soy yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario