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salvador-navarro.com

miércoles, enero 31, 2024

Complejos

Hay quien juzga las virtudes como complejos y que vienen a resumir en una frase.

'Si te comportas bien es por interés propio'.

Y no les falta razón. Es seguro que una parte de nuestras bondades tienen que ver con el querer ser queridos. ¿Qué habría de malo en eso? ¿Qué pecado se encuentra en buscar el amor con el amor?

Mientras tras los comportamientos afectuosos no haya una falta de autoestima, sino unas ganas sinceras de confortar, todo beneficio que venga de vuelta es bienvenido.

Porque no nos engañemos, a todos nos gusta que nos quieran.

Metido

Porque he vivido media vida deseando que alguien me preguntase qué es lo que me comía por dentro, soy un especialista en escuchar lo que la gente cercana me quiera contar.

No hay como abrir diques con alguien de confianza para sentirse menos raro, nada como descubrir que te comprenden llega a ser tan apaciguador.

Pasamos por la vida defendiendo un castillo en el que nos queremos sentir protegidos, sin darnos cuenta de que la verdadera fortaleza es tirar murallas, empezando por las propias.

Hay que saber entender esas señales y encontrar el momento de preguntar.

¿Cómo estás?

domingo, enero 28, 2024

Duermevelas

El momento del día que más disfruto es, sin duda, justo antes de dormir.

Cuando estoy agarrado a Fran y mi cabeza empieza a viajar entre los dos lados de la frontera, ya sin fuerzas, en ese instante mágico en el que se me cruzan pasado, presente y futuro y aparezco, sin darme cuenta, en otro mundo que también es mío.

Aún se escuchan los ruidos de la tele, o la música bajita del mundo que creemos real y yo batallo, relajado, por pensar en qué hice y todo lo que quiero hacer.

Son instantes de una paz infinita en donde todo sobra, nada tiene importancia, todo se ralentiza para no ser más que yo.

Formas

Es imposible convencerme de la bondad de una persona a la que le fallan las formas.

Me pueden criticar que pongo la cruz demasiado pronto a individuos que tratan con soberbia a otros, que ridiculizan, que no escuchan y hablan a gritos.

Pero, si es un pedazo de pan, Salva...

Yo a ese de pedazo de pan lo pondría en remojo para que se reblandeciera. Tal vez consigamos una torrija.

Inmortalidad

Uno de mis principales argumentos para no creer en la inmortalidad es la pura observación del género humano.

Hay gente tan mala, tan mediocre, tan absurda que destrozarían cualquier futuro en armonía por los tiempos de los tiempos. Auténticos bultos con ojos.

Yo habría hecho inmortal a Saramago, A José Luis Sampedro, a Montserrat Caballé, para que alegrara aún más el paraíso con sus arias...

Sin embargo, paseas un rato por cualquier ciudad y empiezas a rogar a quien corresponda que, por favor, esto no sea eterno.

Ruido de sillas

Tuve un director francés que, tras cada reunión, nos afeaba el que arrastrásemos las sillas o las dejásemos apartadas, de cualquier manera, de la mesa.

Podría parecer una tontería, podría hablar de otras cualidades más complejas de este hombre, que las tenía, pero a mí me demostraba con ese comentario la importancia que le daba a la más estricta educación, entendida como actuar pensando en los demás.

Es desagradable el ruido de una silla que se arrastra o llegar a una sala de reuniones como si allí hubiera habido una fiesta de pijamas.

No hay vez en la que me levante de una mesa de un restaurante y levante la silla para colocarla correctamente en su sitio.

Aún no he llegado al punto de solicitarlo a los demás, porque pienso, tal vez con cierta inocencia, que el ejemplo es la mejor forma de predicar.

Sensible

A veces querría ser menos sensible, pero no sé si ese deseo es sincero.

Me junto con gente tan alejada de los problemas del mundo que me digo si no sería más fácil vivir así. A fin de cuentas, mis diatribas acerca de lo que es justo o injusto no llegan a producir el más mínimo efecto para cambiar las cosas.

Dicen que es más feliz quien no empatiza, porque al no hacerlo no se lleva a casa los problemas de los demás.

La sensibilidad es una virtud que puede dañar a quien la padece, que abre los ojos a realidades que otros no ven, que perturba, hiere, descoloca, dificulta, desarbola, te cuestiona.

Yo querría ser menos sensible, me digo, pero sé que me haría mal.

Parla

Seguramente con alguna enfermedad mental, quién no la tiene en mayor o menor grado, una chica insultaba a todos los pasajeros del cercanías que llevaba de Chamartín a Parla.

¡Sois unos borregos!

Íbamos como sardinas en lata en un tren que yo solo cojo de vez en cuando para hacer un transbordo entre AVEs cuando viajo entre Valladolid y Sevilla. 

¡Todos los putos días lo cojo para trabajar y nos tratan como a mercancía!

Se quejaba de la frecuencia de los trenes y los pasajeros miraban al suelo o a sus móviles sin hacer caso a esa chica que se desgañitaba. 

¡Sois unos mierdas por no protestar!

Yo me bajé en Atocha, acogotado por la angustia que se respiraba en ese vagón, lleno de trabajadores apretujados en su resignación. 

sábado, enero 27, 2024

Vaticano

Sé que estuve en el Vaticano, sé que me impresionó, pero lo sé porque me consta que estuve, ya que aparece en mí como un recuerdo robado.

Me ocurre con determinados paisajes, personas o situaciones, que sé que los visité, las encontré, me ocurrieron, y al mismo tiempo no se instalaron en mi corazón, puede que porque mi cabeza estuviera en otras cosas que me perturbaban.

Sueño con volver a esas conversaciones que no me emocionaron siendo emocionantes, a ese inmenso Vaticano que vi pequeñito porque yo, ese día, estaba pequeñito, recuperar personas que sé que valían mucho y con las que no supe conectar, recorrer de nuevo Bolivia sin los miedos con los que la recorrí, abrazar con fuerza a aquellos que quisieron quererme y encontraron en mí un trozo de hielo a punto de derretir.

Plantarme allí y decir, perdón, esa era una persona que nunca quise ser. 

Impuestos

A nadie le gusta pagar impuestos.

Poco menos que un robo a nuestros esfuerzos cotidianos, a los ahorros de una vida, un atropello a lo que nos pertenece.

A nadie le gusta tampoco conducir por una autopista con baches, ni esperar diez horas en Urgencias, ni ver las calles llenas de basura, ni que los trenes de cercanías lleguen tarde y abarrotados.

Yo entiendo que al millonario le subleve pagar impuestos, porque tiene su médico privado, su cochazo antibaches y no se molesta en pasear mucho por las calles de su ciudad. (También hay millonarios solidarios).

El resto de los mortales debemos entender que parte del bienestar de nuestro país depende de nuestro esfuerzo, y eso es, debe ser, un orgullo personal.

Misión nuestra es elegir a quien mejor gestione ese dinero de todos.

viernes, enero 26, 2024

Aletargados

Cuántas veces no nos dejamos aletargar por programas de radio que no nos interesan.

Hasta que un día saltamos y nos decimos ¡basta ya! de aguantar a este pelmazo contándome siempre la misma historia.

Convivimos con situaciones que nos desagradan y la mayoría de las veces no nos damos cuenta. Volvemos a ponernos una y otra vez el pantalón deshilachado, comemos en el plato descascarillado, nos sentamos en la silla en la que se nos clavan los muelles y seguimos sin arreglar la puerta del lavavajillas.

¡Hay que solucionar!

La pereza es una gangrena que nos hace tener las piernas cada vez más llena de fango, tanto que, cuando nos queramos dar cuenta, nos hundiremos en las arenas movedizas de ni siquiera protestar.

Maldecir

Tenemos todo el derecho a maldecir nuestra suerte, a gritar con rabia que nadie tenía derecho a meternos en este sinsentido del vivir.

Lo grave es cuando lo hacemos a todas horas y con cualquier argumento.

Sí, la vida nos ofrece escenarios dolorosísimos de los que no se libra ni el más afortunado; sí, nos hace pequeñitos, vulnerables, insignificantes cuando quiere. No tiene compasiones con nadie y es justo protestar, aunque nuestro grito no vaya a otro lado que al más grande de los vacíos.

A cambio, hay días de pleno sol que, quizás, compensan los desengaños y dan sentido a lo que, a veces, pensamos que no lo tiene.

Ese sol puede ser una sonrisa.

miércoles, enero 24, 2024

Perderse

Cuando estoy falto de inspiración, leo novela, y siempre encuentro la salida al laberinto, porque no hay como la ficción para alimentar a la ficción.

Para los que amamos la literatura, las historias que se cuentan en un libro no son artificios, sino que detrás de ellas hay vida, desde el momento en el que una persona ha ocupado una gran parte de su tiempo, y de su esfuerzo, en poner en pie un conglomerado de personajes a los que ha dado el soplo de la vida con el que están bendecidos los escritores.

Así, cuando quiero ausentarme del mundo que me rodea y entrar, como Alicia, al otro lado del espejo, no tengo más que ir a mi biblioteca, alargar el brazo y decidí en qué lugar del mundo, y de los tiempos, me voy a perder sin que nadie sepa que no estoy aquí.

sábado, enero 20, 2024

Novelas

Uno de los mensajes que recibo con más frecuencia proviene de personas que tienen una vida que merece ser escrita.

Podrías hacer una novela con mi vida, Salva.

Es entrañable que cada cual se sienta protagonista de una novela. Es un buen mecanismo ése el de considerarse centro del universo para tirar hacia delante. Mucho mejor que asumir nuestra mediocridad, lo días iguales y la falta de alicientes.

Un buen escritor puede narrar una historia potente también de la más pura nadería, de esas personas que, siendo más o menos previsibles, se ven como reyes del mambo.

Planes

Esta misma tarde te llamo.

Nunca llama.

El miércoles te doy un toque para cenar en casa.

Nunca da el toque.

No hay mala intención, son tan solo incapaces de ejecutar sus promesas, sin darse cuenta de que esa falta de fiabilidad se graba en el cerebro de quienes reciben sus compromisos, que empiezan a descartar de sus planes de vida a esa persona que siempre falla.

Llega el día en el que sí se acuerda de esa cena prometida y, entonces, ya no estás tú.

Eterno

Nos dan la vida las cosas que perduran, porque la vida es ir perdiendo instantes para siempre.

De ahí que cada vez que vuelve cada año la primavera, o visito los pueblo de mi infancia, en cada ocasión en la que se cuela un olor de los guisos de mi madre, o vuelvo a ver la serie Friends después de años, o a recorrer las salas imperturbables del museo de Bellas Artes, me arropa una manta de certidumbre en la que me acurruco, aunque sea por un ratito.

Momentos que yo provoco cuando quiero calmar el paso.

Mientras el mundo rueda y rueda, machacando el presente para devolvérnoslo en recuerdos deformados, ese encuentro con lo que no cambia nos hace sentir eternos.

viernes, enero 19, 2024

Reproche

Es mejor trabajar la falta de entusiasmo que el exceso de reproche.

Si un jefe, o un padre, o una pareja, se instala en un continuo recriminar, por mucha razón que tenga, lo que consigue con el tiempo es la desmotivación, la desconfianza, el desamor.

Si, en cambio, practicamos la virtud de cantar lo bonito en el otro, lo bien hecho, si agradecemos como costumbre, entonces la otra persona interpretará bien los silencios como nuestra herramienta para mostrar, con la sutileza de los inteligentes, nuestro desencanto.

Yo me hincho de halagar los trabajos bien hechos de mi equipo, de ahí que sobrevuele un fantasma cada vez que me limito a sonreír.

Postulados

Yo defiendo con ardor postulados que son perfectamente legítimos defendidos desde el extremo contrario, así que con mis textos no pretendo decir cómo deben ser las cosas, sino como querría yo que fuesen.

No sé qué me hace formular mis reflexiones en la voz alta que conceden las redes sociales, sí sé, en cambio, que crezco con ello, tal vez como reacción natural a un largo período de mi vida en que viví en la oscuridad de no expresar cómo yo sentía, qué es lo que pensaba, las cosas que me aturdían, el mundo que no me gustaba.

Que me leas es un acto de generosidad por tu parte, del mismo modo que entregarte un poco de mí cada día es una forma sanísima de sentirme feliz y en paz conmigo mismo.

Urgencias

Urgencias es un terreno sembrado de historias para escritores, de obligada naturaleza curiosa.

Vi cómo ingresaban a un hombre muy mayor, al parecer recién salido de un infarto. Se deshacía en agradecimientos hacia las enfermeras que lo atendían.

No quisiera molestarlas, señoritas.

Asustado por la situación, se dejaba hacer mientras le colocaban vías, monitores, sueros y medicamentos.

Si hago algo que no debo, me lo dicen insistía.

Menudo bonachón, pensé, qué hombre más humilde en una situación tan dura. 

No mucho después llegó su mujer.

¡Tápame! ¡Quítame esto de encima! ¡Dame agua! ¡Date prisa! ¡Pareces tonta!

Entonces me planteé cuál era el verdadero anciano,  si el primero o el segundo.

Desgraciadamente para su mujer, el segundo.

miércoles, enero 17, 2024

Papá

Dormía una de estas siestas de telediario en las que no llegas a pasar de los titulares, hasta que di con mi padre, que me esperaba en Roma.

Culto como él solo, me empezó a narrar de Nerón mientras paseábamos junto al Coliseo.

Con su risa socarrona y las manos agarradas tras su cintura, no me habló de otra cosa que de Roma, porque yo no sabía que pudiese decirle cuánto le echaba en falta.

Sonó el timbre de la puerta y me salí, de golpe, de Roma. Pero yo no estaba dispuesto. Así que cerré los ojos.

Me vuelvo donde papá. 

Perdonar

Cuanto más hago por perdonarme menos estrés tengo.

Sin malas intenciones, hay pocas cosas que me martiricen de mi comportamiento ni que me hagan perder el sueño. 

Me niego a exigirme tanto como siempre solía hacer, cuando llegaba a convertirme en un esclavo de mí mismo.

Vivir es equivocarse. Cuanto más tardamos en entenderlo más infelices somos.


miércoles, enero 10, 2024

12 tapas

Hay días duros de trabajo en que le digo a Fran, en cuanto llega a casa:

¡Sácame a la calle!

Tenemos el inmenso centro de Sevilla a pie de calle para pateárnoslo sin rumbo, aunque hay días en los que cogemos el coche para perdernos en cualquier pueblecito a las afueras.

¿Qué tal el 12 tapas? propuse.

Así que tiramos hacia Castilleja de la Cuesta para deleitarnos con ese coqueto restaurante que aparece en las guías Michelín. 

Estaba vacío.

¿Tienen reserva?

No dijimos, pensando que le hacíamos un favor a un negocio que no tenía ningún comensal.

La cena, con un tartare de atún con tomate frito y huevo de codorniz como plato principal, fue una delicia. Cuando nos dimos cuenta, en el restaurante no cabía ni un alma. ¡Con suerte habíamos encontrado una mesa un martes noche de puro frío y humedad!

Hay que contar hasta diez antes de perdonarle la vida a nadie.

Barcelona

La primera vez que visité Barcelona fue un visto y no visto. 

Iba de paquete, apretado entre otros tantos chavales, en un coche con remolque camino de los campeonatos de España de remo en Banyoles. Fue un atravesar la Diagonal en pleno atasco y quedarme para siempre en la retina con esa inmensa avenida, y sus gentes, en la cabeza. Recuerdo que crucé la mirada con un joven montado en un autobús, hasta arriba de pasajeros. Yo era un adolescente y la magnitud de la ciudad me superó.

Luego fui mil veces. Estuve durante las Olimpiadas, fui con mis hermanas, que iban a abrir un negocio de copas, para tomar ideas en sus locales nocturnos, la visité por trabajo, con amantes, con amigos, por el puro placer de recorrerla. No hacían falta excusas. ¡Era mía!

Ocurrió que presenté mi novela 'Huyendo de mí' en la librería Laie y me encontré una ciudad que me recibió llena de banderas esteladas. De golpe, me sentí fuera de casa, me expulsaban de allí. Yo, ciudadano del mundo, sufrí ese episodio de nacionalismo exacerbado con mucho dolor. 

Nunca volví. No por rencor, ni por cuestiones políticas, faltaría más. Simplemente, el romance se rompió.

Ahora me llega una invitación para ir a un congreso el próximo mes de febrero y ando como el adolescente que fui, nervioso por volver a encontrarme con esa ciudad que parte en dos la Diagonal.

domingo, enero 07, 2024

Complicarse

Tengo una gran amiga que afirma no querer introducir a nadie nuevo en su vida. Radical.

Yo, en cambio, espero hacer amistades incluso en la residencia de ancianos donde acabe mis días, si llego a esa edad.

Ella argumenta los desengaños que me he llevado, yo le respondo con las personas que se han integrado en mi mundo.

Entiendo la vida como un viaje en el que vamos despidiendo y saludando a gente que, en determinados períodos, se convierten en importantes para nosotros.

Yo sé que aún tendré grandes amigos que a día de hoy no conozco. 

viernes, enero 05, 2024

Pasados

He vivido siempre con tantas ganas, que conservo amistades, y conocidos, de todas las épocas.

Ocurre que, cuando aparecen en mi presente aquellas personas que dejé en un tiempo muy anterior, me entra una infinita pereza.

Pereza de abrirles mi corazón y decirles que ya soy otro diferente al que conocieron, que rompí mis corazas y me entregué al amor, que el Salva con el que compartieron un pasado se esfumó.

Es agotador explicar que por entonces yo sufría y jugaba a ser un témpano de hielo.

De vez en cuando aparecen, me llaman, me buscan y a mí no me apetece decirles que ese hombre de sentimientos básicos que persiguen ya no está aquí.

Dios

Yo no creo en Dios, pero me acuerdo de él cuando meto, a solas, la pata.

Es una complicidad surrealista, esas risas que él se pega cuando hago una de las mías debido a mis despistes.

Que me pego un resbalón, que busco las llaves y las tengo en la mano, que me lanzo a bailar como un descosido, que se me cae la tostada con la mantequilla hacia abajo, entonces siento su risa.

¿Será que mi Dios es un guasón?

Se ríe de mí, tal vez, porque yo me río de él.

jueves, enero 04, 2024

Ciudades

Cuanto menos viaja uno más grande cree que es su ciudad.

Hacerte, en cambio, peatón de otras avenidas es un ejercicio sanísimo de humildad, para así poder valorar lo hermoso que ofrecen lugares que nos son ajenos.

Observar cómo se construyeron, las tradiciones que conservaron, los sonidos que las acompañan, la forma de relacionarse de las gentes, sus árboles,, las bicis, el color de sus atardeceres.

Si se viaja con ojos abiertos al aprendizaje uno se está nutriendo de empatía directamente en vena y aprende, de paso, las cualidades reales del lugar donde nació.

Salir

Las personas a las que mejor les va son aquellas que no se enrocan en el por qué a mí y se lanzan a por el cómo salgo de esta.

No se debe andar de espaldas, así es difícil ver la luz que se abre en el horizonte. 

Todos sufrimos reveses, a uno no le conviene creerse especialmente desgraciado ni que la naturaleza o el destino se haya cebado con él.

Al pasado hay que mirarlo para aprender, no para echarle las culpas.

miércoles, enero 03, 2024

Noruega

No sé cuál es la razón de que me salgan tantas fotos de Noruega en mis redes sociales.

Es un país al que nunca fui y que me encantaría visitar, como me gustaría viajar a tantos sitios que aún no conozco.

Las imágenes son espectaculares, pueblecitos nevados de apenas cuatro casas entre fiordos, montañas y lagos. Muchas de esas fotos son nocturnas y visualizo el interior que dejan entrever las ventanas iluminadas con una cálida luz naranja. Chimenea, sopa y una película tirado en el sofá.

Así se construyen los sueños, a base de imágenes idealizadas que te hacen querer estar ahí.

Luego imagino abrir la puerta de esa casita de hadas, salir a la ventisca de una noche de invierno y gritar.

¡¡¡Sáquenme de aquí!!!

Cristina

"Te quiero mucho, aunque te vea poco. Sé que estás ahí y eso es algo maravilloso"

Me permito compartir este entrañable mensaje de felicitación navideña de mi amiga Cristina, como ejemplo de la calidad de las amistades que tengo.

Apreciarnos por sabernos ahí es tan reconfortante como sanador, porque sí, la vida nos lleva en volandas de un lado a otro, nos pega sustos, nos rompe planes y, más veces de las que quisiéramos, nos anula cafés ya previstos.

Ella y yo llevamos meses como el perro y el gato. Cuando puede ella, yo no estoy, cuando la llamo, ella está de hospitales.

Saber que sabe que estoy aquí me reconforta.

martes, enero 02, 2024

Banderitas

Es de sentido común que si un colectivo se apropia de un símbolo y se lo tira a la cabeza a los que no piensan como ellos, ese símbolo, como mínimo, sale perjudicado.

Así ocurre desde hace decenios con la bandera de España y, desde algunos años atrás, con la Monarquía.

De tal exhuberancia de rojo y amarillo en las manifestaciones contra todo lo que huela a izquierda, aquellos que nos sentimos progresistas comenzamos a sentir una cierta animadversión hacia nuestro propio símbolo.

Los que más presumen de patria son los que más la dividen, así que cuando me junto con alguien con pulseras, pendientes o cinturones de esos colores pongo pie en pared.

Ya solo me gusta mi bandera en los partidos de la selección.

Ibiza

Soy sevillana como vosotros, de La Puebla de Cazalla. Pero llevo aquí más de media vida. Escuchad mi acento. —Terminó de fotocopiar nuestros DNI's—. Ahora mismo dejáis las maletas en la habitación y os vais al puerto, a ver una de las puestas de sol más hermosas del mundo.

La propietaria del pequeño hotelito de Ibiza no nos dio margen ni a una ducha tras el viaje.

—¡Que aquí anochece muy pronto!

Habíamos ido a la aventura en un vuelo de última hora, sin preparar nada, salvo el cotillón.

—¿En La Farándula? —Se interesó por nuestras uvas—. Habéis elegido muy bien.

No estaba dispuesta a dejarnos marchar sin organizar nuestra agenda. 

—Esta noche os vais a ir a cenar a Ibiza, veréis que ambiente más bonito por Vara de Rey. ¡Que la ciudad es patrimonio de la humanidad! Subís a la catedral y cenáis en el Ebusus. 

Fran anotaba todo. Le preguntamos por alguna cala para visitar al día siguiente y nos hizo una ruta con las horas de salida y llegada al hotel.

—Y este pueblecito, Sant Agustí des Vedrà, no os lo podéis perder.

Cumplimos a rajatabla el plan, encantados con nuestra improvisada mamá ibicenca.

¿Y si el mundo estuviera lleno de gente así?

Odio

Son muchos los que basan su felicidad en el odio. Sin saberlo.

Como los perrillos a los que lanzas la pelota una y otra vez, no saben definir ese disfrute. 

Amargados con sus vidas actuales, buscan por los periódicos, en las radios, en el telediario esas noticias en las que meter colmillo, para despotricar contra los moros, los maricones, las feministas, los sudacas, los culturetas, los negros, los catalanes o los comunistas. 

Si pudieran, nos quemaban.

Ese morbo de tomarse un café, abrir el periódico y aullar por dentro contra todo el que sea lo que él nunca será. ¡No hay mayor placer que estar encabronado!

El peligro, visto está, es que votan.