Hay una pesadilla que se me repite, entre otras muchas y muy concretas, continuamente:
No he terminado mi carrera de Ingenieros.
Con todo lo que eso supone, en mis sueños, de frustración personal, de engaño hacia la sociedad, a veces pienso que tendría que hacer un análisis de sus causas.
¿Qué nos lleva a soñar determinadas situaciones?, ¿por qué tienden a repetirse?
Yo lo pasé mal al comenzar la carrera. Me matriculé la misma semana en que enterré a mi madre, con dieciocho años, y el chaval empollón e introvertido se hizo aún más introvertido pero comenzó a suspender, algo inaudito, una de cada dos asignaturas.
Entre mis recuerdos más sólidos de esos años de entrada en el mundo adulto, mi dificultad para encontrar sentido a levantarme cada día para ir a clase. Seis años de carrera por delante sin saber si llegaría a terminar, si esos estudios me gustaban, si no hacía todo por puro mercantilismo profesional, cuando a mí, pensaba, me hubiera gustado estudiar Filosofía o Historia.
Tal vez mis sueños sean rescoldos de esa época mal llevada.
La carrera de Ingenieros era dura, más para un joven que andaba al filo de la inestabilidad emocional.
Los exámenes se presentaban como obstáculos casi insalvables, en que te abrían las puertas a llevar cuantos apuntes quisieras, archivos completos, las calculadoras más sofisticadas.
Cuando, en Tercero, salí como aprobado en la lista de Mecánica de Fluidos, comprendí que no había marcha atrás.
Haber realizado esos estudios me ha llevado, creo, a ser una persona más fuerte, a no asustarme ante ningún reto, a ser resolutivo.
A día de hoy tendría dificultad en poner sobre el papel ningún teorema sobre Termodinámica o hacer cálculos para llegar al consumo de un simple generador eléctrico, pero me siento preparado para afrontar lo que me echen.
Sin embargo, en mis pesadillas, aún se me aparece ese chaval asustado que no veía forma de llegar al final, que no entendía qué hacía yo allí, que andaba disfrazado de otro que no era él.
No he terminado mi carrera de Ingenieros.
Con todo lo que eso supone, en mis sueños, de frustración personal, de engaño hacia la sociedad, a veces pienso que tendría que hacer un análisis de sus causas.
¿Qué nos lleva a soñar determinadas situaciones?, ¿por qué tienden a repetirse?
Yo lo pasé mal al comenzar la carrera. Me matriculé la misma semana en que enterré a mi madre, con dieciocho años, y el chaval empollón e introvertido se hizo aún más introvertido pero comenzó a suspender, algo inaudito, una de cada dos asignaturas.
Entre mis recuerdos más sólidos de esos años de entrada en el mundo adulto, mi dificultad para encontrar sentido a levantarme cada día para ir a clase. Seis años de carrera por delante sin saber si llegaría a terminar, si esos estudios me gustaban, si no hacía todo por puro mercantilismo profesional, cuando a mí, pensaba, me hubiera gustado estudiar Filosofía o Historia.
Tal vez mis sueños sean rescoldos de esa época mal llevada.
La carrera de Ingenieros era dura, más para un joven que andaba al filo de la inestabilidad emocional.
Los exámenes se presentaban como obstáculos casi insalvables, en que te abrían las puertas a llevar cuantos apuntes quisieras, archivos completos, las calculadoras más sofisticadas.
Cuando, en Tercero, salí como aprobado en la lista de Mecánica de Fluidos, comprendí que no había marcha atrás.
Haber realizado esos estudios me ha llevado, creo, a ser una persona más fuerte, a no asustarme ante ningún reto, a ser resolutivo.
A día de hoy tendría dificultad en poner sobre el papel ningún teorema sobre Termodinámica o hacer cálculos para llegar al consumo de un simple generador eléctrico, pero me siento preparado para afrontar lo que me echen.
Sin embargo, en mis pesadillas, aún se me aparece ese chaval asustado que no veía forma de llegar al final, que no entendía qué hacía yo allí, que andaba disfrazado de otro que no era él.