No hay obra creativa que triunfe que no se sostenga en un potente mensaje.
La recién galardonada película del gran Almodóvar en Venecia, que estoy impaciente por disfrutar, lo hace sobre la defensa de la eutanasia. Podría haberlo hecho justo sobre lo contrario, pero tiene que haber una idea-fuerza detrás, que dé sentido al proyecto.
No hace mucho veíamos la última propuesta del gran Álex de la Iglesia, con quien tanto disfrutamos con 'La Comunidad' o 'El día de la Bestia', y nos quedamos desamparados. 'El cuarto pasajero' es cine infumable, sin pies ni cabeza, una historia que apunta muy bien en sus primeros diez minutos y que se va cayendo estrepitosamente, pese a la calidad de sus actores, hasta llegar a un final sin sentido.
Siempre tengo presente en mis novelas esa premisa. No puedo empezarla, por mucho trabajo que le dedique, si no sé qué es lo que quiero transmitir, por respeto a mí mismo y al lector que confiará en mí.
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