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sábado, agosto 31, 2024

Lidiar

Lidiar en el día a día con gente insoportable puede pasar de pesadilla a bendición si se es hábil para encontrar la estrategia de defensa.

Ante personas así, con las que tienes que tratar sí o sí, a sabiendas de su maldad, hay que conseguir reunir todas las mejores herramientas que hacen de ti una persona sana para protegerte.

Al hacerlo, al encontrar las vías para no caer en su trampa, sin darte cuenta, te estás haciendo más fuerte, más noble, menos vulnerable, convirtiendo al 'enemigo' en un colaborador, mal que le pese.

No ser inteligente y entrar en guerra es perder la batalla. Ahí, siempre te vencerá.

La maldad existe.

Castigos

Como soy de naturaleza optimista, creo en mi evolución como persona siempre a mejor.

Este verano me ha ocurrido al menos en tres ocasiones, meter la pata en mis sueños y recordarlo. Comportarme como un energúmeno en situaciones concretas, sin controlar mis complejos, mis enfados, mi impaciencia y teniendo la suerte de visualizar con claridad lo ridículo de esas actitudes y el daño innecesario a gente que quiero.

Una especie de aprendizaje regalado, una sesión de psicoterapia gratuita.

Cerrar los ojos justo tras despertarme y poder volver al escenario, ya consciente, para decirme: "así, no".

Pensar que mis actitudes feas las voy trasladando al otro lado de la almohada, para fastidiar a personas que solo existen en mi cabeza, es un alivio, porque además trae incorporada la enseñanza. "No se te ocurra, Borete, volver a actuar así".

Encerrar al estúpido que hay en mí en un mundo inexistente para los demás.

¡Qué buen rollo!

Sentimentalizar

El ser humano tiene la capacidad de abstraerse de lo tangible para interpretar la realidad con patrones espirituales. 

A veces se nos olvida ese poder que se nos ha otorgado de ir mucho más allá de los instintos, tener la suerte de construirnos relatos que nos ayuden, convertir la monotonía en disfrute a partir de un simple ejercicio mental.

Esa gimnasia hay que entrenarla, la de profundizar en nuestras calidades humanas para hacer más agradable nuestro paseo por los días que nos ha tocado vivir.

Debemos permitirnos que se nos vaya un poco la olla de lo previsible y profundicemos en sueños de lo que podría ser, de lo que no conocimos, de dónde llegaremos, de cuánto nos aman, de cómo queremos a los demás.

Hay un verbo que me gusta mucho, quizás inexistente: sentimentalizar. 

En más ocasiones de las que pensamos, necesitaríamos aplicarnos a ello, a no limitarnos a ver que una plaza es una plaza, sino a visualizar todas las historias que nos ocurrieron en ella.

Tocar el interruptor para escapar del aquí y del ahora.

Cortar una sandía y disfrutar, al saborearla, de nuestros veranos infantiles en la playa.


viernes, agosto 30, 2024

Internacional

Puede parecer tonto, pero llevar trabajando desde hace décadas en direcciones formadas por gente de infinidad de países distintos me ha proporcionado un montón de herramientas mentales para ver el mundo con ojos menos condicionados que a quienes no han tenido la oportunidad de enfrentarse a situaciones intensas con japoneses, turcos, mexicanos o rumanos.

Se te quitan las tonterías acerca de las razas y los credos, todos tenemos gripe antes o después, a todos nos puede nuestra familia, no hay ninguno que no sufra por sus padres, ni te encuentras con aquel al que no le haga bien una sonrisa.

Creerse el ombligo del mundo por haber nacido en un lugar es no tener ni idea de en qué consiste el mundo. 

Nadie es tan extraño.

jueves, agosto 29, 2024

Viaje

Hay días en los que cogería un avión a cualquier lado, no por ser infeliz, que no lo soy, sino por vivir otra vida.

Son días de una lucidez especial en los que me veo de nuevo en el espejo al levantarme y me digo '¿otra vez tú?'.

Si, hay días en los que me tengo muy visto, en los que soy tremendamente predecible, mañanas en las que suena el despertador ¡otra vez! a las 6 de la mañana. Despertares en los que visualizas cada una de las puñeteras rutinas que sabes que te van a llevar hasta la noche, de nuevo, para volver a la misma cama.

Son pocos, pasan rápido, se esquivan más o menos bien y consigues volver al redil de tus cosas de siempre, pero esos días llegan.

Vaya que sí.

Anuncios

De pronto veo a mi padre en mí cuando protesto al ver, una vez más, el anuncio de Mutua Madrileña.

"¡Yo, me voy a la Mutua!"

Vete a la Mutua de una vez le grito al televisor.

A mi padre le pasaba con el anuncio de Praims, cuando una mujer de ojos muy grandes se tomaba esos caramelos para despejar la garganta. 

"¡Ay, qué cosas tiene mi novio!".

¡Dale con el novio, es insoportable esta mujer! gritaba él.

Esa es la genética, verme de pronto en un sofá, protestarle a la televisión y ruborizarme.

Cada vez que termina el anuncio de la Mutua, contengo el grito que hubiera dado mi padre. 

Ese hombre que sigue en mí.

miércoles, agosto 28, 2024

Faraón

Uno de los grandes atractivos de Turín es su museo egipcio.

Conscientes de que a Iván le apasiona desde pequeño el mundo de los faraones, ya teníamos compradas nuestras entradas antes incluso de salir de Sevilla.

Los enterraban con cuatro tipos de vasijas, que tenían cuatro tapas diferentes nos explicaba mi sobrino una vez allí, mientras paseábamos entre sarcófagos.

Hoy en día hay aún gente que querría que los enterrasen como a un faraón, con su colección de rolex, de coches deportivos, de pisos en la playa, de billetes y más billetes.

Ven que se van y se aterrorizan con la certidumbre de que tantas posesiones no se pueden meter en ningún lado. 

Schumacher

Llevamos casi veinte años yendo a ese restaurante del Algarve, el Arte Náutica.

Siempre tranquilo, solemos pedir una de las mesas que dan a los ventanales que nos sitúan a pocos metros de la orilla, en un local de madera que está elevado sobre la arena a través de grandes pilotes.

Nunca presté demasiada atención, pero desde las primeras visitas ya vi la foto que tienen colocada del piloto de Fórmula 1 Michael Schumacher, al fondo del restaurante. El otro día, más lleno de lo habitual, nos sentaron frente a su retrato.

Entonces creí entender que la composición era una especie de altar dedicado a este hombre que lleva más de diez años en coma.

¿Estuvo aquí Schumacher? pregunté al más veterano de los camareros.

Sorprendido por la pregunta, se emocionó y nos hizo girar la cabeza hacia una esquina.

Esa era su mesa nos dijo.

Con las lágrimas saltadas, nos habló de su humildad, su educación, el respeto por todo el personal, su generosidad.

Yo me emocioné con su emoción y me lamenté por haber tardado tantos años en percibir esa historia en el ambiente.

viernes, agosto 23, 2024

21 años

Hoy soy una persona infinitamente más interesante que hace 21 años, porque justo hoy, hace 21 años, entró Fran en mi vida.

Él ha potenciado lo mejor de mí, despejando nubarrones, eliminando traumas, removiendo películas de terror que viajaban conmigo desde mi adolescencia. Consiguió que recuperase la potente luz de mis días felices de la infancia, esa inocencia que me hacía tanto bien; permitió que emergiera el hombre sano y vital que pensé perdido; me rescató de territorios negros donde todo era clandestino.

Con su visión pragmática de las cosas, su nobleza en el trato con la gente, y su sonrisa, hizo que me fuese empoderando para convertirme en alguien mucho más válido. Siempre apostando por mis sueños, alabando mis virtudes, animándome en cada aventura.

A mi lado en cada precipicio de dolor.

Esta noche celebraremos, de nuevo, el aniversario del encuentro que nos dio la vida. 

miércoles, agosto 21, 2024

Memoria

Puedo narrar diez veces la muerte de mi madre, en diez momentos de mi vida, y trazar diez relatos diferentes.

Todos son verdad. 

Todos son mentira.

Tras tanto años escribiendo relatos diarios, hay veces que repito, sin querer, una anécdota ya contada. Me hace gracia que me lo haga ver algún lector. Cuando acudo al texto anterior identifico la misma historia pero distinto narrador, porque yo cambié.

Nuestra memoria está contaminada con nuestro yo de ahora. Nunca podremos reflejar con objetividad aséptica las escenas de las vidas que vivimos. Añadimos elementos que no existieron, olvidamos otros que fueron clave, potenciamos lo que nos emociona, lo que creemos que nos marcó de aquello de lo que necesitamos escribir.

El pasado es un vídeo cambiante en nuestras cabezas.

Moscas

En nuestro último viaje a Ámsterdam, con mi hermana e Iván, se nos antojó buscar un vietnamita para comer. Mi sobrino siempre le hizo mucha fiesta a la comida oriental.

Llegamos a una zona plagada de restaurantes populares en el barrio rojo y allí que nos metimos. Casi sin darnos cuenta, alguien nos convenció para meternos en un local diminuto con apenas 4 mesas.

Pero ¿es vietnamita?

Sí, sí...

Fue el sitio más cutre, pero en el que mejor comimos de todo el viaje. Desde mi silla veía la cocina, de no más de 2 metros cuadrados, llena de botes de arroz y salsas.

¿Qué son estas tiras verdes? preguntó Iván.

Como un bosque, cintas de un verde fluorescente caían desde el techo hasta las mesas.

Fran, para nuestro horror, dio con la tecla.

Son tiras adhesivas para que se peguen las moscas.

Pesadillas

Quien no tenga pesadillas sobre su futuro, que levante la mano.

Quien te lo intente hacer creer es poco de fiar.

Todos sudamos frío de vez en cuando al pensar en qué ocurrirá mañana, con nosotros, con la gente a la que amamos, con nuestro mundo.

¡Es bueno anticipar situaciones duras!

Así llegamos mejor armados para cuando llegue el día de tener que bregar, de nuevo, con el peso del dolor.

Mirar siempre a la luz crea ceguera.

martes, agosto 20, 2024

Cementera

Conducíamos hacia un maravilloso parque natural portugués y nos dimos de bruces con una cementera de dimensiones colosales.

Es necesario verlas le dije a Fran, para no olvidar cómo estamos alcanzando el bienestar.

Recuerdo una cita de Muñoz Molina en la que venía a decir que en Manhattan, a altas horas de la madrugada, no encuentras un solo rincón donde habite el silencio.

Siempre llega el runrún de alguna de las máquinas que hacen girar a la ciudad.

No vale mirar hacia otro lado, la cementeras existen.

Planes

Qué hermosos son los días de verano para planificar los meses por venir.

Planes que, en su mayoría, nunca se cumplirán, pero que tanto bien nos hace imaginar. Tiempo de pensar en quiénes vendrán a cenar a casa, en las escapadas que nunca nos daremos a Londres, en las rutinas deportivas que no sabremos mantener, la pila de autores que leeremos, las tardes semanales de cine que acabaremos anulando, los platos que no aprenderemos a cocinar.

Los escasos huecos del día a día se encargarán de limitar nuestros propósitos de 40 horas diarias, hasta ir modificando levemente lo que ya estábamos acostumbrados a hacer y no nos venía nada mal.

Pero, que no nos quiten soñar. Sería quitarnos el verano.

lunes, agosto 19, 2024

Convencerse

En nuestro intenso viaje por tres ciudades europeas, mi hermana Raquel insistía en visitar un lugar al que yo no le veía suficiente interés.

Tenemos muchas cosas por ver —respondía.

Ella me daba argumentos para no dejarlo atrás.

En ese momento, los dos nos pasamos al bando contrario.

Vale dije, tienes razón. No podemos perder la oportunidad.

No respondió ella. Es verdad, no merece la pena.

Es delicioso cuando dos personas se convencen entre sí. 

Encabezonarse en trincheras es de torpes.

Gatos

No hay lugar del mundo al que viajes en el que no encuentres gente preocupada por los animales callejeros, sobre todo los gatos.

Personas, casi siempre mujeres, que los tienen controlados y les bajan comida a sitios que, por costumbre, tienen acordados.

Son voces de la conciencia que nos dicen que nos miremos menos el ombligo y pensemos, siempre, que es posible un mundo mejor.

Zeeland

¿Eres la dueña del negocio? le pregunté anoche a la mujer, amabilísima, que nos atiende en el restaurante del Algarve que ha sido el descubrimiento del verano.

¡No!

Resolutiva, preocupada por cada mesa, simpática, nos contó que dejó su restaurante de toda la vida en Holanda para pasar su jubilación en el sur de Portugal.

Pero hicimos mal las cuentas y, calculo, que me quedan 5 años de trabajo aquí.

Su marido, de 62 años, diez más que ella, sí hace ya vida de jubilado.

Lo quiero matar cuando viene aquí con su bicicleta y se pide una cerveza me dice, entre risas.

¿Cómo te llamas? le pregunto.

Flor...

Ya con las últimas mesas por recoger, Flor se nos acerca para contarnos que su madre, con alzheimer, le reprocha haberse ido tan lejos, que a sus hijos, estudiantes en los Países Bajos, los echa enormemente de menos.

Se le nubla entonces la mirada.

¿Cómo os llamáis vosotros?

Qué hermoso es romper muros.

Yo soy Salva, él es Fran.

sábado, agosto 17, 2024

Aprender

Aprender es una de las mejores terapias contra la parte mala del envejecer.

Lo fascinante es que el mundo actual nos da múltiples vías para hacerlo, solo es cuestión de voluntad. Los periódicos digitales o en papel, las novelas, los buscadores de internet, las redes sociales, las conversaciones con gentes que saben, las películas, ¡la radio!, los podcasts...

Cada nuevo conocimiento te abre la puerta a diez aventuras más, que van abriendo puertas para transitar a otros mundos en los que introducirte, sin permiso, para descubrir que hay al otro lado.

Vivimos en una civilización con retos que dan vértigo, sí, al mismo tiempo que tenemos las herramientas para poder crecer como personas.

Cuanto uno más sabe, más capacidades tiene para vivir bien.

Conflicto

Cenábamos en Marsella y planteé un conflicto laboral que me inquieta personalmente.

Con el tiempo que dan los días felices para explicarnos de forma pausada, pedí opinión a mi hermana y a Fran sobre cómo enfrentar una situación delicada que me perturba en mi día a día en el trabajo.

Entonces se avanzó mi sobrino Iván hacia mí para decirme cómo lo veía él.

Con poco más de veinte años, se mojaba, me alertaba de lo que él creía que podía hacerme daño y tomaba partido por una de las salidas que yo proponía.

El niño que hemos cuidado desde que nació se convirtió ese día en un hombre.

Horas

Tengo la percepción de que las personas que cobran por hora trabajada mantienen una relación compleja con el dinero, de modo que al pagar una cuenta en un bar o al comprarse una camiseta en Zara hacen relación directa con las horas de esfuerzo que les han supuesto darse ese capricho.

¡Dos tapas y dos cervezas equivalen a hora y media dando clases particulares!

¿Merece la pena ese placer de quince minutos?

Esa equivalencia es tan natural de hacer como peligrosa de practicar, porque lleva a la obsesión. Dejas de contar en euros y empiezas a calcular en horas de trabajo, de modo que nada te parece suficientemente barato. Llegado al extremo, puedes pensar que cualquier actividad es un robo. 

Cuando tienes la oportunidad de cobrar en una nómina mensual, esa equivalencia se relaja, empiezas a ver el dinero de una manera más difusa y cuesta menos darte un gustazo sin remordimiento.

No sé qué es peor.

martes, agosto 06, 2024

Cascais

Estaba programado al minuto. Tomamos el barco para ir a la orilla opuesta de nuestro hotel, situado frente a Lisboa, y allí caminaríamos de la estación fluvial a la de tren, en Belén, para ir hacia Cascais.

Con lo que no contábamos era con que la máquina expendedora no tuviera papel, que no hubiera nadie en la taquilla y que la aplicación del móvil no funcionase para sacar el billete.

¡Cambio de planes!

Ya saliendo de la estación le pregunté a una pasajera.

¿Sabe si podemos comprar el ticket dentro del tren?

Entonces ella se interesó por lo que nos pasaba y nos obligó a acompañarla.

No os vais a perder ese viaje por un mal mantenimiento de una estación. Quedaos a mi lado y si viene el revisor yo os protejo. "Cascais é muito bonita'.

Nos habló de su amor por Galicia ya una vez dentro del tren, hasta que se bajó un par de estaciones antes del final de trayecto, momento en el que nos sentimos un poco desamparados.

Qué importante es dar, siempre, una oportunidad al desconocido.

Nos puede alegrar el día y hacérnoslo mejor.

―Fran, vigila las puertas, no vaya a aparecer el revisor. 

(No estamos acostumbrado a hacer cosas 'ilegales')


Silla

Si sentamos a quien sea, en una silla, nos contará una historia apasionante o, como mínimo, sabremos sacársela con las preguntas adecuadas.

Todos, sin excepción, tenemos una vida compleja por narrar, es cuestión de hilar las sutilezas que hacen de cada existencia una experiencia única.

Nacer ya es en sí un milagro excepcional que, muchas veces, olvidamos. Cómo se maneja cada cual en tirar hacia delante es merecedor de una tesis doctoral.

Sea quien sea.

Incluso ese individuo refunfuñón a quien ves cada mañana tomando café debajo de casa.

¿A qué persona no grabaríamos, desde que ve la luz, y no sacaríamos un documental interesantísimo de cómo enfrentó su existencia?

En ti, también, hay toda una novela. No lo olvides.

lunes, agosto 05, 2024

Remordimiento

Nos hemos educado en una cultura gastronómica que agudiza en nuestra madurez un continuo remordimiento.

No tomes pasta, azúcar, no pruebes el vino, la cerveza, atención al pan, no tomes helados, cuidado con el café, el arroz que sea integral, no pongas mantequilla ahí, olvida el chocolate, deja de merendar, cena pronto, ni se te ocurra un zumo, nada de bebidas light, peligro con los embutidos, las calorías de los frutos secos, los congelados, olvida las aceitunas, no pongas sal...

Qué sensación de estar siempre haciéndolo mal.

Ayer pasaba junto a un cartel publicitario de una conocida marca que contenía, al menos, diez pecados mortales en su propuesta.

¿Por qué no se legisla para no llenarnos los ojos con comidas y bebidas prohibidas? ¿Por qué no nos enseñan desde pequeños?

Quizás sea ya tarde para expulsarnos de nuestros pequeños paraísos.

domingo, agosto 04, 2024

Ibérico

Buscábamos el Museo Nacional del Azulejo, en Lisboa, y nos dimos de frente con un antiguo edificio rosado, señorial, que tenía marcado 'Teatro Ibérico'.

Me pareció tan bonito, que se me fue la olla.

¿Y si nos dedicáramos más a unir?

En Sevilla llevan tiempo preparando un gran centro cultural hispano-portugués, la Fundación Magallanes, en lo que eran unos antiguos cuarteles de Artillería. Qué buen rollo.

¿Por qué no despojarnos del nacionalismo que busca fronteras donde no las hay y nos centramos en movimientos que busquen tirar las ya existentes?

Sería la más sana de las revoluciones.


Bondad

Creo que valoro más la voluntad de ser bueno que la bondad, complicada de satisfacer para los corazones imperfectos.

Me gustan estos retiros de verano, entre otras cosas, para reflexionar sobre mi comportamiento. Analizarme con la distancia de los días que ya no volverán para confirmar todo aquello en lo que me he equivocado, que ha sido mucho.

Hay cosas de mí que no me gustan y que me resulta difícil corregir; lo que no quiero, nunca, es dejar de verlo, seguir en el intento, luchar por ser mejor.

Me gusta hablarlo en cenas tranquilas de amor. Decirle a Fran lo que no me gusta de lo que hago, por escucharlo a él y por escucharme a mí.

Cuando uno intenta poner palabras a lo que siente es mucho más sencillo descubrir por dónde hay que mejorar.

sábado, agosto 03, 2024

Michelle

Se da por supuesto que el ciclo de vida viene por los amigos en la adolescencia, la pareja y los niños en el terreno medio de la madurez y de vuelta a los amigos cuando los hijos abandonan el nido.

Qué sencillo parece todo y cuántas veces no tiene nada que ver con la realidad.

El ser humano es mucho más complejo que los clichés, aunque algo de verdad pueda haber en ellos.

Lo que sí es cierto es que a una determinada fase de nuestra existencia es importante contar con un buen tejido social en el que apoyarnos y a quien querer. Incluso por una cuestión de salud mental, cuanto mayor es esa red más probabilidades tenemos de sentirnos bien.

Sí es cierto que esas redes no aparecen por ciencia infusa, sino que hay que currárselas desde muy pequeñitos.

A los amigos hay que cuidarlos tanto más cuanto menos nos necesiten, hay que quererlos incluso cuando la vida nos vaya muy bien, tenemos que pensar en ellos con toda nuestra empatía.

No vale con un mensajito de higos a brevas para decirles 'me acuerdo de ti', hay que quedar, hay que tocarse, hay que abrazar, hay que tomar cita para la próxima vez cada vez que nos digamos adiós.

Viaje a Turín

Desde que nació mi sobrino Iván, hace más de veinte años, Fran y yo nos lo hemos llevado a todos lados con nosotros.

¿Te vienes, Iván?

Sí.

No pregunta dónde, siempre dice sí. Desde que era un renacuajo.

Él sabe que tiene unos tíos Willy Fog y se apunta al carro.

Este verano, como todos desde hace muchos años, nos vamos una semana a conocer mundo. Esta vez toca Turín, donde acabamos de aterrizar, Lyon y Marsella. Su madre, él y nosotros formamos el cuarteto perfecto para perdernos, sin prisas, por calles de ciudades que descubrimos por vez primera.

En estos tiempos en los que tanto se critica, muchas veces con razón, el turismo descontrolado, yo reivindico el viaje instructivo, el de conocer otras culturas, el de expresarse en otros idiomas, el de comprobar en las propias carnes que el mundo es muy grande y tenemos mucho que aprender.

Con respeto, por encima de todo, al lugar que nos recibe y desde el convencimiento profundo de que se tiene que legislar para proteger las condiciones de vida de las ciudades que acogen al visitante.




jueves, agosto 01, 2024

Mejillones

Hay manjares, como los mejillones o las sardinas, por los que los millonarios pagarían fortunas si no fuera por lo asequibles que son.

Son comidas exquisitas que nada tienen que envidiar a una ostra o a un percebe y que, tal vez, no valoramos lo suficiente por lo fácil que es pedirlos en cualquier bar o encontrarlos a buen precio en el mercado.

Así funcionan las cosas, las ponemos en un altar cuando se vuelven inaccesibles, sin recordar la poca fiesta que les hacíamos cuando estaban al alcance de la mano.

Camarero

Nos impacientamos si les hacemos dos señales y no vienen a atendernos, sin ponernos en la piel de las horas que echan de pie cargando bandejas y aguantando presiones.

En períodos como el verano, donde los días de descanso para ellos son una quimera y las jornadas se les alargan hasta muy entrada la noche, bien haríamos en empatizar algo más con quienes nos ponen la tapa y la cerveza por delante.

La experiencia me demuestra cómo les cambia el semblante cuando a alguno de ellos les dices, de corazón, lo feliz que te hace que sea él quien te atienda.