Creo que en demasiadas ocasiones nos damos mucha importancia.
La vida es más sencilla que todo eso.
Esos aires de complicación llegan incluso a mis textos.
-Salva, te desnudas demasiado frente a tus lectores.
Y yo me digo, ¿qué más da? ¿qué transcendencia tienen las historias que yo cuente sobre mí, más allá de establecer un vínculo de conexión contigo?
Soy de la opinión de que deberíamos ser más transparentes, menos encorsetados, más abiertos a hablar de lo que nos preocupa, de lo que nos ilumina la vida. Al abrirnos a los demás estamos liberando la naftalina que muchas veces se apodera de la vida de tantos por no querer compartir nuestros miedos y alegrías.
Nada es tan importante.
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