Yo voy más lejos que la condena a Salvini, yo pagaría dinero por fichar a uno de esos inmigrantes del Open Arms. Acostumbrado a cruzarme con gente apagada que maneja con soltura el verbo aburrirse, tener la posibilidad de contar con alguno de ellos, hayan pagado o no a mafias por escapar del infierno, sería todo un regalo. ¿Acaso no dejan familias atrás? ¿No abandonan paisajes infinitos en los que jugaron de chavales? ¿Alguien duda de que tienen miedo a la más estricta soledad de ciudades heladas donde serán tratados como parias?
Yo dedico más tiempo a pensar en cómo se puede llegar a votar a Salvini que en él como líder. Siempre han existido trasnochados arrogantes, narcisistas sin escrúpulos, gente mala que se abriga en su vileza para presumir de hombría. Tipejos que dicen la barbaridad más grande creyendo que por su boca escupen lo que muchos miserables no se atreven a pronunciar. Gentuza que busca en las tripas de gente amargada con sus vidas, para exprimirles la bilis y hacérsela vomitar en las urnas.
Yo me quedo con cualquiera de los del Open Arms. Ellos sí que quieren vivir a pleno pulmón.
Habrá quien me diga que los meta en mi casa, que les dé de comer, que me gaste el dinero en ellos, que quite de en medio a esos negros, a esos moros, a esos desdentados. Pero yo respondo que no soy ningún héroe, sino un ciudadano que quiere estar orgulloso de un país que acoja a esos valientes que un día decidieron abandonar un mundo que sí tuvieron para luchar por una vida decente.
Saldríamos ganando todos y pagarían las pensiones de los que hoy votan su muerte.
Yo dedico más tiempo a pensar en cómo se puede llegar a votar a Salvini que en él como líder. Siempre han existido trasnochados arrogantes, narcisistas sin escrúpulos, gente mala que se abriga en su vileza para presumir de hombría. Tipejos que dicen la barbaridad más grande creyendo que por su boca escupen lo que muchos miserables no se atreven a pronunciar. Gentuza que busca en las tripas de gente amargada con sus vidas, para exprimirles la bilis y hacérsela vomitar en las urnas.
Yo me quedo con cualquiera de los del Open Arms. Ellos sí que quieren vivir a pleno pulmón.
Habrá quien me diga que los meta en mi casa, que les dé de comer, que me gaste el dinero en ellos, que quite de en medio a esos negros, a esos moros, a esos desdentados. Pero yo respondo que no soy ningún héroe, sino un ciudadano que quiere estar orgulloso de un país que acoja a esos valientes que un día decidieron abandonar un mundo que sí tuvieron para luchar por una vida decente.
Saldríamos ganando todos y pagarían las pensiones de los que hoy votan su muerte.