Aunque las leyes me protegieron de sufrir novatadas cuando hice la mili, no podré olvidar los años de remo.
De adolescente, viéndome un chaval delgado y poco social, mi tío Yiyi me animó a apuntarme a remo. Su amigo 'Anchoa' entrenaba en el Círculo de Labradores y pensó que me vendría bien en todos los aspectos.
Salvo por mi espalda actual, hecha una 'ese', no le puedo estar más agradecido.
Federarme a los 14 años, ir a entrenar a diario, marcarme metas que no pasaran por los estudios, hacer amigos de distintos estratos sociales alejados de la burbuja del colegio de curas donde estaba, navegar a las ocho de la mañana los domingos oyendo las campanas de la catedral desde el Guadalquivir y Sevilla en silencio.
Fueron casi diez años de mi vida.
Ya la primera temporada conseguí que me seleccionaran para ir a los Campeonatos de España que se desarrollaban en un pueblo zaragozano, Mequinenza.
Allí íbamos todos en autobús, a pasar varios días cuando terminaba el curso escolar.
Pero mis nervios por competir se transformaron en 'terror' cuando descubrí lo que pasaba en ese autobús.
Los veteranos se sentaban en los asientos traseros, con Anchoa justo en el medio de la última fila. Entonces empezaba el cántico:
'¡Hey, Hey, Hey... Anchoa es el rey!'
En ese momento iban llamando uno a uno a los novatos. Afortunadamente no fui el primero en ser llamado. Recuerdo que fue Javi, mi compañero de asiento. Cuando volvió a su asiento y vi su cara de pánico, quise morirme.
Les hacían un 'gazpacho', es decir, les bajaban los pantalones, le echaban en los genitales desde pasta de dientes hasta leche condensada y se morían de risa ridiculizándolo.
Con dos palmos y veinte años menos que él, en la primera gasolinera que paramos camino del norte, me acerqué a Anchoa y le dije: 'Como me llaméis desde atrás, os mato'.
Nunca me hicieron un 'gazpacho'.
Pero en mis pesadillas de adulto ya vivido aún resuena ese cántico:
'¡Hey, Hey, Hey... Anchoa es el rey!'
2 comentarios:
Joder con los remeros, parecen de los tiempos de las galeras.
Salu2
Fernando
He tenido la suerte de ser amigo de algunos de los mejores remeros sevillanos y puedo asegurar que son tíos de una madera especial.
Por cierto Salva, tanto Luis Moreno como Enrique Briones tienen fotos de aquella época en sus muros de feisbú.Las han colgado hace poco. Un abrazo.
ANTÍPODAS.
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