En períodos como el verano, donde los días de descanso para ellos son una quimera y las jornadas se les alargan hasta muy entrada la noche, bien haríamos en empatizar algo más con quienes nos ponen la tapa y la cerveza por delante.
La experiencia me demuestra cómo les cambia el semblante cuando a alguno de ellos les dices, de corazón, lo feliz que te hace que sea él quien te atienda.
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