Es no entender el juego.
Creerse algo, sentirse imprescindible, presumir de lo propio no lleva a nada bueno, porque la clave que hay que entender es que todo pasa y el tiempo se ríe de los egos rígidos que insisten en construirse su propio pedestal.
Buscar la bondad sí es de listos. Porque hace milagros para la salud mental de propios y ajenos. Buscar el humor, el amor, lo inútil, lo tonto, lo gratis. Ahí está el premio, cuando llegas a abrir el sobre y te das cuenta de que no hay oro que pague un haberlo pasado bien, el haber querido mucho, el haber sabido hacer las cosas fáciles a los demás.
Es eso.
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