Qué marcados estamos por el qué dirán, aunque pensemos que no.
Mofarse del diferente lo hemos mamado desde la escuela y esas burlas nos han encorsetado en no traspasar determinadas fronteras, más allá de las cuales está mal visto que te muevas.
Liberarse es una terapia enriquecedora, porque a nadie le importa un comino si vas o vienes, si te vistes así o de aquella manera, si gastas tu dinero en esto o en lo otro.
El censurador, mal que nos pese, está en nosotros mismos, las restricciones nos la ponemos nosotros, el temor al qué dirán no es sino un miedo interno a ser más libres.
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